Los
gobiernos que viven de la enorme ubre oficial deben andan enloquecidos, ante la
inminente derrota de Hugo Chávez. La época del disfrute de los recursos de
todos los venezolanos culmina con la caída de su bondadoso financista. Más allá
de la burda manipulación de encuestas, presentando números risibles que no se
compadecen con la realidad que se siente en las calles, existe un verdadero terremoto
que viene arrasando con la salud política del régimen. No tenemos que ser
expertos para comprender que los días del Gobierno están contados, que no
existe maquillaje posible que pueda ocultar la difícil contingencia que
atraviesa el proceso.
La victoria
de Henrique Capriles Radonski, no solo será el fin de enormes negocios que
transformaron a los pillos revolucionarios en potentados capitalistas, sino que
sus múltiples fechorías serán puestas a la luz. Sus verdaderas intenciones
quedaran al descubierto, los disfraces caerán y dejarán ver las miserias; ha
llegado el tiempo en el cual los falsos revolucionarios terminarán olvidados en
el basurero de la historia.
Las
reuniones se multiplican. De pronto el gran negocio que garantizaba el primer
mandatario nacional ha perdido fuelle debido al cambio telúrico que experimenta
el mundo político nacional. El superhéroe intergaláctico del comunismo
internacional, el gran financista de cuanto bandolero aspire a derribar al
mundo democrático; terminó reducido al vaivén de cualquier mortal. El país ya
no se pliega a sus exigencias y mucho menos cree sus mentiras escalofriantes.
Hoy la revolución podrida es minoría y sigue con indicadores que sostienen que
su caída será todavía más profunda.
El
futuro avanza en el liderazgo de Henrique Capriles. Ya no se trata de vivir en
una pesadilla permanente, ahora existen motivos para luchar por el cambio
necesario que nos saque del atolladero en donde estos revolucionarios de
pacotilla nos han metido.
La
gigantesca ubre que vomita petróleo se va a secar para tanto oportunista,
millones de dólares se fueron de Venezuela a resolver los problemas de otros.
Le arrancaron a los sectores populares los recursos que ayudarían a lograr una
vida mejor. Este proceso de Hugo Chávez se siente cubano, delira por Bolivia y
Ecuador; en el fondo de su alma variopinta no están los venezolanos.
Llegó
la hora de ponerlos en su sitio. El 7 de octubre ganaremos y cobraremos. Eso
sí, tienen que pagar por tanto robo. Ojalá las cárceles puedan llenarse de
estos hampones.
alexandercambero@hotmail.com
@alecambero
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