Este domingo 7 de octubre tendremos la gran oportunidad de marcar huella en este país que solo espera del aporte de cada uno de nosotros para que nuestros sueños puedan hacerse realidad.
"Soñad y os quedaréis cortos". Esta
es una de las frases que más me ha marcado en la vida y que siempre trato de
poner en práctica cuando siento que las cosas se me hacen difíciles. Algunos tildan de ingenuos a los soñadores,
pero todos los soñadores que he conocido han logrado alcanzar metas superiores
a las que se habían trazado en su vida, y han logrado marcar huella en la
sociedad donde viven, así sea una huella mínima, pero huella al fin.
Como me encanta soñar, para poder continuar
adelante mi vida en este país con tantos problemas, me senté hace días a
escribir una pequeña lista sobre lo que sueño para mi patria amada. Esa palabra amada la repito sin cesar porque
mi amor por Venezuela es inmenso, y es inmenso porque en estos años que Dios me
ha permitido vivir he conocido miles de venezolanos valiosos (de todos los
sectores políticos, religiosos, sociales, académicos, profesionales, laborales,
culturales, militares, etc.), quienes me dan la convicción ¡total! y ¡absoluta!
que mis sueños sí se pueden convertir en realidad.
¿Qué sueño para mi país? En primer lugar
sueño con un país pacífico, donde las armas solo las tengan los policías.
Policías bien educados, bien formados y bien pagados. ¡Que provoque ser
policía! ¡Que queramos que nuestros hijos sean policías y estemos tranquilos
porque no nos los van a matar en la calle! Un país donde podamos dejar las
puertas de nuestros hogares abiertas para poder compartir, a la hora que sea y
con quien sea, un cafecito o una arepa; para hablar de nuestras alegrías, de
nuestras angustias, de los proyectos o planes que tenemos para mejorar,
trabajando unidos con la ayuda del Gobierno, los problemas que cada uno tiene
en su comunidad. Sueño con un sistema
judicial intachable, donde se acabe con la "normal" corrupción de los
tribunales y la escandalosa corrupción de las altas esferas. Sueño que no haya presos políticos; con unas
cárceles cómodas, limpias, dignas, donde solo los guardias tengan armas, donde
se ayude a los presos a reivindicarse y salgan de allí convertidos en
ciudadanos de bien.
Sueño con un país convertido en potencia
turística porque no es por nada, pero ustedes me pueden decir ¿dónde existen
mejores playas que las de Venezuela? Una potencia turística con excelente
infraestructura y con venezolanos serviciales, amables, eficientes... Y de que
es posible es posible porque si hay algo que hemos aprendido muchos venezolanos
estos últimos años es a fajarnos duro, a trabajar sin descanso, a estar
dispuestos a hacer lo que sea, con tal de ver mejor nuestro país. Sueño que nuestros maravillosos recursos
naturales sean usados para desarrollar la nación, para crear empresas con mucho
empleo donde los empresarios apliquen la Doctrina Social de la Iglesia y no un
capitalismo salvaje o un socialismo lleno de corrupción. Sueño con un país donde tengamos vías de
comunicación y medios de transporte que nos pongan a rodar en el siglo XXI; con
servicios públicos eficientes que no nos dejen sin luz y sin agua a cada rato;
con viviendas dignas para todos en lugares bien planificados donde podamos
tener acceso a un buen empleo y a buenos centros educativos para nuestros niños
y jóvenes. Sueño con una educación de
calidad accesible a todos y que enseñe valores humanos, familiares y
ciudadanos. Sueño con hospitales bien
dotados y llenos de nuestros maravillosos médicos y enfermeras venezolanos, que
estén tan bien protegidos y pagados que ni piensen en irse a una clínica
privada.
¿Pero se puede hacer realidad tanto sueño?
¡Claro que sí! porque aquí lo que sobra son recursos humanos y materiales para
lograrlo. Aquí lo que sobra son jóvenes
(en edad y en espíritu), talento de todo tipo.
Aquí lo que sobra es fortaleza, paciencia, experiencia... lo que sobran
son ¡ganas! de trabajar sin importarnos exprimirnos hasta la última gota para
poder construir un país donde no haya delincuencia, desempleo, violación de las
leyes y/o derechos humanos, corrupción, ineficacia... Aquí lo que sobra son
¡Ganas y esperanza! para echar pa lante,
para construir una patria verdaderamente grande y con un futuro donde
quepan todos nuestros queridos hermanos venezolanos ¡sin odio! y ¡con paz!
¿Y tú que sueñas para Venezuela? Sueña y verás que te quedarás corto. Pero eso sí, pon todo lo que esté a tu
alcance para que lo que sueñes pueda convertirse en realidad. Si juntamos nuestros sueños, y los ponemos en
práctica (cada uno en lo en que le toca hacer), nos quedaremos cortos ante la
maravilla de país que juntos podremos construir, y viviremos al fin como
hermanos en una nación con progreso, justicia y paz para todos.
Este domingo 7 de octubre tendremos la gran
oportunidad de marcar huella en este país que solo espera del aporte de cada
uno de nosotros para que nuestros sueños puedan hacerse realidad.
mariadenissecapriles@gmail.com
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