La justicia no solo deberá ser atribuida a
situaciones tribunalicias, policíacas o del mal por el bien. Es en realidad una
realidad cultural inherente a los pueblos que remite a grandes eventos que van
desde el nacimiento hasta la vejez, del respeto al entorno hasta el
establecimiento con el diario vivir de una economía sustentable. Es Justicia la
cimiente del vivir y actuar de la naturaleza humana.
Cuando esta no se establece o se pierde en el
tiempo, tales aires que impregnan la vida cotidiana, logra de forma
desconsiderada atribuirse a quienes son
los que menos son responsables de tal evento,
que son los ciudadanos de la calle. Pobres o ricos que padecen por igual tan
injusta acción de parte de quien administra el estado en una Nación. De quien
por cierto reciben imposiciones de los deberes constitucionales, pero nunca de
los derechos de vivir en un ambiente de
Justicia.
Presentimos que la cultura de la sumisión, de
la cotidianidad y la indiferencia de este factor social están dejando en los
ciudadanos una indiferencia tal, que visualizarla en la Nación es ya un asunto
de otros y no del pueblo de vivirla; más aun de exigirla para las familias y
las comunidades. Es grave, claro que sí. Plantearnos este tópico en el suelo
Patrio es urgente, menos todavía inaceptable que el tema de la justicia este en
boca de quienes desde hace mas de una década la predica y no la entiende como
factor social.
Un gobierno que toma para sí la Justicia,
logra romper los factores que de por sí componen esta cultura y termina en
corromperse. Convirtiéndola en la más dura y sanguinaria armadura para el control
social. Es así que esta pretendida “Justicia” de gobierneros, es profanada como
un instrumento del Estado y no un privilegio de la sociedad. Dura realidad que
nos trae a la sumatoria del complejo social, más pobreza y miseria, que
empobrece el entorno, el desarrollo social y una economía nunca sustentable.
Si bien, logramos detectar esta realidad en
países que nunca consolidaron esta cultura en sus tiempos, caso de Cuba con más
de ochenta años de miserables dictaduras, Haití, entre otros. No es el caso de
Venezuela, que con la perfectibilidad de las formas de vida, las libertades
lograron anidar en el corazón del pueblo y no logran asirse a otras formas de
vida, sin rechazo y acciones en contra. Es así, como el camino a una justicia
cultural busca consolidarse sobre las barreras gubernamentales.
Finalmente la Justicia se convierte en un
tema fundamental en la dinámica social, lo que conlleva el compromiso
ciudadanos, Familiar y social de convertirse
en un objeto de lucha e su restauración. Siendo esta tarea tan difícil
que logra de forma práctica en convertirse constantemente en una batalla para
el pueblo y una gran molestia para los gobernantes. Por lo cual, la aseveración
del mexicano Emiliano Zapata se convierte en un lema de vida a los pueblos,
“Cuando no existe Justicia para el Pueblo, que no haya Paz para el Gobierno”.
joseponschene@hotmail.com
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