Un diplomático venezolano aseguraba que la
“chequera petrolera” venezolana puede haber incidido en la remoción de Cochez
Su figura para muchos pasa a encarnar un
ejemplo de dignidad y valentía
En los tiempos que corren a nivel nacional como
internacional, la existencia de personeros en la política con probada reserva
moral ajenos a los intereses
acomodaticios, es de una escasez suprema. Si viene entonces un señor, como el hasta hace
poco, embajador de Panamá ante la
OEA, con una muy digna posición en el
organismo, tiene que infundir merecida admiración; por lo menos valga el hecho
para hacerlo del conocimiento público, preciso sentar precedentes de lo ahí
ocurrido.
Se trata de la actuación de Guillermo A. Cochez, cuando el pasado miércoles
16 de enero 2012, en la reciente sesión
ordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos
(OEA), cuestionó a José Miguel Insulza
por precipitarse a “convalidar" y a respetar “cabalmente” la
interpretación del Tribunal Supremo de Justicia, en relación al Art. 231 de la Constitución de Venezuela. La
decisión ocurrida el 9 de enero de 2013, postergaba indefinidamente la toma de
posesión de Hugo Chávez, hasta su recuperación por encontrarse convaleciente en
Cuba del cáncer que padece. Para el secretario general de este organismo
hemisférico quedaba "resuelto el problema"; dos días después de este pronunciamiento del
TSJ, el viernes 11 de enero, lo manifiesta ante periodistas.
José Miguel Insulza lo hace de forma aireada, sin ni
siquiera convocar a los estados miembros
para consultas o intercambiar criterios. Ejercicio una vez más, de complacencia
absoluta con el régimen chavista. Lo que
le valió el repudio de diputados y políticos de la oposición venezolana, de los ciudadanos
cívicos, así como de constitucionalistas connotados, sobre lo que consideran
“vulneración de la constitución”, “continuidad inconstitucional”.
Por eso, Cochez refirió a los cinco días, en
esa sesión del miércoles 16 de enero, que mientras no se resolviera lo que
llamó “semejante entuerto”, la OEA resultaba “cómplice”, al avalar la
"potencial violación" de la Carta Democrática Interamericana, y
solicita a los representantes de las
naciones presentes, hacer “respetar la constitución’’.
No se imaginaba el diplomático Guillermo
Cochez el revuelo que causaría su
intervención. Su figura para muchos pasa a encarnar un ejemplo de
dignidad y valentía. Inmediatamente el nombre del panameño engalana los
titulares de los medios nacionales e internacionales y su presencia las entrevistas de radio y televisión. No se
hicieron esperar las reacciones, los aplausos de los luchadores por las
libertades a las muestras de su vocación
democrática en defensa de los principios constitucionales. Pero víctima también de toda clase de ofensas y
amenazas, tildado de “patán” por el
embajador venezolano ante la OEA, Roy Chaderton. De ser una “miseria humana”, incluso acusado
de ser portavoz de nada menos que de “la ultraderecha de los Estados Unidos y
de Canadá”. Desatado el oficialismo, una ministra del régimen chavista incluso
lo tildaba de “mequetrefe”.
En la mira toda suerte de elogios, en avalancha dejan en patética evidencia a los insultos y sus
autores en las redes sociales. Su cuenta en twitter @willycochez incrementó los
seguidores. Facebook hace despliegue de creatividad para honrarlo. Google
registra cientos de miles de búsqueda.
Ahora, era de esperarse: el Gobierno de
Panamá rechazó por
"inconsultas" sus declaraciones. Hasta la destitución fue
solicitada. Al día siguiente de expresar
su desacuerdo, el jueves 17 de enero, es apartado de su cargo. “Me acaban de destituir”, declaró a un diario
panameño. Un diplomático venezolano
aseguraba que la “chequera petrolera” venezolana puede
haber incidido en la remoción de Cochez.
La respuesta del ex embajador no se hizo esperar, se sentía
“satisfecho”, de alguna manera dijo a los medios, “Le guste a quien le guste, el asunto está ya
dentro de la OEA, eso fue como una bomba expansiva”.
Previamente,
al presidente del país centroamericano, Ricardo Martinelli, lo insta en carta a destituirlo. No tiene desperdicio el contenido de esta
carta, por la que podemos conocer sobre su trayectoria y convicciones (texto
completo en mi blog con informaciones anexas). Sale a relucir lo que es un
secreto a voces, las cuantas verdades, visto con la mayor indiferencia por la
comunidad internacional. En algunos
párrafos se refiere en estos términos:
“…no
puedo pensar que nuestro gobierno se deja amedrentar por las críticas y
amenazas de Venezuela…”.
“…Sabías
de mi preparación en el campo internacional y que mi preocupación por los
sucesos mundiales son parte de mi formación política. Eso ha sido una de las
características de mi vida pública de 49 años, desde que fui miembro de la Democracia
Cristiana y en todos los años que combatí de frente a la dictadura militar…”.
“…una
persona como yo que, sin tener riquezas, solo se enorgullece de los principios
que toda su vida ha defendido, inclusive bajo peligro de muerte como cuando los
militares me detuvieron tres semanas antes del 20 de diciembre de 1989. Eso es
lo único que legaré a mi esposa, a mis hijos y a mis nietos…”.
“…No
es un secreto que Cuba es quien determina las decisiones políticas de
Venezuela… ¿Es injerencia o no que el Presidente de Nicaragua arremeta contra
la oposición venezolana al hablar en ese país el 10 de enero pasado? ¿Será o no
injerencia cuando el asesor de la Presidenta Dilma Roussef, Marco Aurelio
García, conocido marxista, asume el rol de interpretar la Constitución de
Venezuela?...”.
“…Menos
me importa lo que diga el Embajador de Venezuela en la OEA, a quien conozco de
sus tiempos de social cristiano COPEI en Venezuela, donde su mayor frustración
consiste en ser detestado por sus antiguos compañeros, por traidor, y por igual
por su actual gobierno, por considerarlo un advenedizo aprovechador. Lo único
que me pudo decir, el ser ‘un patán y un mal pintor’, ha sido motivo de mofa
por los despachos internacionales de prensa”.
En su parte final este hombre, Guillermo A.
Cochez, de 67 años, quien fuera Embajador de Panamá ante la OEA, autor del
libro “Las Montañas si se Mueven” (especie de autobiografía, con datos de la
dictadura militar, que le tocó vivir “muy de cerca)”, Primer Alcalde de Ciudad
de Panamá en Democracia (1989), Abogado y Profesor de Derecho, entre otros; le
dice además a Martinelli, que no cuente
con él si la “política del gobierno de Panamá será la de apoyar los desaciertos
e ilegalidades del irregular gobierno actual de Venezuela…”.
@Marthacolmenare
http://www.marthacolmenares.com/
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