Para proteger la salud de la población caraqueña durante el
período de los gobiernos civiles se dispuso la mudanza de la fábrica de cemento
La Vega, a pesar de que la fábrica se había instalado en despoblado y venía
operando antes de que densos sectores de población se residenciaran en sus
alrededores.
La regla ‘quien es primero en el tiempo es primero en derecho’
cedió ante la regla ‘la vida y la salud son derechos que priman sobre la
libertad económica’.
Esa misma
disyuntiva ha sido objeto de discusión en relación con el cierre del aeropuerto
La Carlota y la inseguridad que su operación implica para la vida de los
residentes en sus alrededores, aunque éstos también se asentaron después que el
aeropuerto estaba construido. Lo que si se ha instalado después que el sitio
estaba bien poblado es la torre para producir concreto para la misión vivienda
digna. Esa primera torre se ha reproducido en varios sitios de la ciudad en
sectores más densamente poblados y de menos recursos.
El respeto del derecho a la vida de cada ciudadano es pilar
fundamental de la democracia y prima sobre la misión ‘vivienda digna’ entre
otras simples razones porque las viviendas se construyen para que las habiten
‘personas vivas’, para las muertas se hacen cementerios.
No es así en el socialismo del siglo XXI, porque en el
comunismo, el derecho a la vida, el suyo y el mío, no prevalecen sobre el
derecho de los iluminados (llámese Stalin, Mao, Castro o Chávez) para
interpretar y definir lo que le conviene a usted y a mí, enunciado como lo que
le conviene a la humanidad que es la forma abstracta como los dictadores
justifican los atropellos a los derechos humanos suyos y míos por lo que las
‘bajas’ que hay en el camino no son importantes.
Usted y yo sabemos que en
realidad lo que hacen prevalecer es el derecho de ellos mismos a hacer lo que
les da la gana. Preparémonos por lo tanto a respirar polvo de cemento porque
‘la misión vivienda digna’ que permitirá, quizá en el 2054 centenario de su
nacimiento, cantar alabanzas al amor que Chávez sintió por su pueblo, quizá
deba decir siente para que no se me acuse de desearle veladamente la muerte,
prevalece sobre el derecho a la salud y a la vida de los habitantes en el año
2012.
Hoy la prensa reporta que “una concretera asfixia a una
escuela ubicada en San Agustín del Norte que reabrió sus puertas tras dos días
de cierre y solo asistieron 50 niños”. Esos 50 niños, más los que no asistieron
se enfermarán en nombre de lo que le conviene a la humanidad, el éxito del plan
“vivienda digna” aunque indignos sean sus ejecutores. No proteste, las
protestas y los protestantes no tiene cabida porque ‘por ahora’ el sabanetero
se ha declarado católico.
opaezpumar@menpa.com
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