El microrrelato más conocido en el ámbito de
la hispanidad fue escrito en 1959 por el maestro Augusto Monterroso:
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí". Este cuento
minúsculo ha sido usado muchas veces como metáfora política en México, país de
acogida del escritor (nacido en Guatemala), puesto que el dinosaurio alude a la
prolongada hegemonía del PRI así como a sus viejos trucos para mantenerse en el
poder y ejercerlo.
En este espacio acudiremos, pues, a la
concurrida fuente que nos ofrece Monterroso, pero no para abundar en el hecho
de que, cuando una parte del país despertó de su sueño democrático, el
dinosaurio del autoritarismo y la corrupción administrativa todavía estaba
allí; sino para recordar que los pobres de Venezuela siguen ahí, cada vez más
alejados de la posibilidad de salir de esa condición, de la que solo son
fugitivos quienes cuentan con la debida educación, entre otras oportunidades.
En Venezuela se da el caso de unos pobres que pueden tener dinero en el bolsillo
y hasta un título de una esas universidades sin biblioteca y no solo siguen
siendo pobres sino que sus posibilidades de dejar de serlo son escasas. Muchos
de ellos han despertado de su sueño de victoria para comprobar que su
dinosaurio sigue ahí: antiguo, ineficiente, fraudulento.
Desde el año 2000 es común ver en la prensa
europea notas acerca del milagro finlandés, líder en educación en ese
continente gracias a una mezcla de política, inversión y sentido común, que ha
garantizado a los niños de Finlandia contarse entre los profesionales más
preparados del mundo en un futuro no lejano. Sin propaganda, sin distribuir
millones de textos escolares para endiosar a algún político, los finlandeses,
han logrado bajar hasta el 8% la cantidad de alumnos que no terminan sus
estudios obligatorios; y sus alumnos de primaria superan al resto de países
europeos en comprensión lectora, matemáticas y ciencias naturales, según el
Informe PISA, que elabora anualmente la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE).
En Finlandia, la educación es gratuita desde
preescolar hasta la universidad, e incluye el comedor, los libros y hasta el
material escolar. Esto se instala sobre una tradición cultural que valora la
responsabilidad, la disciplina y el esfuerzo. Exactamente lo contrario de estos
programas educativos del régimen cuyo principal atractivo es el logro de un
título sin ninguna exigencia, porque supuestamente los egresados tienen seguro
un cargo en el aparato estatal.
La otra gran diferencia está en la calidad
del docente de la primaria finlandesa: simplemente, lo mejor. Para ser maestro
de escuela en ese país es preciso tener el más alto promedio de calificaciones
y aprobar severos exámenes. Desde luego, los maestros y profesores de
secundaria tienen un puesto más que digno en la sociedad finlandesa, donde
gozan de respeto y no existe la oprobiosa figura del reposero.
El dinosario que en Venezuela sigue ahí,
gordito y retozón, va a beber en los espejismos de las ofertas electoreras y se
alimenta de los frutos que trisca en el huerto donde se han sembrado millones
supuestamente invertidos en gasto social, pero que han ido a constituir las
colosales fortunas amasadas a expensas de esas sumas que en el camino se van
desviando hacia las cuentas personales de los jerarcas y validos del régimen.
Mientras los finlandeses concluyen en 92% el
bachillerato, el Ministerio de Educación de Venezuela admite que faltan 4.250
liceos. Cuántos muchachos están excluidos de las aulas por este criminal
vacío... Y mientras los niños de aquel país completan 608 horas lectivas en
primaria, nosotros no llegamos ni a 200 días de actividad. Como ha afirmado el
experto Luis Bravo, la educación en Venezuela no atiende los requerimientos de
la población en cantidad ni mucho menos en calidad.
Al tiempo que nosotros dormimos, arrullados
por las mentiras (Chávez dijo que hasta 2011, el presupuesto asignado a la
educación en el país sobrepasaba los 45.000 millones de bolívares; y que esto
equivalía a un crecimiento de casi 10% de inversión en el sector, pero según la
Ley de Presupuesto se usó 2,8%. Y según explicó la especialista Olga Ramos,
todos los sectores sociales recibirían 7,7% en 2011. "Es poco probable que
solo en educación se haya superado ese porcentaje")... el mundo sigue avanzando,
globalizándose y exigiendo mayor preparación para cualquier trabajo.
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