Iniciamos un período post-electoral llamado a
ser una nueva oportunidad para abrir la puerta de nuestra vida y erradicar
obsesiones, ciegos triunfalismos, inmovilizaciones personales producto de miedo
y desasosiego.
Este nuevo período
postelectoral está llamado a abrirnos para favorecer los caminos del diálogo,
la reconciliación, el trabajo conjunto y la búsqueda colegiada de soluciones
ante los desafíos que plantea el país y frente a las elecciones de gobernadores
y alcaldes.
Al mismo tiempo, como cristianos, comenzamos
a vivir el año de la fe, donde el Papa Benedicto XVI propone la imagen de la
puerta, una puerta que invita a que crucemos con fe, confianza, para poder
encontrar lo que tanto le hace falta a al humanidad. Cruzar el umbral de esa puerta es dar un paso
a decisión interna y libre hacia una nueva vida.
En este año de la fe, de una forma especial,
Dios llama a la puerta de nuestros corazones: “Mira que estoy a la puerta y
llamo , si alguno escucha mi voz y abre la puerta entraré en su casa y cenaré
con él y él conmigo” (Ap.3,20). Si bien
la fe es un regalo de Dios, también es cierto que la fe crece creyendo y
dándola a otros. Supone decidirse a
optar por Cristo para vivir con Él y compartirlo con los demás.
Es el momento eclesial y patrio, para dar la
fe a nuestros compatriotas. Abrir la
puerta de la fe anunciando la Palabra de Dios y dejando que el corazón se deje
transformar por ese Jesús que dijo que Él era la puerta para ir a Dios (Jn
14,6). Si no hay Cristo, no hay camino
hacia Dios. Como puerta, Cristo abre el
camino a Dios y como Buen Pastor es el único que cuida de nosotros al costo de
su propia vida.
En política, en la vida ciudadana, ocurre lo
mismo que con la fe, no se puede vivir encerrado en uno mismo pensando que así
vamos a estar mejores. Vivir y creer no son hechos privados. Son desafíos
importantes y fuertes, con la certeza de que si Dios da la fe, también está
allí para ayudarnos y perfeccionar la obra que Él comenzó en nosotros.
Por eso, en este período postelectoral, es
tiempo de salir de nosotros mismos a participar en nuestras comunidades y a
participar frente a nuevas elecciones a gobernadores y alcaldes, que marcarán
nuestro rumbo como sociedad y país.
No tengamos miedo, abramos de par en par las
puertas a Cristo como decía el Papa Juan Pablo II. Es tiempo de abrir nuestro corazón a pedir
sin cesar a Dios, a orar y a adorarlo para que veamos cada vez con mirada más
trascendente y pura. Es tiempo de actuar
sin derrotismos paralizantes, aportando de nuevo y buscando caminos de
justicia, de paz, de unidad, de libertad.
Dios habla al ser humano de distintas formas
y en este momento está hablándonos a través del año de la fe que acaba de
iniciarse. Con fe estamos llamados a luchar por la libertad, la convivencia, la
permanente conversión de nuestras actitudes, modos y tonos con los que hablamos
y vivimos. Con fe estamos llamados a
perdonar, a atender a los más débiles, a sonreír y enseñar a sonreír. Todo, con la certeza de que, viviendo unidos a
Dios siempre ganamos!
fleuryg@cantv.net
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