“Nadie está más condenado a la esclavitud sin esperanza, que aquellos que falsamente creen ser libres.” Goehte
La semana pasada, después de la publicación
de mi segundo artículo “Revolución
Liberal para México,” recibo un mensaje de Eugenio Elorduy, compañero de
estudios en el Tec de Monterrey, ex gobernador de Baja California, exitoso
empresario y, sobre todo, gran amigo y
hombre de pensamiento profundo.
Me pregunta ¿ahora que sigue? Le respondo
recordando nuestra época de estudiantes cuando aprendimos el proceso
administrativo de: Planeación, Organización, Ejecución y Control. Hay que
trabajar para lograr un cambio de actitud de los mexicanos….y me revira.
“Mi
querido Chero;
Gracias por tu respuesta; a reserva de leer
lo que propones, te comento, y estoy seguro tomarás en cuenta la realidad
sociológica mexicana. Recuerdo un excelente libro al respecto: Sociología
Mexicana de Carlos Echanove. La realidad cultural que sin aceptarla como algo
fatídico para siempre, si hay que darle todo el peso que representa.
En fin, queda a la espera de tu “ruta“. Un
abrazo, mi querido amigo.”
Eugenio Elorduy Walther
El comunicado de Eugenio, aunque corto, porta
un contenido explosivo y de una trascendencia que invita a reflexionar. ¿Por
qué somos como somos? ¿Por qué estamos como estamos? ¿Tenemos remedio? ¿Cuál es
la receta para abandonar este limbo de la mediocridad?
Durante años me he dado a la tarea de
investigar el vergonzoso atraso de nuestro país, sobre todo ante el contraste
de nuestra patética situación al estar, como muchos piensan, condenados por ser
vecinos del país más rico, avanzado y poderoso del mundo. Siempre me intrigó
tan odiosa disparidad y fue de esa forma que naciera mi cruzada para
diagnosticar el origen de lo que yo siempre he considerado el contraste más
grande de la historia: Las diferencias entre México y los EU.
Mi cruzada me ha llevado a visitar Hong Kong,
Singapur etc, a estudiar la historia de las grandes civilizaciones del mundo,
la lectura de todos los libros que he podido apropiarme de los temas de
economía, sociología, ciencias políticas. Tuve mi primera pista cuando en el
aeropuerto del DF encontré un extraordinario libro; “El Desafío Neoliberal”,
después al caer en mis manos otra joya; “El Manual del Perfecto Idiota
Latinoamericano”.
Sin embargo, mi interrogante se despejó
cuando me hice del libro de Lawrence Harrison; “Subdesarrollo es un Estado
Mental”. El mensaje de Harrison es simple: La cultura de los diferentes países
es lo que determina su éxito o fracaso. Desde entonces he mantenido esa
respuesta en el apartado de mi mente donde archivo la información no totalmente
aceptada, esperando encontrar respuestas más sofisticada y menos aberrantes.
Bien, pues es ya la hora de extraerla de
nuevo a la superficie. Hace unos días recibí una invitación para un programa de
Televisión. El tema que se debía discutir era el si las nuevas reglas
migratorias con las que, según algunos, EU agrede a México. El otro invitado
era un intelectual mexicano, miembro de una de nuestras “prestigiadas” casas de
estudio nacidas como el esfuerzo nacionalista de nuestras autoridades…..y
nuestros impuestos.
Al iniciar el evento mi contrincante, sin
respetar las reglas establecidas, abre con una perorata de varios minutos
describiendo cómo las nuevas reglas migratorias de los EU abollaban nuestro
orgullo nacional como primer paso para la subyugación de un pueblo y, lo más
grave, agreden nuestra soberanía. Al escuchar a este hombre me parecía un eco
de las largas notas demagógicas de Echeverría y no lo creía.
Procedo yo a definir la crisis mundial que
vivimos y le digo. El problema no es documentar los millones de ilegales. El
verdadero problema lo podemos detectar con una simple pregunta ¿Por qué 40
millones de seres humanos han abandonado sus países para emigrar a los EU? Tony
Blair afirma que la grandeza de las naciones se mide por el número de seres
humanos que las abandonan, o, pacíficamente los invaden. Si es así, podemos
afirmar somos originarios de países enanos que no quieren establecer las
condiciones para que sus economías crezcan y se generen los empleos. Somos
fabricantes de pobreza y exportamos desempleados.
Mi contrincante ahora me acusaba de
conspirador y traidor a la patria.
Respondo afirmándole; El hablar de orgullo y
soberanía en un país que no crece, exporta un millón de desempleados, se han
robado los fondos del Seguro Social, del INFONAVIT y en gran parte depende del
los 23,000 millones de dólares que nos envían los 15 millones de
“indocumentados”, me parece ridículo. Con ello el académico, abandonado sus
cabales, inicia ahora una serie de ataques a las políticas neoliberales que,
según él, son las que verdaderamente han arruinado el país.
El alegato, sin estar planeado, nos lleva a
la grave problemática de los EU y con rabia afirma: “Los mercados libres
fallaron.” El remedio”, según él y en acuerdo con Obama, el congreso, la media,
es más regulaciones, más intervención del gobierno, más gasto gubernamental,
más impresión de dinero fiat, más impuestos y más deuda. Pasa a definir a Obama
como el gran profeta.
Recuerdo entonces la frase de Hayek: “Si los
socialistas entendieran economía, no serian socialistas.” Le reviro; estás
agregando insulto a las heridas, los creadores de las políticas que provocaron
la masacre, ahora los solicitas como los sabios servidores públicos que nos
mostrarán el camino. El fallido gobierno ha estado culpando a todo mundo menos
a….el mismo. Y por supuesto, ese gobierno inepto ahora es usado para
incrementar de los poderes gubernamentales coartando las libertades. El hombre
entonces hirviendo en furia, abandona el estudio y el debate.
Me reponía del mal rato pasado en el
enfrentamiento cuando, en relación a mi artículo, recibo este mensaje de otro
graduado del Tec de Monterrey.
“Estoy
en desacuerdo contigo. El estado, por necesidad, siempre estará presente como
aparato regulador que busque los equilibrios indispensables hacia la equidad en
todos los aspectos. No se puede evitar. En las crisis tiene que intervenir de
manera, conciliadora, reguladora, hasta pacificadora. Hasta los actores
económicos (sí claro, los monopolistas y empresarios estatistas) lo requieren y
le exigen su intervención para alcanzar las metas de justicia en el accionar de
la economía.
El libre albedrio de los mercados es un
extremo.... y todos los extremos no son buenos. Concluiría diciendo: ni tanto
que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.”…..Keynes, levántate y camina.
Si esto piensa un egresado del Tec de
Monterrey ¿Qué pensaran los emergentes de la UNAM y demás nidos de marxistas
que son las universidades públicas? Estamos mentalmente subdesarrollados mí
querido Eugenio, y ahí tenemos la primera batalla, la lucha para liberar las
mentes del futuro.
chero@cox.net
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Estimado, acerca del tema planteado al inicio, ¿no has leido del buen salvaje al buen revolucionario de Carlos Rangel?
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