Estamos
presenciando un momento histórico en el que vemos cómo se avanza con una
directiva del Poder Ejecutivo Nacional por sobre un esquema de reglas de juego
en materia comercial, administrativa y constitucional, gracias a un Congreso
Nacional dominado por una mayoría circunstancial que convalida una vez más el
decisionismo en estas décadas democráticas.
Así,
no sólo el Congreso Nacional convalida los excesos del Poder Ejecutivo Nacional
sino que además, varios grupos políticos como por ejemplo gran parte del
Radicalismo o el Frente Grande, son actores que se avienen a que esto ocurra.
Es decir, cuando Cristina Kirchner expresa en el acto ocurrido en el estadio de
Vélez, en la última semana, que da gracias por el amplio apoyo recibo de los
distintos sectores políticos de la argentina está dando gracias por todas las
manos que lavaron desde las oposiciones políticas a la mano del actor
hiperpresidencialista. Les da las gracias por licuar las responsabilidades
políticas del Kirchnerismo al permitirse con sus votos convalidantes el
procesamiento institucional del atropello a la previsibilidad, al largo plazo,
a la prudencia y al real control de los actos de gobierno.
Por
esto, no sólo se percibe el escaso tiempo dado en estas jornadas legislativas
como para que se pueda discutir suficientemente tan importante medida, de hecho
casi nulas fueron las consultas a la sociedad civil en las reuniones de
comisión si se toma en cuenta otras discusiones legislativas recientes, sino
que además (lejanos en sus actos y en su obligación política de ejercer la
defensa en forma y fondo del espíritu y la letra de la Constitución Nacional)
varios grupos políticos con representación en ambas cámaras legislativas han
dado por tierra al esquema de separación del poder y control entre órganos por
funciones, del tal mentado equilibrio entre poderes. Tanto esto es así, que a
la vasta literatura sobre teoría política que nos puede servir de guía
interpretativa para el caso hay que sumarle la visión de la Corte Suprema de la
Nación en el recordado fallo “Peralta” que ha interpretado oportunamente que
estamos nada más ni nada menos ante una “categoría histórica” para el Estado
Argentino que no habilita de modo alguno a pensar que todo es posible, sin
importar los medios empleados. Este sería un caso.
Pues
bien, parece que todo lo anterior no fue suficiente argumento como para motivar
a las oposiciones a un ejercicio crítico y responsable del cargo sino que de
modo contrario han sido actores tenues, diluidos, grises, que dieron lugar al
trámite expreso que requirió el Poder Ejecutivo Nacional. Por esto, resulta
claro que están haciendo historia al desconocer ésta “categoría histórica” no
posibilitando que una mano controle a la otra, en tanto la ley de expropiación
de Repsol - Y.P.F. culmina finalmente fundada en un espíritu arbitrario por no
estar suficientemente justificada de antemano el por qué de ésta situación y
cómo continuará todo después de su aprobación legislativa.
http://www.atlas1853.org.ar/articulos/articulos.asp?Id=12608
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