¿Se podrá sostener el nuevo gobierno de Federico Franco?
El Parlamento Paraguayo, con la destitución de Fernando Lugo, ha
trazado una línea que divide en dos a la región:
Los que están a favor de la medida y los que están moviendo
todas sus influencias para revertir la situación, como ocurrió con el caso de
Honduras.
Lo diferente en Paraguay es que el presidente Lugo acató la
decisión del Congreso que lo destituyó
del cargo, aunque hoy protesta de la medida públicamente.
La Constitución paraguaya prevé el "juicio político"
al presidente; y si éste es destituido por el Senado dispone que sea el
vicepresidente quien asuma el poder, hasta que se realicen las elecciones
presidenciales previstas para abril del próximo año.
Por supuesto que se esperaba la reacción de la Alianza
Bolivariana, que no puede darse el lujo de perder a uno de sus aliados. Más
aún, luego de un juicio político por mal gobierno. Plagados todos por graves
problemas internos, temen que si cunde el ejemplo estarían en peligro de correr
igual suerte que el mandatario paraguayo.
Los que alegan hoy, y no reconocen el nuevo gobierno, son los
mandatarios del Eje Caracas-La Habana, quienes paranoicos, siempre están
mirando por sobre el hombro, temiendo ser derrocados.
Para protegerse, han creado una serie de mecanismos y entidades
regionales que hoy están en movimiento para castigar a Paraguay por su osadía
dispuestos a aplicar la clausula de Unasur referente a "la defensa de la
democracia" y de este modo aislar internacionalmente a Paraguay.
Sin embargo, la Constitución de esa nación, en su artículo 225,
prevé el juicio político al Presidente y otros funcionarios del gobierno, por
mal desempeño en sus funciones.
De acuerdo a la Carta Magna paraguaya, recaía en la Cámara de
Diputados formalizar la acusación contra Fernando Lugo y en el Senado juzgarlo
y luego de analizar los cargos, destituirlo si los cargos así lo ameritaban,
por el voto de menos de los 2/3 de los 45 senadores.
La destitución ocurrió a la semana de haberse producido la
muerte de 17 personas en un enfrentamiento armado entre policías y campesinos
sin tierra, que fueron desalojados de una reserva forestal.
Lugo abusó de muchas maneras en los casi cuatro años que estuvo
en el poder, empleando una agenda de izquierda distinta a la que lo llevó a la
presidencia, mostrando abiertas simpatías y fraguando alianzas con el Eje
Habana-Caracas, sin dar cuenta a los otros poderes del Estado.
Asimismo, Fernando Lugo trató, al igual que los Castro y Chávez,
de cambiar las leyes en su beneficio.
La vida del ex presidente ha estado llena de sorpresas:
Era Obispo católico y obtuvo la dispensa del Vaticano para
retirarse. Ha sido objeto de cuatro demandas por paternidad. Tuvo un hijo mientras todavía
vestía el hábito religioso. En el 2010 se le diagnosticó un cáncer linfático,
el cual hoy está en remisión.
Resumiendo: Hoy los miembros del Clan Castro-Chávez acusan a
Estados Unidos de estar detrás del juicio llevado a cabo por el Congreso contra
Lugo, que desembocó en la destitución del mandatario.
Los gobiernos de Argentina, Ecuador, Bolivia, República
Dominicana y Venezuela calificaron como un "golpe de Estado" la
medida y han dejado en claro que no reconocerán al nuevo presidente, Federico
Franco.
El que lleva la batuta es Hugo Chávez, quien no tuvo escrúpulos
el 4 de febrero de 1992 cuando dio el fallido golpe de estado contra el
presidente Carlos Andrés Pérez.
Todas las naciones que condenan la actuación del congreso
paraguayo giran fieles en la órbita trazada por Cuba y Venezuela. Y en cumbres
y reuniones regionales pactaron moverse en forma conjunta para protegerse.
Sin embargo, si sus gobernantes cumplieran a cabalidad con las
leyes y velaran por el bienestar de sus pueblos, no habría necesidad de
alarmarse y tomar ese tipo de medidas.
Hay que esperar el completo del desenlace de la medida aplicada
por el Congreso paraguayo, que si se analiza a cabalidad, cumplió legítimamente
con la ley expresada en su Carta Magna.
La Alba ya emitió un comunicado, condenando la acción del
Congreso paraguayo. Unasur se reunirá el 27 de este mes en Lima, Perú, para
discutir la situación.
Si las naciones e instituciones regionales toman en cuenta que
un país democrático se rige en forma independiente por los tres poderes
-Ejecutivo, Legislativo y Judicial- no tendrán problema en reconocer y apoyar
al nuevo gobierno paraguayo y al nuevo presidente que se elija en abril del
2013.
Sin embargo, hay que contar con
la poderosa influencia de La Habana -y Caracas con sus petrodólares- que
pueden conducir a Paraguay una situación
muy parecida a la que vivió Honduras.
La presión política sobre Paraguay se redobló este domingo después que Chile, Colombia,
Perú, Uruguay, y Venezuela retiraron o llamaron a sus embajadores y Mercosur
suspendió a esa nación de asistir a su próxima cumbre. Eventualmente, podría ir
en lugar de Federico Franco el ex presidente Fernando Lugo.
angelicamorabeals@yahoo.com
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