Del mismo modo, en nuestro trajinar socio-político no procede el perdón y menos el olvido en tanto los causantes de esta tragedia no tomen conciencia del daño engendrado, desistan de continuarlo y asuman en justicia la pertinente sanción.
De
hecho, sería terrible olvidar lo que en tal fecha ocurrió, más aún vista la
presente actitud que en relación a esa masacre mantienen sus responsables. Es
el caso, que pasados 10 años se profundizan todas y cada una de las razones
para aquella rebelión popular, que amparada en el 350 constitucional tuvo su
epicentro en la ciudad de Caracas.
Para
tal fecha era evidente la intención del todavía legítimo gobierno del teniente
coronel Hugo Chávez por adueñarse del Poder Público Nacional e instaurar la
tiranía que hoy padecemos. Ante tales circunstancias resultaba justo y
necesario que la sociedad democrática venezolana se defendiera conforme a la
Constitución, y así lo hizo.
El
paro cívico de los otrora empleados administrativos de Pdvsa, ya organizados
como "GENTE DEL PETRÓLEO", negados a trabajar para un patrono
socialista que se empeñaba en hacer de la principal industria nacional la
"caja chica" del partido de Gobierno, dieron el ejemplo. Ante ello
Hugo Chávez, violando con toda intención el ordenamiento jurídico laboral los
"botó" (silbato mediante), y los héroes de la empresa petrolera
tomaron la calle, cívica y pacíficamente y la Venezuela demócrata los siguió.
Lo que continuó es historia patria.
Más
de 100 mil venezolanos, valientes y convencidos sobre la pertinencia de la
libertad por encima de la opresión dirigieron su marcha hasta la sede del
Gobierno, ejerciendo así su derecho a pedir al todavía presidente
constitucional su salida pacífica del poder en virtud de los daños causados por
su gestión gubernativa de apenas 2 años, y ahorrarnos así el caos de una
tiranía socialista que va rumbo a los 14.
Ante
ello la inacción y la burla del teniente coronel fue la única respuesta. En
tanto, grupos de socialistas, violentos y armados hacían frente a todo aquel
que osara acercarse al palacio de gobierno, aun si se tratare de la fuerza pública.
Saldo
fatal de 20 muertos, con más de 100 heridos y nadie en prisión en razón de la
autoría material de tal masacre aun cuando el régimen gobernante tenía ya
control de todos los órganos de seguridad ciudadana, Ministerio Público y Poder
Judicial. Entonces ¿Cómo olvidar?
Cómo
olvidar, cuando nuestra incapacidad para concretar como sociedad tan magno
esfuerzo cívico ha posibilitado la permanencia de un régimen socialista
culpable de mantener en prisión política a dignos venezolanos que como Iván
Simonovis, José Sánchez "Mazuco" y otros tantos, pagan con su
libertad y con su salud el costo por pensar distinto.
Todas
y cada una de las vías constitucionales consagradas para restablecer la plena
vigencia de nuestra Carta Magna son válidas. El próximo 07 de octubre es otra
gran oportunidad. Ganar la "Batalla de las ideas" es siempre el mejor
camino, el camino para la paz con base en la justicia, pero sin olvidar,
olvidar todavía no.
Porque
así como para nuestra Iglesia Católica Apostólica Romana, "El perdón de
los pecados reconcilia con Dios y también con la Iglesia". Canon 1462;
exige también el cumplimiento de varios pasos para que el sacramento de la
reconciliación tenga validez, y pueda expresar así un camino hacia la
conversión, que va desde el análisis de nuestros actos, hasta la acción que
demuestra el cambio realizado en nosotros. Caso contrario la reiteración del
pecado se hará costumbre.
Del
mismo modo, en nuestro trajinar socio-político no procede el perdón y menos el
olvido en tanto los causantes de esta tragedia no tomen conciencia del daño
engendrado, desistan de continuarlo y asuman en justicia la pertinente sanción.
ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com
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