Las tendencias políticas
actuales han llevado a confundir las actitudes de muchos. Peor aún, a corromper
sus principios. Es como si se tratara de la razón que motiva la tentación a
vivir de lo efímero.
Es decir, a vivir un mundo fantasioso al cual la sociedad
ha venido imprimiéndole la fatuidad necesaria y así concebirlo con pretensiones
propias de una trascendencia barata mediante la cual la historia es considerada
con la insuficiencia necesaria para creer que todo está comenzando el día de
hoy.
Según tan absurdo criterio, el pasado es tan insignificante como pueda
suponerse. O el futuro es tan incierto que por más intenciones de construirlo
que existan, estas personas lo intuyen imposible de idearlo. Precisamente, por
todo lo que presume el hombre toda vez que deja arrastrarse por obnubilaciones
o la obstinación como asidero de acción.
Ante esto, es necesario evitar
que se desatiendan los esfuerzos que otros tantos han hecho en función de
asentir valores a partir de los cuales luce posible sembrar la vida con
esperanzas para entonces cultivar las realidades que forjen el conocimiento que
demanda el desarrollo humano en provecho del crecimiento económico, político y
social de toda sociedad de pensamiento y desempeño democrático. Ahí, por
ejemplo, radica la importancia del periodismo visto como medio desde el cual
puede exhortarse la necesidad de otear no sólo las exterioridades que le
imprimen formalidad a la vida a través de la ilustración que de los hechos se
ostenta. Igualmente, las interioridades que determinan la capacidad individual
de comprender la vida a través de la espiritualidad.
Si se reconoce al periodismo
como una especie de espejo que permite al ser humano confrontarse en términos
de sus debilidades, pero en el contexto de las fortalezas que puede detentar,
la visual de la cual se sirve para sus análisis u observaciones puede potenciar
sus fuerzas para consolidar un proyecto de vida. Pero por otra parte, puede
enquistarse en sus medianías y arruinar su mundo de expectativas. Y es,
justamente, esta diferencia la que marca el intervalo entre concepciones
opuestas de una misma situación y que si bien pudiera resultar válida la
disposición asumida, también pudiera resultar nefasta ante los propósitos
inicialmente concebidos. Son como las dos caras de una misma moneda.
Llegado el momento de examinar
las avenencias o desavenencias de un posible encuentro con las realidades, es
posible que de ello se generen respuestas que no del todo satisfagan los
intereses de un público lector. Aunque en alguna medida, la praxis periodística
también puede dar un salto a fin de evitar toparse con las condiciones
impuestas por una situación en particular. No obstante, pareciera importante
que el periodista pueda aprovechar toda coyuntura, por mínima que sea, con la
idea de reforzar el criterio de superación profesional que pueda tener. Sin
embargo, pobre del periodista que deje embobarse por ansias de tinta rápida y
escaso rigor ensayístico pues su trabajo terminaría consumiéndole fuerzas
vitales y de esa forma caer abatido ante las seducciones del poder y las
adulancias de lisonjeros de oficio. Son algunos de los riesgos que puede vivir
cualquier periodista cuando, sin precaución alguna, pretende pasearse entre
avatares políticos.
VENTANA DE PAPEL
TURISMO, ¿CÓMO, DÓNDE, CUÁNDO?
Todavía hay quienes creen en
las patrañas del régimen. No conforme con retrasar las obras de remodelación
del Sistema Teleférico de Mérida, al paralizarse la ejecución del cronograma de
actividades inicialmente elaborado por incumplimiento de pago a la empresa
Doppelmayr, todavía tiene el descaro de llamar a una reunión a empresarios del
turismo, con la presunta idea de “unir esfuerzos”. Sin duda, que dicho llamado
no conducirá a resultado alguno por distintas razones. Y entre las más
censurables, está la referente al impúdico derroche de recursos por la
coyuntura político-electorera que además tiene al país asfixiado entre nuevos y
acumulados problemas hasta ahora relegados por la irresponsabilidad e
incompetencia gubernamental. Ahora la Corporación Merideña de Turismo,
CORMETUR, quiere “ganar indulgencia con escapulario ajeno”. Es así como,
presumiendo de una ficticia eficiencia, plantea impulsar el turismo merideño
después de desatenderlo. Tanto ha sido el descuido, que Mérida cayó al lugar
15º en la clasificación según los correspondientes indicadores de gestión.
De manera que ante tal cinismo,
pretende hacer lo que no ha hecho en tanto tiempo pues estos gobernantes han
dispuesto su tiempo en descomponer las instituciones y con ellas, la
socialización y los valores ciudadanos con la excusa de imponer el infundado
socialismo. No obstante, CORMETUR supone, que reuniendo a los pequeños y
mediano empresarios del turismo, sea repotenciada la imagen de Mérida obviando
que no hay ni habrá Teleférico en lo que resta de año, ni aeropuerto, ni vías
de comunicación suficientes ni tampoco en buen estado las que hay, ni un
sistema de transporte de óptima calidad. Mucho menos, una ciudad limpia que
dista mucho de lo que debe ser una ciudad atractiva por su orden y presencia.
Todo es pura bulla. Tampoco es la primera vez que dicho organismo público
convoca con la misma infructuosa intención. Entonces, turismo ¿cómo, dónde y
cuándo?
NO SABEN LO QUE DICEN
El afán de convencer con un
discurso hueco, luce estrafalario. Esto lo hacen quienes sin conocimiento
alguno ni moral tampoco, quieren causar un ruido tan ensordecedor que no
permita escuchar nada. Es una táctica que utiliza el canibalismo político para
abrirse paso entre complejidades que no alcanzan a entender. Mucho menos, a
comprender desde la razón que adquiere sentido en la profundidad de la vida.
Así se advierten expresiones de presuntos dirigentes que, por modelar como
obedientes subalternos, sin criterio u opinión propia, revelan ignorancia.
Aunque también exteriorizan, sumisión. Actitudes como esas, evidencian
debilidades que buscan disimularse mediante la vociferación de alguna perorata
sin estructura discursiva ni consistencia conceptual. Decir que la fabricación
de armas y equipo bélico militar anunciada por el presidente-candidato se dará
“en el marco de la soberanía e impulsando la paz en América Latina (…) lo que
se traduce en desarrollo”, es una vulgar barrabasada.
Una crasa equivocación pues el
desarrollo económico y social de una nación no se mide en función de su
capacidad para fabricar armamento, además atentar contra la paz. El desarrollo
resulta del manejo que pueda darse entre razones y efectos que respondan a
intereses de naturaleza social, económica y cultural pautados desde condiciones
que impliquen ponderación jurídica, institucional y política. Cualquier otra acepción
de desarrollo que esquive estas consideraciones, está de plano equivocado. Ni
siquiera pintándolo de colores. Menos aún, si pretenden justificarlo como parte
de una retórica presidencial que tristemente luce recubierta de un falso
patriotismo aprovechado para injuriar a quienes puedan pensar diferente. Mejor
es que se callen pues no saben lo que dicen.
DOCENTES EXPRIMIDOS
No sólo son mal remunerados.
Peor aún, exprimidos hasta la saciedad. Este problema sigue ocurriendo con los
docentes. Particularmente, de colegios privados sin que la verborrea
gubernamental haga algo distinto de amedrentar las instituciones educativas para
exigirles reacomodos de procedimientos administrativos a que a la larga no
generan los resultados que corresponden al propósito de adecuar la educación a
las nuevas realidades. Con lo que gana un profesor, egresado universitario, en
un colego privado, apenas le alcanza para comprar el 50% de los productos que
componen la canasta básica de alimentos. Esto quiere decir que un sueldo de
profesor, cuyas labores exigen 6 horas diarias, además de otras que son
ocupadas por actividades complementarias, no supera los 2.000 bolívares
mensuales. Y si a eso le agrega la demora con la que se da el pago, cualquiera
puede imaginarse las vueltas que debe hacer un docente de colegio privado para
soportar las inexorables exigencias de un mundo agitado por la dinámica propia
de una economía tan revuelta y precaria como la venezolana.
Si bien el ingreso familiar ha
dejado ver una leve recuperación de 3.5% durante 2012, dicha retribución no se
refleja a la hora de enfrentar los aumentos de los alimentos y demás productos
y servicios que requiere la vida de un venezolano de modesta nivelación
socioeconómica como en efecto representa un docente de colegio privado.
Solamente para el mes de mayo, según información analizada por el Centro de
Documentación y Análisis de los Trabajadores, CENDA, la canasta alimentaria
costó 3.598,92 Bs. lo cual evidencia la abertura que se le presenta a estos
profesionales de la educación al momento de adquirir los productos que
requieren para subsistir en la normalidad
de la vida. Entonces por qué no manifestar que en realidad son unos docentes
cuya disposición de trabajo es estrujada abusivamente por el patrono. O sea,
por donde se vea el problema, son docentes exprimidos.
@ajmonagas
antoniomonagas@gmail.com
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