La inhabilitación presidencial es cuestión de
tiempo. Desde diciembre, Hugo Chávez designó su sucesor y eventual candidato.
Por su parte, la Mesa de Unidad Democrática discute desde el pasado domingo
sobre “un candidato preventivo”.
Antes, en el punto 12 del Manifiesto del 23 de
enero, habían dicho, con carácter de juramento, que “si se precipitará un nuevo
proceso electoral presidencial garantizamos que por la vía del consenso
presentaremos un candidato unitario para encabezar un Gobierno de Unidad
Nacional”. Asimismo, en el punto 11, la dirigencia democrática se comprometía a
la “lucha contra el obsceno ventajismo y por condiciones electorales equitativas,
en la ruta democrática que transitamos por convicción. Para escoger libremente
y en condiciones de igualdad a nuestros gobernantes enfrentamos denunciamos, y
derrotaremos los abuso que empañan los procesos electorales”. Asimismo, la
Junta Patriótica en su Manifiesto de instalación advertía que “si la decisión
mayoritaria de las fuerzas democráticas de la nación es participar de nuevo en
un proceso eleccionario, luchará con el pueblo hasta lograr un sistema
electoral transparente y un Consejo Nacional Electoral equilibrado y respetuoso
de las leyes y la voluntad popular. Es imperativo depurar el Registro Electoral
Permanente y elegir a los nuevos rectores del CNE”.
Entendemos que el compromiso asumido por la
dirigencia democrática con los venezolanos supone la revisión de la estrategia
electoral exclusiva e incondicional que solo ocasionalmente ha permitido la
victoria popular. Creemos que frente a una dictadura, con un proyecto
totalitario en marcha, participar electoralmente de manera incondicional y sin
la transparencia necesaria es, para decir lo menos, una ingenuidad de
gravísimas consecuencias. A una dictadura para derrotarla comicialmente y
desalojarla del poder es indispensable obligarla a aceptar condiciones
electorales que permitan expresarse en las urnas a la mayoría democrática, así
como a reconocer la derrota. Para obligar a la dictadura es necesario derrotar
el miedo, un claro deslinde del régimen, la movilización popular permanente y
la unidad nacional efectiva y afectiva, entendida como consenso incluyente, que
pasa de electoral a unidad política y programática.
La vía electoral es el único camino cuando de
una democracia se trata, pero puede ser absolutamente inconveniente cuando hace
imposible derrotar a la dictadura. Es necesario transitar otros caminos que
pueden ser tan democráticos como el electoral y que conjuntamente con éste,
paralelamente o incluso desechando las elecciones, permitan efectivamente salir
del régimen de facto en el menor tiempo al mínimo costo posible. Participar en
las elecciones de una dictadura solo tiene sentido si es para triunfar o para
desenmascararla y avanzar en su derrocamiento.
rafidiaz2000@yahoo.com
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Por fin Dios mío hay alguien con la mente clara. Gracias Sr. Díaz, gracias.
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