La era posterior a Chávez ya ha comenzado y sus
problemas de salud sólo son una parte de las razones. Es importante entender
que su deterioro como candidato no se debe únicamente al cáncer que padece,
sino también a que ya forma parte de ese pasado que tanto se ha empeñado en
enterrar.
Las elecciones primarias
representaron el punto de inflexión en el cual el país escogió el futuro, y por
ello dejaron claramente un sabor a revocatorio presidencial.
Sorprendentemente, millones
salieron a votar sin miedo para elegir a un muy joven contendor de Chávez.
También para la sorpresa de un gentío los partidos tradicionales mostraron su
impactante debilidad. En otras palabras, el 12 de febrero se presentó como el
entierro de las llamadas cuarta y quinta, para darle paso a otra cosa.
Todos sentimos lo que era
difícil verbalizar: una nueva era, un sentimiento nacional con la mirada puesta
en el futuro, sin los achaques del pasado. En Miraflores lo sintieron y por eso
salió un Chávez demente a insultar a quien hoy tiene más legitimidad que nadie
para luchar por la silla presidencial.
Ese 12 de febrero se grabó
en el imaginario colectivo la posibilidad del triunfo democrático el 7 de
octubre. Y así lo captaron dos instituciones clave para garantizar el respeto
de los resultados de esa fecha: la Fuerza Armada y el Consejo Nacional Electoral.
Ambas instituciones no sólo se portaron a la altura del espíritu democrático
que se respiraba en las calles, sino que se les notó que disfrutaron la
experiencia de unas elecciones verdaderamente libres y sin presiones desde
Miraflores. Lo recordarán el 7 de octubre.
La oposición venezolana
finalmente se ha ganado dentro y fuera de nuestras fronteras el respeto que se
merecía. Todos los medios de comunicación internacionales han reseñado con
admiración las elecciones primarias en Venezuela, y todos ellos estarán
presentes el 7 de octubre.
En pocas palabras, a Chávez
se le agotó el discurso y todos sabemos que el agotamiento es el peor enemigo
de la emoción. Cuando quien lo reta es un candidato de 39 años de edad, nadie
puede creerle la cantaleta de que la oposición representa el pasado ni tampoco
la de la supuesta oposición oligarca y golpista cuando sus adversarios salieron
a votar por millones en unas primarias.
Chávez pasará a la historia
no como un presidente popular derrotado por el cáncer, sino como un autócrata
que se creía inmortal y fue derrotado por el espíritu libre de los venezolanos.
Esto es importante repetirlo
hasta el cansancio porque coincido totalmente con las palabras de nuestro
candidato Henrique Capriles Radonski: hay que desearle larga vida al
Presidente. Que no se muera para que con sus propios ojos vea cómo la historia
no lo absolverá.
Es verdad que la enfermedad
de Chávez podría obligarlo a retirarse de la contienda electoral, pero ¿para
darle paso a quién? Si Henrique puede ganarle a Hugo, contra otro candidato del
PSUV arrasa.
Termino con unas palabras de
preocupación.
Espero que la unidad de la
oposición se mantenga en un escenario sin Chávez y que el nefasto síndrome
Chacao no abra las típicas agallas. Y mi último y más importante mensaje: les
confieso que temo por la vida de nuestro candidato, su salida del juego
beneficiaría a todas las fuerzas del mal que apuestan por el caos. Hay que
cuidarlo.
@anajuliajatar
anajuliajatar@gmail.com
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