Desmontar el comunismo socialismo, a mi manera de ver, pasa, en primera instancia, por dos decretos: El primero, liberalizar los precios. El segundo, permitir que todas las personas, los ciudadanos, puedan ejercer el comercio con libertad.
La
acostumbrada planificación desde la cima, tal como hacían en la Urss, Cuba,
etc., y pretenden aplicar aquí desde 1999, ha resultado inútil porque, entre
otras causas, todos los días en el mundo entero se amplia la gama de productos
demandados por la población. Y este gobierno carece de la capacidad para
satisfacerla.
Se ha
producido, de hecho, una separación, caótica para esta economía dirigida,
intervenida, centralizada, totalitaria, entre el poder y la información. El
poder directivo rojo rojito permaneció en la cima un trecho, ahora esta
retenido en la isla cautiverio y carece de la mejor información.
Las
necesidades se conocen y se sienten, se palpan, solo en la base, en el pueblo,
sobre todo marginal, donde no hay, donde no existe poder alguno para
satisfacerlas.
Fracasó
la idea de administrar el país como si fuera un gran hato ganadero del siglo
XIX, un conuco, una pensión, un garito, una cantina, y ya no solo en el sector
de los bienes de consumo, donde nunca tuvo factibilidad alguna, sino hasta en
el sector de la tan cacareada industria militar, el área mas preciada de estas
“autoridades” rojas.
La
demanda creciente de bienes de consumo ha provocado un efecto multiplicador
inverso. El aumento de la demanda de alimentos exige un incremento de la
producción agrícola y, en consecuencia, la emigración de la fuerza laboral
rural se hace cada vez menos deseable. No obstante, como parece imparable la
emigración de los trabajadores agrícolas hacia las áreas urbanas, es necesario
mejorar las condiciones de vida rural para revertir este proceso, lo cual se
traduce en un aumento de la demanda de bienes de consumo y servicios.
A fin
de incrementar la producción de bienes de consumo es preciso, entonces,
construir, reconstruir y expandir la industria liviana, lo que nuevamente
requiere fuerza de trabajo adicional, lo que tiene un efecto inflacionario en
la demanda de bienes de consumo.
La
situación en las industrias de productos de consumo se ha tornado tan aguda que
el más venerable y codiciable de los bienes de la economía, el dólar, ha sido
empleado para financiar la importación: de medicinas, repuestos, ropa y
zapatos, gasolina, cabillas, etc., y, especialmente, de alimentos.
Y, en
estos momentos, luego de 13 años, se esta observando una especie de nuevo
sistema económico subterráneo, que no fue introducido por decretos del gobierno
ni tampoco fue la resultante de la "creatividad revolucionaria de las
masas", “del poder que se le dio al pueblo”, sino que lentamente esta
tomando cuerpo bajo los efectos de los "requerimientos básicos,
prácticos", el “estado de necesidad”, por medio de reorganizaciones
administrativas convencionales y de la revocación o simplemente el olvido, para
casos puntuales, de las regulaciones y la adopción de otras nuevas.
El
resultado, por lo observado hasta el momento, de este proceso será,
seguramente, el surgimiento de un nuevo sistema de administración de la actividad
económica basado, tal vez, en la "obtención de aprobaciones" a través
de negociaciones administrativas. Todo se lleva ante yo-yo perencejo para ser
aprobado.
Bajo
este nuevo sistema económico, yo-yo decido, yo-yo apruebo, rojo rojito, los
mecanismos de consulta y las negociaciones burocráticas, si es que se
practicaban en algún nivel, son reemplazadas y se regresa a los mecanismos de
Stalin, de la antigua Urss, de estricta subordinación militar. Eso es cuanto se
observa. La AN esta pintada en la pared. No interviene en nada. No hay
consensos.
Recordemos
que en la Urss el sistema administrativo imperativo, de Stalin, fue sustituido
por un nuevo sistema, el "mercado burocrático administrativo", que
vino a determinar la realidad económica soviética de las décadas siguientes.
El
mercado burocrático rojo rojito, aquí, generó un tipo particular de
administradores en sus inicios: el "soldado del partido", “mande mi
comandante”. “mi comandante presidente”, que aun se oye en algunos actos por
los parlantes, y, ahora, ha dado paso o esta dando paso a otro tipo, peor, el
"mercader del partido", para quien no hay nada sagrado en los asuntos
públicos, tanto, que en sentido figurado puede intercambiar el destino de un
río apureño (como ocurrió, por orden gubernamental, con la destrucción de tapas
de caños entre el Matiyure y el Arauca, hoy inundados y ayer, cerca de 100 años
ha, sabanas aprovechables para la ganadería y la agricultura) por una tesis de
grado de un asaltante encapuchado.
Esas
“negociaciones burocráticas” de los “mercaderes del partido”, en este País,
llevan el camino de terminar, de "vender" y “acabar” con su propio
sistema, al destruir su propia base, su propio status.
Los
status que los propios rojos y rojitos se dieron e impusieron así mismos, entre
ellos, ya perdieron, porque así lo ha determinado el pueblo rojito sin que
nadie se lo diga, ordene o imponga, el significado de posición o prestigio
correspondientes a un rol que quisieron imponer, también, fuera del mundo
comunista socialista: a manera de ejemplo solamente, un académico en nuestro
país no es necesariamente un hombre docto (según los rojos rojitos), en tanto
que quien ostenta el título de médico puede saber muy poco o nada de medicina
(según los rojos rojitos).
Toda
acción conlleva una reacción. La regulación voluntarista de cualquier proceso
social da origen a la formación de coaliciones para defender los intereses
colectivos que se ven afectados por tal regulación.
Generalmente
dichas coaliciones cumplen una doble función. Primero, mediante la unión de las
capacidades individuales de influencia de los distintos miembros, permiten
aumentar su presión sobre las autoridades reguladoras. Segundo, permiten que
otras fuerzas organizadas de la sociedad puedan tratar con entidades
representativas y responsables (dentro de sus capacidades) por las acciones de
sus miembros. Las coaliciones son una creación social, la estructuración del
problema que las originó.
En la
compleja sociedad moderna existen varios sistemas de coaliciones jerárquicas
para el manejo de los procesos económicos. Y los asuntos concernientes a
diferentes coaliciones se resuelven, casi siempre, mediante un proceso de
obtención de aprobaciones. Los rusos tenían un término, una denominación que
llamo mí atención: “proceso de obtención de aprobaciones”, aparecido poco antes
del fracaso comunista socialista.
La
aceptación social de la importancia de cualquier interés (grupos, ente, etc.)
se refleja en el status de la entidad que lo representa. Tanto el status como
la capacidad de la entidad representativa para influir positiva o negativamente
en otros participantes del “proceso de obtención de aprobaciones” determinan el
peso de los participantes.
¿Cuánto
peso tiene, por ejemplo, la oposición MUD, en el país, y con relación al
régimen, hoy? ¿Tiene algún peso? ¿Esta ganando peso? ¿Como lo puedo conocer?
¿Alguien lo puede explicar?
Cuando
no es posible que las partes interesadas participen directamente en la toma de
decisiones importantes, el proceso de obtención de aprobaciones se torna
iterativo.
Finalmente,
la destrucción del mecanismo de toma de decisiones del sistema rojo rojito y la
crisis de poder político y moral (existente aunque lo nieguen cada segundo) han
preparado la vía para que economistas, periodistas, profesionales en general,
diputados, ONG s de todo tipo, representantes de las regiones y otras fuerzas
políticas, fustiguen de mil maneras a los órganos administrativos de esta
economía centralizada agonizante, para la cuál cualquier nuevo experimento que
intenten los rojos rojitos está condenado.
¿Qué
hacer? Lógicamente: Desmontar el sistema comunista socialista lo mas rápido
posible. Darle nombre y forma a una especie de perestroika, salvando lo
salvable. ¿Es posible? Claro, si es posible. ¿Pero los rojos rojitos dicen que
los militares y el pueblo, la ecuación perfecta ejercito-pueblo, todos son
comunistas socialistas? Eso es indemostrable. El pueblo no son ellos solos, el
pueblo somos todos y más de la mitad, de este pueblo, porque así lo demuestran
los votos emitidos en elecciones efectuadas, no voto por ellos. Lo dicen para
reprimir, en primer lugar, la libertad de expresión, para sembrar terror y
justificar el crimen.
Atención
al tambor. La dirigencia comunista socialista pregona la igualdad, siempre anda
con ese cliché y mucha gente para la oreja y, en el fondo de su alma, tal vez
lleva el deseo de la igualdad, pero los comunistas y socialista nunca, en
ninguna parte en donde han gobernado y menos aquí, donde llevan 13 años, han
practicado ni practican la igualdad. Ahí esta el espejo de la isla cautiverio,
no muy lejos.
Durante
los 70 años de comunismo socialismo en la Urss, desde la época de Stalin las
diferencias entre las personas eran enormes. El nivel más bajo correspondía a
los prisioneros en los campos de concentración de Stalin, y luego, subiendo por
la escala, teníamos a los campesinos hambrientos; después a los obreros, que
además de sufrir hambre, vivían de a tres familias en una habitación; luego
venían los profesionales que podían contratar una empleada doméstica; después
estaban quienes desempeñaban cargos directivos, y, en el nivel más alto, los
burócratas cuyas condiciones de vida no eran en nada inferiores a las de los
millonarios en los Estados Unidos. Esta era la estructura en los tiempos de
Stalin. En la época de Brezhnev, las desigualdades eran menos marcadas, pero de
todas maneras existía bastante más desigualdad que en los Estados Unidos.
Aquí,
ahora, todos podemos ver los niveles de “desigualdad” que existen. Están a la
vista, toda la parafernalia de escoltas, saraos, viajes, comodidades,
preferencias, asignación de viviendas, desorden, privilegios, implicaciones,
corruptelas, y pare de contar. Tremenda “desigualdad”.
¿Todos
somos comunistas socialistas? Eso no es así. No estamos hoy en condiciones de
hacer esa afirmación, este modelo político económico (que esta fuera de la
Constitución, fuera de la bicha) no da para eso, todos tenemos necesidades y
carestías sentidas, eso si. Hay odiosas preferencias y exclusiones y
desigualdades propiciadas desde el gobierno, eso si.
Si alguien
le ofrece a usted un salario de 100 euros y otro le ofrece 1.000 euros, ¿Qué
hace usted? ¿Va a pensar primero si vive en comunismo socialismo o en
capitalismo para aceptar? Pensar en eso en estos momentos no tiene sentido.
Supongo que usted está claro que con 100 euros no se puede vivir, en cambio con
1.000 euros se puede vivir bien. Usted aceptara los 1000 euros.
Este
proceso comunista socialista rojo rojito que está en marcha y en decadencia,
así las estadísticas exhibidas y publicitadas por el régimen digan lo
contrario, no lleva sino al desastre, a la quiebra económica como Cuba, Grecia,
Portugal, España, Argentina, etc., y, en poco tiempo, y ojala que podamos
evitarlo, a la perdida del rumbo con relación al progreso y a la paz.
La
gente, el pueblo en su mayoría, parece que no está interesada en escuchar
conferencias sobre la situación económica, las ideologías, los modelos, los
planes, etc., ni se interesa por los problemas que se discuten en la AN;
pareciera que sólo está buscando, esta concentrado en encontrar rápido alguna
manera de vivir, un lugar en la vida.
Y son
esas personas las que están realizando, como pueden, la reforma económica
subterránea, subversiva. Aquí ya no se trata de cuál sea la reacción de la
gente, sino de hasta dónde puede llegar el proceso.
En este
aspecto comparto con algunos de mis colegas la idea de que en las condiciones
actuales, el proceso de liberalización de la economía llegará tal como ha
pasado en la mayoría de los casos que conocemos, y que tal vez terminaremos en un
sistema mas inclinado a la forma liberal que nunca hemos tenido. El problema
futuro será hacer que ese mercado sea eficaz.
Desmontar
el comunismo socialismo, a mi manera de ver, pasa, en primera instancia, por
dos decretos: El primero, liberalizar los precios. El segundo, permitir que
todas las personas, los ciudadanos, puedan ejercer el comercio con libertad.
Hay que abrirles, de inmediato, las puertas al pueblo, a los ciudadanos, para
que participen abiertamente en la economía de mercado. Hay que penetrar en la
economía de mercado de una sola vez. Las privatizaciones tendrán una
importancia menor.
Lema
Histórico de Venezuela: “Dios y Federación”.
Flor: Orquídea.
“Todo aquello que resulta ser grandioso e
inspirador es creado por individuos que pueden trabajar en libertad”, Albert
Einstein.
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