Hugo
Chávez de forma despectiva nos llama “pitiyanquis”. A decir verdad, tamaña
vulgarización no le cuaja, pues si algo caracterizó la democracia aquella, fue
la de mantener relaciones independientes y soberanas con los Estados Unidos. De
paso, nuestro primer comprador de petróleo, en condiciones aceptables. Nunca se
nos vendió a los Usa ni mucho menos fuimos lacayos de nadie.
Todo lo contrario
pasa ahora, ya que prevalecen los términos muy desventajosos para Venezuela en
la comercialización del régimen de Chávez nada menos que con la China. Al mejor
estilo de los pitichinos
Hugo
Chávez en su condición de mandamás de Venezuela, se ha permitido por casi
catorce años acusar a sus opositores y a los gobiernos de la democracia pasada,
de “cachorros del imperio”; y por eso de forma despectiva nos llama
“pitiyanquis”.
A
decir verdad, tamaña vulgarización no le cuaja, pues si algo caracterizó la
democracia aquella, fue la de mantener relaciones independientes y soberanas
con los Estados Unidos. De paso, nuestro primer comprador de petróleo, en
condiciones aceptables. Nunca se nos vendió a los Usa ni mucho menos fuimos
lacayos de nadie.
Todo
lo contrario pasa ahora, ya que prevalecen los términos muy desventajosos para
Venezuela en la comercialización del régimen de Chávez nada menos que con la
China. Así que, en todo caso, a esa actuación preferencial del régimen con los
rojos capitalistas si le calza lo de ser diríamos, un auténtico “pitichino”. Es
decir, entregados al mejor estilo de los “pitichinos”.
Los
tratados son nada convincentes, se ha denunciado incluso la ilegalidad de las
negociaciones, causantes de daño patrimonial para Venezuela. Preciso recordar
además, que Chávez dijo que la cooperación con China sería “inmortal”.
¿Qué
sucede?
Los
chinos “vinieron a salvarnos”, resulta que se ha puesto en manos del país
asiático, nuestra industria ferrosiderúrgica: Alcasa, Venalum, Ferrominera
Orinoco y Sidor, empresas en un pasado orgullo de los venezolanos.
“El
ahora secretario general de Sintralcasa, Henry Arias, insiste en que el
propósito del Gobierno es entregarle las empresas a los chinos de manera
encubierta, usando la máscara de la inversión para luego concretar la entrega
de las fábricas”. A saber: “Recientemente, los trabajadores de la construcción
han denunciado que Ferrominera Orinoco pretende sustituir la mano de obra
venezolana por personal chino. El descontentó generó la protesta de los
trabajadores”.
Los
acuerdos preferenciales rayan en lo abusivo. Se habla no sólo del reembolso por
el petróleo muy por debajo del precio de mercado a la China. Sobre el asunto el
diputado Miguel Angel Rodríguez ha sido bastante claro en las entrevistas
concedidas, más de 300 millones de barriles entregados a China desde el 2008,
pagados entre 40 y 50 dólares por barril, un precio muy por debajo del promedio.
Leo
recientemente una columna en inglés de Roger Noriega, quien asegura que los
chinos por medio de convenios abusivos han proporcionado más de $ 20 mil
millones en préstamos rapiditos a Chávez en los últimos 18 meses (The Chinese
have provided more than billion in quickie loans to Chávez in the last 18
months, which are to be repaid by oil at well below the market price).
Como
un antecedente, no olvidemos la entrega por parte del estado venezolano a una
transnacional china el año pasado, en el 2011, del manejo del canal de
navegación del Orinoco.
Por
otra parte, estamos hablando de arreglos comerciales con un régimen donde
impera la tiranía, la opresión del pueblo, explotador de sus trabajadores, con
la pésima calidad de sus productos y servicios. Bien sabido es, que empresas y
gobiernos entregados a China, hasta ponen en peligro la propia seguridad de sus
países.
Entonces,
sobradas razones para resultar altamente preocupante.
marthaccolmenares@yahoo.com
@marthacolmenare
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