De aquí en adelante la política en su sentido más trascendente de práctica para transformar el mundo que implica ideas y reflexión se impone como natural consecuencia de la espectacular campaña política del Henrique Capriles Radonski, capaz en tres meses de alinear casi seis millones y medio de votos a pesar del gigantesco ventajismo electoral, económico y político del gobierno. La dimensión épica de este ejercicio es visible no solo en los resultados electorales sino en el hecho de colocar en los ojos de la oposición y del gobierno el mapa de una Venezuela unificada por una sola voluntad de superación del desastre que nos aqueja.
Hasta en el último pueblo del país caló el mensaje. No ganamos, pero somos un movimiento nacional que se afilió a la posibilidad de una mejor gestión pública, fundada en el respeto a las leyes y el juego limpio que puso en el tapete la importancia de la educación y el empleo frente al enorme aparato asistencial, burocrático y clientelar del Estado.
De aquí en adelante la política deberá tener no solo carácter electoral sino vincularse a las discusiones internacionales políticas, sociales, económicas con el fin de hacer un trabajo de base que tome en consideración que la pobreza (sectores D y E) no es homogénea, pues en estos sectores, como en los demás, existe una extraordinaria diversidad susceptible de acciones en torno a temas claves para la superación de la exclusión, desde la equidad y la violencia de género hasta la formación para el trabajo, la diversidad religiosa, regional, cultural y sexual y las aspiraciones de una vida mejor.
Henrique Capriles ha demostrado arrojo y valentía al acercarse a la gente, además de coraje y gran sagacidad política al reconocer su derrota y seguir adelante. Preguntas: ¿Es un líder carismático o uno civil y popular que renovaría un progresismo que se debate entre la socialdemocracia aguada española o el coqueteo con los populismos militaristas? ¿Será capaz de aguantar este fracaso y el riesgo de uno en Miranda y salir fortalecido como ha ocurrido con tantos políticos? ¿Su campaña centrada en problemas básicos fue, de cara a la derrota, una fortaleza u ocultaba la incapacidad de vincularse con discusiones internacionales y colocarlas en lo cotidiano? ¿Su virtud es el trabajo en equipo? ¿Hereda el desprecio del pasado y el antiintelectualismo que ha arruinado la vida civil venezolana con el síndrome de "inventar el agua tibia"? ¿Tiene un discurso propio o está alineado con la dinámica del petro-Estado asistencial que Chávez ha llevado a su exacerbación absoluta? ¿Su religiosidad implica conservadurismo frente a temas difíciles o es un asunto privado? ¿Qué cambió en Henrique Capriles de cara a la experiencia que acaba de vivir? ¿Representó HCR para nosotros un sentido de lo nacional como impulso para grandes cambios colectivos y no como chovinismo o desprecio al otro? Por ahora Henrique se escribe con "H" de hombre y de héroe.
gisela.kozak@gmail.com
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