Lo
irreversible de verdad es que cada vez más pobres no son chavistas
El
asombroso resultado electoral, virtual empate entre Capriles y Maduro, sin
abstención, es producto del más espectacular quiebre del discurso de Hugo
Chávez y de su sociología. Si las primerísimas palabras de Maduro luego del
anuncio de las rectoras son verdad, que la burguesía y su candidato (sic)
habían sido derrotados, resulta que Venezuela es el país emergente con más
clase media del mundo, un país con más potentados que Arabia Saudita y con una
composición social semejante a Munich. Obviamente, tal maravilla no es cierta.
¿O sí?
Grosso
modo, las clases A y B en Venezuela representan el 20% de la población, digamos
que todo ese porcentaje es la clase media. El sector C, clase media baja,
pobreza moderada, es el 38%; el segmento D es el resto, 42%, los más pobres.
Asumiendo que la clase media es toda burguesa, escuálida en los términos
despectivos que puso de moda Chávez, falta 30% de la población para llegar al
voto de la extrema derecha que según el pajarito pío es la oposición. Entonces,
al menos la mitad de los pobres del país votaron por Capriles. Aquí viene el
descalabro mayor de este gobierno de “mientras tanto”: esa mitad son clase
media porque a eso aspiran, y la clase media jamás podrá aceptar el discurso
chavista.
La
tendencia más fuerte en América Latina, como acaba de reafirmar entre miles un
extenso estudio del Banco Mundial, es el ascenso vertiginoso de la clase media
debido a la década ganada 2000-2010: baja inflación, aumento de las
exportaciones, políticas redistributivas ligadas a la educación (el modelo
Cardoso copiado por el mercader Lula). Todos estos estudios afirman que esa
tendencia es obviamente una realidad económica, pero también un fenómeno
cultural, que llega mucho más lejos que las clases A, B y C. El aumento
impresionante de la educación y salud privadas en todo el continente, galáctico
en Venezuela, es la prueba más clara, una realidad para ese sector, pero la
primera aspiración, el objetivo primordial de los esfuerzos familiares de
muchos de los más pobres.
Valores
familiares, otro carácter básico de esa clase media que ya es culturalmente la
mitad de Venezuela. Más exactamente, el apoderamiento de la mujer y la
cooperación del marido en el cuidado y manutención de los hijos. No un cariño
por los hijos al estilo “día del padre”, sino familias con dos ingresos mensuales,
dos personas para llevar a los hijos a la escuela, más posibilidades para la
mujer trabajadora. A nadie escapa que son las mujeres de esa clase media, tanto
económica como cultural, las más beligerantes opositoras.
El
pasado 7 de abril se produjo una confusa situación en Ciudad Caribia, con una
persona fallecida y la destrucción por una poblada de varias patrullas y el
módulo de la Policía Nacional. “Aquí la mayoría de la gente es de Federico
Quiroz (… ), Blandín y más recientemente trajeron gente de Guarenas, pero hay
un grupito de gente que son los que ‘molestan’ a toda hora y la gente está
harta, pero les tiene miedo” dijo una vecina. Esa es la típica idiosincrasia de
la clase media, convivencia pacífica, tranquilidad, seguridad. Que esa sea la
mayoría en la primera ciudad socialista, fundada entre bombos y platillos por
el mismísimo Hugo Chávez, no sorprende a la luz del resultado electoral. Hasta
los efectos de las políticas chavistas conspiran contra el voto del gobierno.
Lo
irreversible de verdad es que cada vez más pobres no son chavistas.
glinares@cjlegal.net
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