Al ganar las elecciones del año 2006, el
presidente Chávez expresó que quienes habían votado por él, lo habían hecho por
un régimen socialista. Es a partir de ese momento que se declara convicto y
confeso, como seguidor de Marx, aclarando que nunca lo había leído, analizado,
ni entendido, pero decide que a partir de ese momento va a transitar la ruta marxista.
Atrás quedó su propuesta de encarnar la
tercera vía, que propulsara el Primer ministro Ingles Blair, o su enamoramiento
de Mao. La nueva ruta era la socialista impuesta por Lenin a través de la colectivización de la tierra,
para que esta fuese de todos por igual, o mejor conocida como la de la proletarización
de la sociedad en la que todos fuesen iguales, con los mismos deberes y
derechos.
A partir de ese momento empezó la
expropiación de los bienes inmuebles de los hacendados, agricultores y
empresarios, de los dueños de capital, de los explotadores de los trabajadores,
para revertirle a los ciudadanos tierras para que la cultivaran y sembraran en
la modalidad del conuco, con la
finalidad de lograr el desarrollo endógeno para los hijos de la patria de
Bolívar.
Como el camino al infierno está preñado de
buenas intenciones, observamos que esas iniciativas del gobierno no estuvieron
acompañadas de planes, programas y proyectos, al extremo que el presidente tuvo
que reconocer en su campaña electoral la desorganización del gobierno y
prometió que para su gestión a iniciarse en el 2013, iba a crear el Ministerio
el seguimiento a la gestión pública a fin de subsanar esa falla y tratar de ser
eficiente en las políticas públicas a implementarse a futuro.
Hoy estamos en el primer mes del año 2013, y
el Banco Central de Venezuela acaba de
emitir el primer reporte acerca de los
índices de producción de los rubros agrícolas básicos para el consumo de los ciudadanos venezolanos, mediante el
cual reconoce la caída de la producción en harina de maíz, arroz, aceite, leche, azúcar, mantequilla, carne bovina, sardinas,
entre otros.
Esto no es raro en un país en cual el
gobierno con esa filosofía socialista, todos los días arremete contra sus modos
y medios de producción. Basta hacer un viaje por la autopista regional del
centro y observar como los tablones de caña de azúcar producidos en los
fértiles Valles de Aragua fueron arrasados para y que sembrar hortalizas por
núcleos endógenos, igual cosa se ve cuando usted va para San Felipe, en el
estado Yaracuy, cuya producción de azúcar estaba por el orden del 20%, de la
producción nacional, o por el Valle del Turbio, en el Estado Lara y del
Complejo Azucarero Ezequiel Zamora, en Sabaneta de Barinas, queda solamente el
recuerdo, a pesar que la inversión hecha
en el ronda el billón de bolívares.
De igual
manera Hatos como El Charcote y La Marqueseña, entre otros, cuya
producción de carne y de leche alimentaban a los ciudadanos de este país, no a
sus dueños, fueron destruidos mediante el novedoso “Método Chaz”. Y si revisamos la
situación del sur del Lago de Maracaibo, en la cual se daba la mayor cuantía
productiva de plátanos en el país, también fueron quitados a sus dueños y
entregados a empresas rusas, que solo conocían las matas de plátanos mediante
fotos.
Ese empeño destructivo se percibe cuando este
gobierno que quiere preservar al planeta, eliminó la pesca de arrastre y
convirtió a los
puertos del país en cementerios de barcos pesqueros. Los mejores
testimonios de esta política se aprecian
en Puerto Sucre y Guiria en el estado Sucre y en Paraguaná en Falcón.
Por eso es que en los últimos meses
apreciamos el desespero de la población venezolana haciendo colas para comprar
en los negocios los alimentos de primera necesidad, de una manera racionada
como se hace en los países socialistas, porque en el afán del gobierno de
querer controlar todo, no permite que la libre empresa compita y produzca
bienes y servicios, porque eso es un mal del capitalismo.
Muchos de quienes me están leyendo deben recordar cómo
se compraban los bienes y alimentos hace 15 años en Venezuela, no había necesidad de hacer cola y no se
racionaban ni los alimentos ni el papel toilette, ahora si porque estamos en la
patria nueva del socialismo del siglo XXI.
Winston Churchil, como gran visionario que
era lo dijo: El Socialismo es la manera más perversa para destruir la economía
y distribuir de manera igualitaria la
pobreza y la miseria, y eso es lo que ha pretendido hacer hasta ahora el
gobierno socialista de Hugo Chávez en Venezuela.
En las manos nuestra esta impedir la
destrucción de Venezuela.
rubencontrerasg@gmail.com
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Durante el tiempo que laboré en The Miami Herald tuve la suerte de compartir con intelectuales y periodistas de primera línea del exilio cubano como Carlos Alberto Montaner, Mirta Ojitos y Andrés Reynaldo. De este último nunca olvidaré una frase: “la “jama” (el hambre) es uno de los mejores instrumentos de control político”, dijo Reynaldo. “Mientras mantengas a un pueblo con la mano extendida pidiendo limosnas y el gobierno el único en proveerlas tendrás un pueblo dócil sin voluntad de cambiar esta situación”.
ResponderEliminarEsto es parte de una artículo en mi blog titulado "La institucionalización del hambre", escrito en diciembre de 2011. Para seguir leyendo ir a este enlace: http://masalladegutemberg.blogspot.com/2011/12/la-institucionalizacion-del-hambre.html