La incertidumbre crece y se convierte en
misterio. Las explicaciones más que aclarar oscurecen. Información y
Constitución se han convertido en nuestras primeras necesidades
Nos gobierna la incertidumbre. Pareciera que
aquel personaje estrambótico de las aventuras de Batman y Robin-"el
acertijo"-hubiera tomado las riendas de nuestro destino político. Su
estrategia de acción, un tanto macabra, consistía en enfrentar a sus
potenciales víctimas con la resolución de un determinado acertijo. Si lo
resolvía podía salvarse de la celada, de lo contrario moriría en la emboscada.
La forma como ha sido manejada la enfermedad
del Presidente de la República y su ausencia del cargo, ha convertido al
gobierno en un ente abstracto, confuso, con varias cabezas, bajo la supuesta
justificación constitucional, de la "continuidad administrativa." Si
tuviéramos en el país una real separación de Poderes Públicos, en donde cada
uno de ellos en su rama respectiva ejerce una direccionalidad plena de los
asuntos de su competencia, quizás la crisis del Ejecutivo pudiera sobrellevarse
en los hombros de ellos. Pero resulta que en Venezuela, se ha estructurado un
régimen político dependiente totalmente del Poder Ejecutivo Nacional y éste se
ha ejercido personalísimamente por quien lo ha detentado en los últimos años.
De tal manera que ausente el presidente Chávez de la escena, no sólo el
gobierno sino el Estado entero pareciera caminar sin rienda.
La salud del presidente Chávez se ha manejado
en el más estricto secreto, disfrazándolo con comunicados oficiales que nos
dejan con más duda que información. La consecuencia lógica ha sido la
proliferación de todo tipo de rumores que oscurecen más la incertidumbre. Como
además, la cúpula del poder político optó por manejar la crisis fuera de lo
pautado en la Constitución, quitando la hoja de ruta para este tipo de casos
excepcionales, se nos ha obligado a vivir adivinando qué ocurrirá en el corto y
mediano plazo, haciendo uso del único supuesto posible que es ponerse en la
cabeza de los que manejan los hilos del poder y sus intereses. Nos hemos vuelto
expertos en construir escenarios en base a hipótesis y vaticinios. El deporte
favorito de la vida nacional es jugar al acertijo.
Es un derecho ciudadano, constitucionalmente
establecido, contar información oportuna y veraz de todos los órganos del
Estado. Este derecho, entre otros, garantiza que el poder se distribuya equitativamente
porque permite un ejercicio real de participación en pie de igualdad, se
favorecen también las posibilidades de cooperación constructiva de la sociedad
en la resolución de los problemas que a todos nos aquejan.
La incertidumbre crece y se convierte en misterio. Las explicaciones más que aclarar oscurecen. Información y Constitución se han convertido en nuestras primeras necesidades.
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Padre Francisco, en realidad, la única incertdumbre que tenemos es: cuán doloroso será, restablecer el orden constitucional y la gobernabilidad.
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