La comuna es la base de la democracia, nos
dicen el sentido común y Tocqueville (en la Democracia en América): “Las
instituciones comunales son a la libertad lo que las escuelas primarias vienen
a ser a la ciencia; la ponen al alcance del pueblo; le hacen paladear su uso
pacífico y lo habitúan a servirse de ella” (Tocqueville). Otra cosa muy
distinta es cargar sobre la comuna el control y responsabilidad de toda
actividad política y productiva de la sociedad, condenándola al fracaso (los
soviets) y así legitimar la dictadura centralista.
Marx no participó en la Comuna de París
(1871), pero luego la cantó y contribuyó a mitificarla. En la París descabezada
de la guerra franco-prusiana los trabajadores y vecinos se autogobernaron con
la Comuna durante un par de meses, hasta que fueron aplastados militarmente...
Experiencia emocionante de gobierno de izquierda, que l en 1917 Lenin lo
presenta mitificado con los “remedios infalibles” contra el estado burgués,
como son la sustitución del ejército por el pueblo armado, elección y
destitución directa de los comisionados y dirigentes, trabajo voluntario no
profesionalizado y sin división de poderes ejecutivo, legislativo y judicial…
Pero una vez tomado el poder, el asambleísmo comunal de los soviets no tenía
capacidad de gobernar el país, ni ganar la guerra civil, ni hacer funcionar la
economía en ruinas. Para eso estaban la “vanguardia lúcida” del proletariado el
disciplinado partido bolchevique, su Comité Central y en definitiva la
dictadura del Jefe del partido. Ahora Lenin dice que la revolución es el poder
de los soviets y la “electrificación” de la nación; por electrificación se
entiende la industrialización, la producción de las empresas, la modernización,
con gobierno eficaz y ejército invencible: todo ello requiere capacidades
especializadas que no están dadas por el mero hecho de ser proletario o
proclamarse revolucionario. El poder, además de dominio, significa capacidad
especializada. Un gobierno incapaz y asambleísta irremediablemente va al
fracaso. Es la historia de 70 años con todo concentrado en el partido único y
su Estado, sin pluralismo ni crítica posible, con todas las empresas y
servicios en manos de una inmensa burocracia corrupta e ineficaz, sometida al
jefe único.
Burocratismo ineficaz y corrupto agravado en
Venezuela por la ilusión de que aquí no hace falta productividad - ni ciudadana
ni económica-, porque ya somos ricos. Basta repartir. Si no hace falta
productividad, tampoco educación productiva, sino que nos pongan “donde haiga”,
a cambio de voto y complicidad con quien nos mantiene.
En eso andamos. Pero hay revolucionarios
molestos con el desastre y el país también. A Francisco Rivero Álvarez, a quien
no tengo el gusto de conocer, le alarma ver (Correo del Orinoco 1º-12-12) que
los vicios del “estado burgués”, se cuelan incluso en las “misiones
revolucionarias” y cómo se fue “transformando progresivamente lo que
inicialmente era colaboración revolucionaria con las misiones con una módica
remuneración, en un nuevo cuerpo burocrático, casi que similar al de los
ministerios tradicionales. La comuna de París, que fue el embrión de la praxis
marxista, nos legó que en el nuevo Estado comunal no pueden ni deben existir
sueldos ni bonos. Todo el trabajo debe ser voluntario y la revocatoria
inmediata de cualquier comisionado debe ser regla de oro. Igualmente debe ir
sustituyendo a ritmo rápido a contratistas y funcionarios inspectores de
alcaldías y gobernaciones, que son la sífilis corruptora de cualquier
Revolución socialista” (….) Suena bonito pero ese remedio es peor que la
enfermedad: Una comuna puede tomar empresas, escuelas, cuarteles y tribunales,
pero no puede producir “electricidad”, ni ciencia, ni organización exitosa,
pues requieren especialización, grandes esfuerzos, estímulos a la creatividad
plural. La emocionante ingenuidad comunitarista y comunista, luego de los
primeros meses, lleva al fracaso estrepitoso y a la pobreza, como lo vemos ya
en no pocas comunas y “fundos zamoranos”.
El gobierno está enredado y el país también.
Sólo hay salida con acuerdos básicos para sumar y multiplicar todas las
capacidades profesionales de diversos colores, desatar los estímulos creativos
y avivar las motivaciones morales y las exigencias institucionales y leyes
hacia metas productivas con ética solidaria de alta producción ciudadana y
económica. Aterricemos.
lugalde@ucab.edu.ve
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