A mis nietos que durante toda su
existencia han soñado con otra Venezuela
y que en la noche larga de fracasos que
vive el país me pidieron que escribiera un sueño de esperanza.
Mis nietos son apenas un achaque, porque como padre y como maestro tengo la
obligación de soñar otro país para mis hijos y para mis alumnos que representan
la patria nueva.
En esta madrugada de lunes al iniciarse la
semana luego de este esperanzador domingo de Abril, después de una interminable
jornada consideré necesario recordar que Venezuela está convulsionada, que
quienes administran el país lucen agotados y que la patria reclama nuevos
compromisos.
Muchachos… Vamos a luchar… Vamos a seguir
soñando.
Muchachos… Ustedes pertenecen a una estirpe
de grandeza; esta no es hora para
rendirse, ni es momento para el desaliento, ni es tiempo para el cansancio. En
momentos dramáticos en los cuales el orgullo democrático y civilista se
encontraba cercado y la amargura tapiaba la inmensa capacidad de ternura que se
requiere para mecer la cuna de los nuevos
tiempos, ese paisano terrible que utilizó el pseudónimo de Pio Gil,
escribió unos breves versos que plasmaron el dibujo de la patria. Con palabras
que decía ayer Pedro María Morantes, pero que tienen total vigencia aseguró:
«El manchego adalid ya no galopa / del honor por el áspero sendero / solo
marcha triunfante sobre el rucio / camino de la feria el escudero». Para decirlo con Pio Gil: «Es el triste
reinado de los Sanchos / la alforja vale más que la presea / y la patria,
esperando a sus Quijotes / parece una olvidada dulcinea»
Muchachos… Nuestro sueño y el de Ustedes debe
ser que Venezuela se convierta en una inmensa aula universitaria, sin más
límites que el viento y el fervor donde los venezolanos sin distingos de
ninguna clase aprendan patria y que su compromiso con los problemas de la gente
común sea su vocación primera.
Muchachos… En este camino vamos a encontrar
obstáculos. En este peregrinar por la libertad necesitamos transitar por el desierto,
porque cuanto más elevada sea la inteligencia, más apta es para la lucha y esa
lucha es sufrimiento. «Cuanto más noble sea el corazón, más propenso será para la indignación, que es sufrimiento;
cuanto más poderosa sea la voluntad, más inclinada será para la lucha, que es
sufrimiento. Los hombres superiores siempre han tenido el talento de no ser
felices»
En esta hora menguada de Venezuela, le
corresponde a la muchachada de la patria el deber de mostrar su disconformidad
y su rechazo a la ciega obediencia y a la adulación a la autoridad. La gran tragedia nacional se manifiesta en el
servilismo. «El servilismo produce el despotismo, y el despotismo genera
servilismo. Si no hubiera déspotas, no habría serviles. Si no hubiera serviles,
no habría déspotas»
Muchachos… El desastre no ocurre en lejanos
territorios… El desastre ocurre en esta tierra que los vio nacer, pero no es
tiempo para hundirse en la depresión, ese es un lujo que no nos corresponde.
Esta es la hora para hacernos responsables del dolor del otro, este compromiso
nos colocará por encima de la fatalidad de la historia. Reiniciemos la marcha
para generar el cambio arriesgándonos en experiencias profundas de amor y
solidaridad.
«El fuego mismo de los dioses, nos empuja a
seguir adelante. Vengan miremos los espacios abiertos y busquemos lo que nos
pertenece por lejano que esté».
Muchachos… La resignación no es cristiana, lo
cristiano es la esperanza… No olviden que donde la resignación ve murallas, la
esperanza abre trochas, senderos, veredas, calles, carreteras y autopistas.
Muchachos… A luchar… Ustedes perderán la juventud el día que dejen de soñar con el
paraíso en la tierra, un paraíso para todos. Ustedes perderán la juventud el
día que desprecien a los utópicos, a los
que siguen soñando… Vamos a seguir soñando.
Email: felipeguerrero11@gmail.com
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