La lucha no violenta favorece, de maneras
diferentes, la democratización de la Sociedad: Por una parte, descarta la
represión que despliegan élites en el poder con la finalidad de establecer
dictaduras, ya que no utiliza armas ni instrumentos para ejercerla; por otra
parte, sí le da elementos que le permiten defenderse y mantener la libertad
contra presentes dictadores o futuros posibles aspirantes.
Sharp enumera una cierta lista de efectos
democratizadores que derivan de la lucha no violenta:
1) La experiencia de la
lucha no violenta hace que la gente adquiera más seguridad y confianza en sí
misma, en cuanto a desafiar amenazas de regímenes dictatoriales pese al poder
que tengan para reprimir violentamente.
2) Las “armas” del desafío y la no
colaboración hacen posible el aprender a resistir controles, no legales ni
democráticos, que en el futuro pretenda imponer cualquier intento dictatorial.
3) Con la lucha no violenta se defienden libertades democráticas como la de
expresión, prensa y medios de comunicación libres, organizaciones
independientes como las ONG, el derecho a manifestar y protestar a través de
los medios y, en las calles, desafiar controles represivos.
4)
Contribuye, de manera importante al mantenimiento y fortalecimiento de
grupos e instituciones independientes de la sociedad que son fundamentales para
la democracia, pues movilizan las capacidades de poder de la población y le
imponen límites al poder de cualquier aspirante a dictador en potencia.
5)
Ofrece métodos para que la población y las instituciones independientes puedan,
para defender la democracia, restringir o negar recursos de poder a la minoría
gobernante y amenazar su propósito de
ejercer la dominación.
Complejidad de la lucha no violenta.
La lucha no violenta, como hemos visto, “Es
una compleja técnica de acción social que comprende una multitud de métodos,
una serie de mecanismos de cambio y unos requisitos conductuales específicos.
Para que resulte efectivo, especialmente contra una dictadura, el desafío
político requiere preparación y planeación. Los probables participantes tendrán
necesidad de comprender qué se espera de ellos. Hace falta que haya recursos
disponibles. Los estrategas tendrán que haber analizado cómo se puede aplicar
la lucha no violenta con más efectividad.” El autor, en lo siguiente plantea la
necesidad de la planificación estratégica.
Necesidad de la Planificación Estratégica.
Antes, casi nunca estas luchas no violentas
se planeaban; eran si acaso, accidentales, pero eso ha cambiado sustancialmente
en el reciente pasado. No obstante que
las acciones anteriores han variado, a menudo, se han incluido siempre
nuevas brutalidades, como arrestar o asesinar a personas tenidas en alta
estima, políticas o regulaciones represivas, escasez de alimentos, faltar el
respeto a creencias religiosas o celebrar aniversarios de acontecimientos
relacionados con la dictadura.
“Aunque la espontaneidad tiene algunas cualidades
valiosas, a menudo ha ofrecido desventajas. Con frecuencia los de la
resistencia democrática no han previsto las brutalidades de la dictadura.”
Sobre esto, el autor hace referencia a tipos de subversiones que, generalmente,
fueron esfuerzos fracasados:
“A veces una acción específica de parte de la
dictadura ha enfurecido a la población de tal manera que ésta se ha precipitado
a la acción, sin tener la menor idea de cómo podía acabar la insurgencia. Otras
veces, un individuo valiente o un pequeño grupo, puede haber iniciado una
acción que atrajo apoyo. Un malestar específico puede ser reconocido por otros
como semejante a las injusticias que ellos han experimentado, y éstos también
podrán, en consecuencia, sumarse a la lucha. A veces un llamado a la
resistencia por parte de un pequeño grupo o de una persona puede encontrar
inesperadamente una inmensa acogida.” En casos
como estos, la resistencia siempre se desploma porque no ha sido
previsto el poder y las brutalidades de las dictaduras. Pero, por sobre todo,
sin planificación alguna por parte de los demócratas las decisiones cruciales
quedan al azar, con resultados fatales. También, aun si la dictadura ha sido
derribada, por no haber planificación alguna para manejar la transición, surge
una nueva dictadura tal vez peor. Esta última observación es muy importante en
presente que estamos viviendo.
Planificación realista.
Pese a la importancia que tiene la reacción
popular no planificada, dice Sharp: “ya es posible calcular los modos más
efectivos de dar al traste con una dictadura, determinar cuando la situación
política y el sentir popular están maduros, y cómo decidir la manera de
comenzar una campaña. Se requiere un juicio muy cauto, basado en un cálculo
realista de la situación y de las capacidades del pueblo, para seleccionar la
manera más efectiva de conquistar la libertad en tales circunstancias.”
¿Qué es planificar una estrategia? Nuestro
autor responde así: “quiere decir calcular un curso de acción que hará factible
pasar de una situación presente a un futuro deseado. En los términos de esta
discusión, significa pasar de la dictadura a un sistema democrático en el
futuro.”
El
plan supone una serie de distintas etapas de campañas y otras acciones y
actividades que se diseñan y organizan para fortalecer a la población y
debilitar la tiranía. Es importante tener muy presente que no solo se trata de
liquidar la dictadura, sino de establecer el sistema democrático. Si no se
trabaja en ese completo sentido habrá siempre el riesgo de caer bajo el poder
de otro tirano. Es necesaria, entonces, “una meticulosa planificación
estratégica antes de actuar.” De no hacerlo así lo más probable es el fracaso.
Pero el aviso anterior es porque ocurre con frecuencia, como lo expresa Gene
Sharp, que la mayoría de los miembros de un grupo democrático “no entiende la
necesidad que hay de planear o no están acostumbrados o capacitados a pensar
estratégicamente. Esta es una tarea difícil. Constantemente acosados por la
dictadura y agobiados por sus responsabilidades inmediatas, los líderes de la
resistencia no tienen ni la seguridad ni el tiempo para desarrollar las
destrezas de cómo pensar en base a lo estratégico.”
Si sólo se responde reaccionando contra las
acciones y actos de la dictadura, los opositores estarán constantemente a la
defensiva manteniendo lo poco que han alcanzado en el terreno de libertades
siempre limitadas, mientras la dictadura sigue avanzando en sus planes
totalitarios. “El compromiso con los objetivos humanitarios y la lealtad a los
ideales son admirables pero inadecuados para acabar con una dictadura y
conquistar la libertad.”
Es menester, entonces, prescindir de quienes,
egoístamente, sólo hacen lo que creen que deben hacer; o quienes tienen ideas
“geniales”, y a quienes buscan la violencia o tienen ideas brillantes. También
hay quienes piensan en una planificación inmediata o a corto plazo pero no
visualizan el futuro.
Todos estos personajes resultan fatales, pues “Aunque no
lo admitan nunca, ni lo reconozcan jamás, sus acciones a sus propios ojos estarán
desprovistas de esperanza.” A partir de ahí, para todos ellos “la planeación de
una gran estrategia a largo plazo no vale la pena.”
“Desafortunadamente, porque rara vez se
desarrollan planes estratégicos amplios para la liberación, las dictaduras parecen
ser más duraderas de lo que de hecho son. Sobreviven por años y décadas más
allá de lo que podría ser el caso.”
Pedro Paúl Bello
ppaulbello@gmail.com
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