"Con una población nativa de cerca
del 80% del total, con un sistema económico en constante desarrollo y
diversificación y con una cultura nacional bien desarrollada, existe un natural
orgullo de ser argentino".
(Anuario Panamericano editado en Nueva
York, refiriéndose a la Argentina de 1943).
El 14 de mayo de 1943, un submarino alemán
emergía en el Atlántico Sur. Su capitán subió a la torre y escuadriñó con sus
binoculares hacia occidente. Había llegado una luz de señal y lanzó un bote. El
general Wilhem Faupel subió a bordo y los marineros enfilaron hacia la playa.
Traía una misión trascendente de política exterior: producir un golpe de estado
para volcar a la Argentina hacia el lado del Eje. Faupel era jefe del Instituto
Iberoamericano de Berlín y su principal objetivo era volcar a Iberoamérica
contra Estados Unidos. El general tenía vinculaciones directas con oficiales
que habían sido sus alumnos, en la Argentina, Brasil y Perú; anteriormente,
había sido embajador alemán ante el gobierno del general Francisco Franco, en
plena guerra civil española.
En la Argentina, el Ejército estaba
dividido entre los simpatizantes de Alemania y los que sostenían al gobierno
constitucional. Los militares favorables al Eje predominaban en Campo de Mayo,
la principal guarnición militar del Ejército. Desde un año antes, el presidente
Castillo tenía una rivalidad con el general Agustín P. Justo, que proyectaba
volver a ser elegido primer mandatario y que era proaliado, mientras que el presidente
prefería una política neutral y para ello se rodeó de jefes que simpatizaban
con Alemania. Su gabinete estaba equilibrado y, para deshacerse de la presión
de Justo, con gran predominancia en el Ejército, había concentrado a los
oficiales nacionalistas alrededor de Buenos Aires. La muerte repentina del
general Justo dejó un vacío en el Ejército. También murió el jefe de la
oposición radical, el Dr. Marcelo T. de Alvear. No obstante, la fórmula de la
Concordancia, alianza de los conservadores, radicales antipersonalistas y
socialistas independientes, tenía definida una formula proaliada con Robustiano
Patrón Costas como candidato.
A la sazón, operaba en nuestro país el
principal nudo de espionaje nazi de Sudamérica, con agentes como Freude,
posteriormente jefe de la SIDE, y el agregado a la embajada alemana, capitán de
navío Nebhur.
Un automóvil condujo al general Faupel,
velozmente, desde las proximidades de Mar del Plata hasta Buenos Aires, para
alojarse en la iglesia luterana de esta ciudad. En los días subsiguientes, el
general tuvo reuniones con jefes y oficiales del Ejército, miembros de una
logia llamada GOU, Grupo de Oficiales Unidos, de tendencia nacionalista, y
simpatizantes de Alemania.
Ante la indecisión de los jefes
argentinos, Faupel fue drástico en su alocución: "Si ustedes no toman el
poder, serán juzgados por el gobierno argentino, sobre todo si Alemania pierde
la guerra" (1). Esta no estaba todavía decidida, los aliados no habían
desembarcado en Italia, en el frente ruso combatían aún en territorio
soviético; es decir, la fortaleza europea del nacionalsocialismo y el fascismo
estaba intacta. Mientras, en el frente oriental la victoria de Estados Unidos
estaba lejos de concretarse. El terreno militar en el GOU había sido preparado
también por el general Walter Schellemberg, jefe de la SD de la SS, es decir de
la inteligencia exterior de Himmler. (2).
El general Faupel, que además de sus
cualidades militares era un hábil político, regresó a Alemania, y el 4 de junio
de 1943 estalló el golpe militar, el cual, después de 24 horas, fue copado por
el GOU. Debilitado por el fraude electoral, el gobierno del presidente Castillo
cayó. El ministro de Guerra, general Ramírez, se hizo cargo de la presidencia,
pero duró solo siete meses en el gobierno, porque cuando presionado por los
aliados rompió relaciones diplomáticas con Alemania y fue inmediatamente
sustituido por el general Edelmiro J. Farrel, en enero de 1944. Al respecto, el
capitán Nebhur le envió el siguiente cable a Faupel: "De la Argentina
tenemos novedades muy agradables. Ramírez y su camarilla están completamente
eliminados. Nuestro amigo Perón es, sin duda, el hombre fuerte del gobierno.
Las consecuencias del incidente de enero están prácticamente borradas".
¿Cómo era la Argentina en 1943? El Anuario
Panamericano de 1945, en general con datos de 1943 hacia atrás, dice: "Con
una población nativa de cerca del 80% del total, con un sistema económico en
constante desarrollo y diversificación y con una cultura nacional bien
desarrollada, existe un natural orgullo de ser argentino". Y agrega:
"La Argentina es uno de los primeros países del mundo en cuanto a gastos
para la instrucción pública". (3).
En su edición del 3 de febrero de 2008, el
"New York Times" dijo: "En los comienzos de la última centuria,
la Argentina fue uno de los diez más ricos países del mundo. Su carne y otros
productos agrícolas de exportación estaban construyendo una economía
industrial. En 1928, tenía más automóviles que Francia y más teléfonos que
Japón. El sueño (...) de transformar un territorio salvaje cercano al fondo del
mundo en una gran nación de cultura europea (...) se estaba haciendo
realidad". (4).
En 1935, el 31% del presupuesto se asignó
al rubro de instrucción pública (5). La Argentina era, hacia 1943, la nación
más culta y educada de América. En ella no morían chicos de hambre ni se veía a
carenciados alimentándose de la basura; lideraba a Hispanoamérica y exportaba
más que toda ella junta. Su Producto Bruto era superior al de Brasil y, durante
la década del 30, se impuso como líder de Hispanoamérica, sobre Estados Unidos,
en dos conferencias interamericanas, en las cuales el país del norte, había
intentado extender su influencia sobre la región, formando una organización
internacional.
Desde el golpe de 1943, con pocas
excepciones, los gobiernos han hecho gala de un dirigismo y estatísmo
chauvinista, del avasallamiento de la libertad de prensa y crearon monopolios
estatales y sindicales y hasta se desató la única persecución contra la Iglesia
Católica de la historia argentina.
Han transcurrido 69 años desde aquel golpe
revolucionario que proclamó que una dictadura iluminada nos llevaría a dominar
a Iberoamérica y ser potencia mundial. Durante ellos, los peronistas gobernaron
36 años, los radicales 12, los militares 17 y los desarrollistas 4.
Hoy continuamos siendo el primer país
productor de alimentos del mundo en base al número de habitantes, pero hay
niños que se mueren de hambre, carenciados que se alimentan de la basura,
35.000 asesinados por la delincuencia en los últimos 8 años, el narcotráfico
descontrolado, la libertad de circulación (cortes) coercionada por bandas
protegidas por las autoridades y una oligarquía de políticos enriquecidos a la
sombra de sus privilegios, Una rara combinación de autoritarismo y anarquía
digitada por el gobierno. Del séptimo lugar como potencia mundial que teníamos
en 1943, hemos pasado al septuagésimo lugar.
El general Wilhem Faupel se suicidó, como
su admirado Führer, durante "la caída", pero su herencia lo
sobrevivió. Desde aquel 4 de junio de 1943, la Argentina no retomó más el rumbo
del mundo libre y a la sombra de los slogans del nacionalsocialismo, al que
ahora se le da el nombre de nacional y popular y progresista, solo se mantiene
por la riqueza de las tierras que Dios le dio y la ingratamente ignorada
herencia de generaciones, que desde 1853, hicieron --como citaba el "New
York Times" , de una tierra salvaje una Nación culta, rica y otrora
orgullosa de sí misma.
NOTAS
1. Santander, Silvano, Técnica
de una Traición, Editorial Antigua, Buenos Aires, 1952.
2. Goñi, Uki. La Auténtica
Odesa?, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2002, pág 49.
3. Anuario Panamericano 1945.
Editado por Panamerican Associates. Nueva
York.
4. "The New York Times", Argentina Rises,
Minus Its Awagger By Alexis Barrionuevo. NY, february 6th, 2008.
5. Anuario Panamericano 1945,
Editado por Panamerican Associates, Nueva York.
FRASE
Desde el golpe de 1943, con pocas
excepciones, los gobiernos han hecho gala de un dirigismo y estatismo
chauvinista, del avasallamiento de la libertad de prensa y crearon monopolios
estatales y sindicales y hasta se desató la única persecución contra la Iglesia
Católica de la historia argentina.
Carlos E. Viana es autor del libro El
escenario político sobreiluminado ; es miembro del Centro de Estudios Políticos
de la UMSA y profesor de teoría política en la UAI.
“Carlos E. Viana” carlosdeviana@yahoo.com
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