No es fácil predecir el resultado de
las elecciones del 7 de Octubre. La
mejor demostración de esta verdad son las encuestas de opinión. Sus resultados
son totalmente contradictorios. Lo primero que se observa en esos resultados es
su total falta de imparcialidad. Detrás de ellos se ocultan intereses
políticos. El grupo de encuestas que presentaron una diferencia cercana a
veinte puntos entre Henrique Capriles y Hugo Chávez son muy poco creíbles.
Están al servicio del régimen chavista. No es posible afirmar sin sonrojarse,
como lo hizo la encuestadora IVAD, que el candidato de la oposición democrática
se ha debilitado en relación a los porcentajes obtenidos el año pasado. Esa
afirmación no tiene lógica alguna. La opinión pública fue ampliamente influida
por el resultado de las elecciones primarias. Después de su triunfo, la figura
de Henrique Capriles tuvo que fortalecerse. De esta realidad, no puede haber
dudas…
Otro
elemento a considerar en cualquier análisis electoral es la desesperación que
se observa en los hermanos Castro y en la dirigencia chavista. Es natural que
haya angustia. Los meses pasan y las interrogantes crecen. En la práctica, el
PSUV no tiene candidato. Nadie puede prever el desenvolvimiento de la
enfermedad de Hugo Chávez. Lo que sí está claro es su imposibilidad para
intervenir en la campaña. Se tendrá que limitar a las cadenas televisivas y al
fortalecimiento de las distintas misiones. También debe preocuparles el efecto
que la segunda operación debe haber tenido en el electorado. Hasta hoy se había
logrado que la enfermedad impactara favorablemente el sentimiento noble de
nuestro pueblo, pero ya llegó el momento en que difícilmente se puede convencer
a amplios sectores de la población que voten por un candidato enfermo de
gravedad. La desmoralización cunde dentro del chavismo…
Otro
aspecto a tomar en cuenta es la situación nacional. Trataré de ser objetivo.
Creo que las nuevas misiones, en particular la de vivienda, ha creado una
relativa expectativa en los sectores populares.
Claro está que este impacto inicial tiene un reto no fácil de cumplir:
lograr entregar un número suficiente de viviendas. Creo que fracasarán en este
objetivo. Son muchos los factores adversos. Además de esta dificultad, un
conjunto de delicados problemas nacionales empieza a influir en la cansada
imagen de Hugo Chávez y de su gobierno. A mi criterio son cuatro los problemas
que están causando este terremoto político: la inseguridad, la contaminación
del agua, los apagones y la escasez, acompañada de inflación. Las protestas se
han ido incrementando gravemente en todos los sectores sociales. La grotesca
hegemonía comunicacional no será suficiente para disminuir el impacto de esta
realidad.
Lo que hace aún más desesperante la
situación para el chavismo, es que
frente a esta compleja situación electoral surge un candidato de oposición con condiciones muy particulares y se
estructura una campaña electoral inteligentemente diseñada y mejor conducida.
La presencia de Henrique Capriles en los barrios populares y en las
urbanizaciones de clase media está demostrando una capacidad de penetración
realmente impresionante. La emoción ha empezado a tomar fuerza. Los
acompañantes en las caminatas muestran una contagiosa alegría y un compromiso
muy particular que toma un significativo relieve por la presencia masiva de
mujeres y jóvenes. No se requiere ser un
analista político de gran vuelo para percibir en cualquier acto de la oposición una trascendente
cohesión, un sólido liderazgo y un mensaje que coincide con un sentimiento
nacional de paz, seguridad y progreso.
Esta
fortaleza queda más que demostrada sólo con recorrer los numerosos programas de
opinión favorables al régimen. De inmediato, nos damos cuenta de que existe una
línea estratégica en la campaña electoral de Hugo Chávez, cuyo objetivo es
destruir la imagen de Henrique Capriles, Utilizan todo tipo de bajezas,
haciendo señalamientos personales que por exagerados pierden totalmente su
impacto al ser rechazados por la idiosincrasia del venezolano. La campaña tiene
otras debilidades. Primero, muestra una carga de violencia y de odio que
contradice los propios mensajes de Hugo Chávez que aspira presentarse como
garantía de estabilidad y de paz.
Segundo, el mensaje se observa gastado y repetitivo. El ofrecimiento de
transformar a Venezuela en una sociedad socialista ya no impacta a nadie. Tercero, aparte de las
nuevas misiones no se presentan reales soluciones a los grandes problemas nacionales.
Este
panorama no coincide con el resultado de esas encuestadoras que tuvieron el
descaro de plantear una diferencia entre Chávez y Capriles de más de veinte
puntos. Por suerte, los resultados de las encuestas de Keller Asociados y
Consultores 21 colocaron las cosas en su sitio al presentar un cabeza a cabeza
entre los dos candidatos. La encuestadora Dataanálisis señaló recientemente una
diferencia de 13,3 % a favor de Chávez, pero dejó en claro que cerca del 25 %
no se había definido. En el informe de esta empresa se señalan tales
debilidades en la candidatura de Chávez y por el contrario, tantas fortalezas
en la de Capriles, que permite concluir que la tendencia favorecerá, en los
próximos meses, al candidato de la oposición democrática. Lo importante para
preservar la paz, es que el chavismo radical, liderado por Diosdado Cabello,
entienda que la oposición puede ganar y que no aceptará ninguna triquiñuela
electoral.
Caracas,
8 de abril de 2012.
fochoaantich@gmail.com.
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