El 14ABRIL13 subirá el telón de un nuevo
ciclo de fraudes y violaciones generalizados de los Derechos Humanos, que
exigiría una arremetida extrema de la represión del colectivo con el propósito
de consolidar nuestra esclavitud definitiva.
El origen del 14ABRIL13 estaría en el
2FEBRERO1999, en el muy cuestionado Decreto No. 3 de la presidencia de Hugo
Chávez para iniciar el proceso de la convocatoria de la Asamblea Nacional
Constituyente-ANC, frente al inexistente rechazo de parte de la mayoría
conformada por la oposición de los representantes populares directos y de los
de los estados, representados por los presidentes de la Cámara de Diputados
Enrique Capriles y del Senado y del Congreso Nacional Coronel Luis Alfonso
Dávila, proceso que determinaría posteriormente la instalación de la ANC el
15AGOASTO1999, con la inmediata disolución del Poder Legislativo y el
sometimiento de la misma y de los restantes poderes públicos al Poder
Ejecutivo.
El 14ABRIL13 la MUD y su
“candidato-gobernador” del Estado Miranda, también manchado y comprometido por
haber sido proclamado por el Consejo Nacional Electoral-CNE de forma
sistemática e ininterrumpida a partir del año 2000, anunciarán el “triunfo” por
“elección popular” del “candidato usurpador” de la Presidencia, consolidándolo,
al promoverlo desde la condición recibida por la vía “hereditaria” el
8DICIEMBRE2012 en la corta visita a Venezuela del gran
golpista-usurpador-presidente durante el período 2003-2012, cuya defunción habría
sido anunciada el 5MARZO2013, trasladando a su vez el centro estratégico de la
campaña “electoral” durante más de un año desde “el cáncer” hacia “el difunto”,
para elevar al “usurpador-candidato” a la categoría superior de
“usurpador-elegido” por el pueblo y representante local del régimen de
VENECUBA.
Este acto consolidaría la neutralización
definitiva de la influencia nacionalista y el acceso al Poder Ejecutivo
Nacional, en beneficio de los intereses de Cuba, de los militares del MBR200,
4FEBRERO y 27NOVIEMBRE1992 y del resto de los miles de militares activos y
retirados distraídos tras las zanahorias de sus gobernaciones, alcaldías,
burocracias en todos los poderes públicos y en los grandes negociados
“boliburgueses”, quedando Venezuela bajo la ocupación militar y política
definitiva ejercida por mercenarios de diverso origen, milicianos, y
administrada por los demás representantes de Cuba “elegidos” y designados
localmente.
En la base de la tragedia se encuentra el
fraude sistemático electoral transformado, por su condición de permanente y
continuado, en crímenes de lesa patria y de lesa humanidad, tanto por la
ilegalidad e ilegitimidad de tales actos como y sobre todo, por las
consecuencias objetivas de la gestión de autoridades usurpadoras de los poderes
públicos proclamadas por el CNE, templo mayor y verdadero del crimen organizado
transnacional.
La lista de violaciones es muy larga y no
distingue entre civiles o militares: el arribo al récord de más de 20 mil
asesinatos por año, totalizando más de 170 mil a partir de 1999; la
estimulación de la corriente emigratoria antes desconocida hasta centenares de
miles de personas y miles de exiliados; el hostigamiento y la persecución de
millones de residentes mediante la lista del “apartheid criollo”, así como el
secuestro de decenas de miles de demócratas en los antros del “gulag criollo”
de la estructura denominada cínicamente “judicial”.
El otro aspecto oscuro que muestra la
profundidad de los crímenes registrados, se derivaría de las consecuencias de
la asociación de Venezuela con Cuba, consolidando la asociación del régimen
venezolano con la subversión continental y mundial, el narcotráfico, la
industria ilegal de armas, la legitimación de capitales, el crimen organizado
transnacional y con las naciones y gobiernos considerados forajidos por la
comunidad internacional.
Esta opereta electoralista del 14ABRIL2013 se
habría iniciado con el acto más reciente en la campaña para elegir un candidato
de las “oposiciones” el 12FEBRERO2012, para “relegitimar” por cuarta vez al
usurpador de la presidencia el 7OCTUBRE2012. Los partidos políticos
representantes de la minoría de venezolanos y de espaldas a las mayorías,
mediante ese bochornoso acto, declararon su asociación definitiva con el
régimen cuando legitimaron y promovieron al antro-CNE como garante de la
voluntad de los demócratas venezolanos. Acto insólito, si consideramos la tarea
imposible, más bien opuesta y completamente demostrada como la institución
administradora de voluntades virtuales y del fraude político-electoral.
Para ilustrar la magnitud desproporcionada
del desvarío colectivo al someterse al Sistema Electoral del CNE, podríamos
argumentar que, aún en condiciones técnicas cuasi perfectas, es decir, ante la
presencia de desviaciones aceptables en las más de 100 diversas etapas de un
proceso electoral, aunque en realidad todas admiten su manipulación de forma
sistemática y sin dejar trazas, ya tan sólo las condiciones nacionales e
internacionales “externas” nos impedirían su convocatoria, debido a la
inexistencia de Estado de Derecho, la censura y autocensura de los medios y la
multitud de las evidencias que nos confirmarían el estado de terror y confusión
generalizado prevaleciente en la sociedad, además de la certeza de que ante
cualquier modificación fraudulenta y burda de los resultados, no existiría
capacidad alguna institucional ni colectiva para denunciar u oponerse al
fraude, ni mucho menos para desconocerlos u obtener rectificación alguna.
Observemos, por ejemplo, la administración
del anuncio de la defunción y de la exhibición del propio cadáver del
usurpador-presidente, la expresión muy sentida del luto de la inmensa mayoría
del colectivo de la ex nación y notable también en el mundo, estimulando hasta
la euforia las muestras de las simpatías populares en sus diversas expresiones
de pesar, manteniendo el féretro exclusivamente bajo la protección de las zonas
militares, en la Academia Militar expuesto y visitado día y noche,
transmitiendo en cadena nacional de televisión durante más de 10 días y luego
trasladado al “Museo Histórico Militar”, mientras que al mismo tiempo, habrían
sido ahogadas con el miedo y el terror cualquier manifestación espontánea de
júbilo de parte de muchos millones de venezolanos, quienes erróneamente percibirían
al igual que sus simpatizantes, que tal defunción representaba una posibilidad
verdadera para la transición política o para la caída del régimen.
Las celebraciones sólo se producirían en
algunas ciudades del exterior con alta población de inmigrantes venezolanos, en
naciones que ofrecen garantías plenas para la libertad de expresión. Mientras
que en Venezuela el régimen se escandalizaba y amenazaba a los cuatro vientos,
señalando como ofensiva y criminalizando la legítima y natural manifestación espontánea
de los millones de venezolanos víctimas del régimen, con el propósito de anular
cualquier manifestación diferente de la “adoración” del difunto convertido en
mito.
No sorprende ni se podría esperar menos de
las “oposiciones”, ya no sólo cómplices sino socias conformando el régimen,
contribuyendo a impedir toda manifestación pública que demostrase el verdadero
sentimiento de júbilo apresado en multitudes del colectivo, mediante el
argumento de impedir más violencia, que habría que reconocer como válido,
frente al clima de polarización promovido por cada extremo y la represión
promovida por el régimen, impidiendo la necesaria y legítima separación de las
dos condiciones del difunto, primera la del hijo, padre, hermano, abuelo, amigo
y líder carismático de una nación, cuya desaparición dolía profundamente, y
segunda la del usurpador de la presidencia, el traidor a la patria y criminal
que se mostraba actuando abusivamente ante la televisión violando “in fraganti”
de manera pública, notoria y comunicacional diversos derechos humanos y como
único o principal responsable directo de diversos crímenes contra la humanidad.
Estas mismas características las habría
mostrado la gestión del “candidato-usurpador” de la presidencia, durante su
desempeño durante los más de 6 años al frente de la Cancillería y sobre todo,
durante los 90 días que habría desaparecido de la escena el
“presidente-golpista-usurpador”.
A pesar de que el ejercicio del voto dejó de
ser una obligación para transformarse en un derecho a partir de 1999, quienes
asumimos la postura legítima pero también lógica y digna de rechazar la
participación en los fraudes electorales, por una parte evadiendo la
complicidad y cohonestando horrendos crímenes y por la otra, debido a su
absoluta incapacidad práctica para mostrar la verdadera voluntad del colectivo
en razón de la manipulación intensiva del Sistema Electoral, diseñado y
administrado más bien hacia el resultado virtual que determine el régimen,
seguiremos siendo los únicos exonerados del crimen de haber cohonestado y
legalizado un régimen que nos devuelve de forma irreversible a la más primitiva
época de las cavernas.
Tanto en el “Referéndum Constitucional” el
2DICIEMBRE2007 como en las elecciones de alcaldes y gobernadores el
23NOVIEMBRE2008, anunciamos la urgencia
que tendría el régimen y sus “oposiciones” de ofrecer “triunfos” electorales a
las “oposiciones” con el propósito de entusiasmar la participación electoral
del colectivo, muy decaída después de las frustraciones por los escándalos de
los fraudes del Referéndum “Ratificatorio” de Hugo Chávez del 15AGOSTO2004,
récord nacional de participación, y por los de la “elección” de los diputados a
la Asamblea Nacional “monocolor-roja” el 4DICIEMBRE2005, récord nacional de
abstención, traicionados ambos por los “políticos de las oposiciones”, quienes
concelebrarían con el régimen tales fraudes haciéndose elegir posteriormente
gobernadores, alcaldes, diputados a la Asamblea Nacional, parlamentos Andino y
Latino, concejeros municipales y miembros de los consejos legislativos y de las
juntas parroquiales.
No bastaría, sin embargo, con sólo “salvar
nuestra responsabilidad” despreciando y denunciando tales actos, tampoco con
solicitar “condiciones” imposibles materialmente de instrumentarse; quedaría sólo
la obligación de activarse para denunciar en la clandestinidad de la censura y
autocensura de los medios e instituciones, la complicidad y asociación con el
régimen que asumen de forma patética quienes cohonestan la traición a la patria
participando en cualquier aspecto del Sistema Electoral del CNE, en sus
campañas “electorales”, como administradores, promotores, técnicos,
simpatizantes, observadores, representantes y sobre todo como candidatos,
cómplices y socios todos del mayor fraude de la historia de Venezuela,
consolidando su desaparición definitiva como nación así como la esclavitud de
nuestros descendientes.
romulolares@yahoo.com
Rómulo Lares Sánchez.
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