Las formas de la democracia representativa se están
diluyendo. El voto, principal mecanismo de transferencia de poder a nuestros
“legítimos representantes”, está cada vez siendo más controlado por sus dueños
en la medida de que la voz de las personas tiene la posibilidad de ser oída por
todos. En la actualidad no es suficiente endosar el poder, es necesario ahora
hacerle contraloría posterior para que ese poder dado en los sufragios sea
aplicado a favor de las necesidades de la gente.
La tecnología de la información, la Internet y las
redes sociales han abierto la posibilidad de que cada ser humano se conecte con
millones de personas. Y solo uno de ellos puede levantar una chispa que
incendie una pradera. Esa es la real belleza de la tecnología y se está
aplicando con cada vez más conciencia. Pero así como hay quienes hemos
descubierto esta nueva faceta del hecho tecnológico, los hay quienes la están
usando para fines no tan sublimes. No deja de ser impresionante el mundo que se
abrió. Otro mundo, igual que el que tenemos, con todas sus imperfecciones pero
con características muy particulares.
El llamado ciberespacio es una suerte de mundo
paralelo donde se desarrollan, además de mismas las situaciones del mundo
llamado real, otras en la que el ser humano se desdobla en otro que se comunica
y se hace notar de una manera que nadie jamás imaginó. ¿Cuándo alguien se
hubiera imaginado que un video podía ser grabado y distribuido a voluntad,
revelando cualquier tipo de mensaje? ¿Cuándo alguien hubiera ni siquiera soñado
que una persona podía tomar la foto o un video desde cualquier lugar del mundo
y colocarlo en una red que lo reprodujera y llevara en segundos a millones de
personas? Ni siquiera los escritores de ciencia ficción llegaron a tanto. Como
en otras oportunidades, la realidad fue mas allá que la ficción.
Pero donde se están moviendo los cimientos es en la
concepción de lo político. Como el poder concentrado del voto puede, vista esta
realidad, convertirse en algo vivo, en algo que no se queda cada cierto tiempo
en una “urna”, sino que es dinámico y que incluso puede cambiar el curso de la
historia. Ya reseñan los noticiarios y los medios, la influencia que tuvieron
las redes sociales en los acontecimientos que dieron lugar a lo que se llamó la
Primavera Árabe. De cómo la convocatoria de las redes sociales influyó en el
curso de esos acontecimientos y en el cambio del sistema político en algunos
países, es algo de lo que tendremos que profundizar en los años por venir.
Hace pocos días me sorprendí con lo lejos que se
puede llegar con este fenómeno. Un ciudadano israelí colgó un video en YouTube
(ver Te amamos – Irán Israel
dirigido a movilizar la conciencia por la paz,
indicando que él no tiene problemas con los iraníes y en consecuencia no tiene
razones para ir a matarse simplemente porque su gobierno así lo decida. Que si
algún iraní oía de alguien que el “pueblo de Israel” le bombardearía, esa
persona no representaba al verdadero sentimiento del pueblo israelí. El video,
que dura menos de 2 minutos, relata lo que esta persona colocó en Facebook en
relación a esta posible guerra y sus reacciones, dirigiendo un mensaje a todo
el mundo, solicitando apoyo para la paz. El mensaje tiene un rostro con nombre
y está identificado con un sentimiento muy humano de paz con el que
difícilmente nadie puede estar en desacuerdo. ¡Se sorprende uno con lo que se
puede decir en 1 minuto 56 segundos! Esto provocó la respuesta inmediata de las
personas en el otro país indicando lo mismo a través de la red social Facebook.
Si este movimiento de la gente de carne y hueso cala en esos países y tiene
algún éxito, no será fácil llevarlos a una guerra. Lo interesante de este
mensaje es que, como dice el autor, va dirigido del pueblo para el pueblo, sin
intermediarios. Ya la gente se siente con las herramientas técnicas suficientes
para no necesitar intermediarios, ni nadie que les represente en aquellos
asuntos que directamente les conciernen. Y una guerra le concierne a todos, por
encima de los gobiernos.
Los gobiernos no son más que una foto periódica del
sentimiento de la gente, no la película. Ningún gobierno puede en esta época
abrogarse la legítima representación de la población en alguna decisión que la
involucre así como a su futuro, porque ese poder que se le transfirió en esa
foto congelada del tiempo puede estar vencido, de acuerdo a las circunstancias
del momento. De eso se trata el dinamismo de los acontecimientos que solamente
se pulsan con este termómetro de las redes sociales.
En Venezuela, poco a poco empezamos a tener
conciencia del poder de movilización y de opinión que puede llegar a tenerse en
las redes sociales, siendo Twitter la red más utilizada por los actores
políticos venezolanos así como aquellos que generan alguna corriente de opinión
pública. Falta mucho que recorrer pero ya se han dado algunos pasos
incipientes. El movimiento estudiantil hizo uso masivo de las redes sociales
para sus exitosas movilizaciones y campañas. Muchos quienes opinamos acerca del
Censo lo hicimos a través de las redes sociales y se generó un movimiento
importante de opinión pública en relación a ese tema. Como indicamos, hace
falta mucho trecho que recorrer y organizarse pero lo importante es que ya la
conciencia está allí.
Si cada venezolano con conciencia escribe y da su
opinión a través de las redes sociales, estaremos contribuyendo a la formación
de una opinión pública mucho más real que aquella que históricamente ha salido
de los centros de formación de opinión tradicionales, como las líneas
editoriales de los principales medios o la simple y común propaganda del
gobierno. Mientras muchos ciudadanos, sin más editor que su propia conciencia,
escriban o utilicen los medios audiovisuales de la red para dar su parecer
acerca de los diferentes problemas del país, estaremos creando la verdadera
opinión pública detrás del proceso de toma de decisiones. Estas son las
herramientas que ya han aprendido a usar en el Medio Oriente y que intentan
ahora, como hemos visto, prevenir una nueva guerra.
Pero este proceso aun se encuentra en plena
gestación. Se requiere agregar muchas voces. Que se oigan muchas personas que
tienen bastante que decir. Pero así como los medios de comunicación en sus
diferentes formas se han autocensurado como consecuencia de las amenazas del
régimen, las personas solas tampoco desean exponerse. Eso podría constituirse
en un obstáculo para la libre expresión de las ideas en esta nueva era, pero
dada inmensa cantidad de personas que cada día se incorporan a ese gigantesco océano
que es el ciberespacio, el miedo que es el arma principal de quienes amenazan,
desaparecerá diluyéndose en esa inmensidad. ¡No tengáis miedo! dijo el Beato
Juan Pablo II. Es la única forma para que la conciencia prevalezca…
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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