El
pasado 30 de junio, Michelle Bachelet -ex presidente de Chile entre 2006 y
2011- arrasó casi con el 74% de los votos en las elecciones primarias, con
miras a las elecciones generales de noviembre del año en curso.
Sin
embargo, el programa de gobierno de Bachelet remite a fórmulas que pueden
resultar muy familiares para el lector, y que ya se han visto en América
Latina. No son pocos quienes advierten que el país vecino se encuentra a punto
de dar un brusco giro hacia el populismo latinoamericano.
La
ex presidente expresa en sus propuestas un número de reformas a las que cabe
prestar especial atención:
Bachelet en discurso ante comunidad chilena en Cuba |
· - Nueva Constitución: argumentando la
necesidad de la misma para no “frenar los anhelos de cambio de la mayoría” y
además poder “garantizar los derechos económicos, sociales y culturales”.
·
- Reforma tributaria: asegurando que el país debe ser más efectivo en lo que
respecta a la fiscalización, y proponiendo elevar de forma gradual en 4 años el
impuesto a las empresas desde el 20% actual al 25%. Tal reforma tendría como
objetivos “aumentar la recaudación tributaria, avanzar en equidad y mejorar la
distribución de los ingresos”.
· - Reforma educacional: la cual sería llevada
a cabo para –según sus palabras- “ver a la educación como un derecho social y
no como un consumo”. Tal reforma se expresa en cuatro pilares básicos, siendo
estos “el fin al lucro, calidad, fin de la segregación y avances hacia la
gratuidad universal”. Además, Bachelet afirmó que se crearán dos nuevas
universidades públicas regionales en las regiones de O’Higgins y Aysén.
CAMILA VALLLEJO DOWLING |
Resulta
necesario, sin embargo, observar algunas cuestiones específicas de la educación
chilena, que hoy suele identificarse con movilizaciones estudiantiles
motorizadas por jóvenes que persiguen una determinada forma de educación. En
este terreno, no podemos dejar de tener presente la popularidad y el rol que
juega la ex líder del movimiento estudiantil chileno, la militante comunista
Camila Vallejo, quien lanzó su candidatura a diputada del PC por la comuna de
La Florida (Sureste de Santiago de Chile) para las elecciones generales del 17
de noviembre. Vallejo compite dentro del pacto electoral de "Nueva
Mayoría" (coalición opositora chilena liderada, precisamente, por Michelle
Bachelet).
La
joven referente estudiantil visitó Cuba hace muy poco tiempo, donde tuvo la
posibilidad de reunirse con Fidel Castro. Declaró, con motivo del encuentro,
“valorar mucho lo que representaba Cuba y lo que ha encabezado aquél proceso
revolucionario”. Para Vallejo y la juventud comunista que representa en Chile,
"Fidel es uno de los liderazgos más importantes en el mundo, y un gran
visionario".
En
tal sentido y en el marco electoral, Bachelet elogió a Vallejo, diciendo sobre ella que "le
haría muy bien a Chile"; La joven replicó a las loas, citando que la ex
presidente es "la única que puede desplazar a la derecha que lidera al
país actualmente". Extraño: Camila Vallejo había brindado una entrevista
al diario español El País y, en aquella oportunidad, declaró que "jamás
estaría dispuesta a hacer campaña por Bachelet, ni a llamar a los jóvenes a
votar por ella".
La
preocupación en Chile y parte de América Latina coincide con las grandes
chances de que, a través de Vallejo y Bachelet, parte de las ideas comunistas
retornen a La Moneda en las próximas elecciones, arribando -junto a aquél-
iniciativas que destruyan la estabilidad política y económica cosechada por el
país desde hace ya algunas décadas.
Basta
solo con repasar algunas de las expresiones de la propia Camila Vallejo, desde
su cuenta en la red social Twitter:
*
"Hoy la ciudadanía votó en mayoría porq la Educación deje d ser un bien d consumo
y pase a ser un Derecho Social Universal..."
*
"La educación debe dejar de ser un bien de consumo para pasar a ser un
derecho social universal" y "debe ser financiada por el Estado"
(gratuita, ergo, pagada por los contribuyentes chilenos). Vallejo no disimula
una ferviente admiración por una reforma tributaria que -propuesta por
Bachelet- eleve la presión impositiva en perjuicio del sector privado para, a
posteriori, financiar políticas sociales que incluso sirvan para alimentar la
propaganda política de un futuro gobierno.
Sin
embargo, si observamos el estado actual de la educación pública en América
Latina, nos encontramos con un Estado que gasta cada vez más en educación y se
obtienen resultados cada vez peores.
Los
programas actuales plantean que una carrera puede realizarse en un promedio de
4 o 5 años, mientras abundan alumnos que completan su carrera en un promedio de
8 o 9 años, es aquí cuando cabe preguntarnos quién paga además por esos 4 años
extra de universidad.
La
propuesta de Vallejos parece invitar a la ciudadanía de su país y a sus
empresas privadas a que financien -a través de impuestos- esos costos extra. Y
que los chilenos garanticen, a la vez, la pauperización del sistema educativo:
en el ámbito de las universidades públicas, la competencia no existe, por lo
tanto no hay forma de demandar mejor calidad.
El
mes de noviembre definirá si los chilenos caen en la trampa y optan por la
senda del populismo para sumarse a la
larga lista de países. Lecciones que no deben desatenderse: no solo es
importante optar por el camino correcto; lo fundamental también es mantenerse
en él.
Antonella
S. Marty
@AntonellaMarty
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