Que el 12 de febrero ningún venezolano bien parido, con sangre en las venas, fatigado del continuismo y amante del cambio deje de salir a votar para elegir al abanderado. Digámosle a Venezuela y al mundo que ha llegado una nueva hora.
El domingo 12 de febrero la Venezuela
democrática escoge su abanderado, en busca de camino con los votos, para que
las botas vuelvan a sus cuarteles, de las que se salieron con el sangriento y
fracasado golpe del 4 de febrero, hace 20 años.
No obstante el inicial fracaso en la
toma del poder por la fuerza, a sangre y fuego, Venezuela transita hace ya 13
años el camino de la imposición, de la fuerza militar que intenta dominar
porque sí, sin importar Constitución ni Derechos Humanos. El 12-F va más allá del 4-F, va en búsqueda de
libertad y progreso. Elegiremos el abanderado del cambio para avanzar. Con
razón se ha dicho que no hay 7 de octubre exitoso sin un 12 de febrero
contundente. Pero hay más, ese día forjaremos la fuerza que ha de medirse
contra el poder y el dinero. La fuerza triunfante de octubre debe nacer este
febrero de manera indubitable y categórica.
El Presidente de la República, quien
con sobrada razón es conocido como mitómano, intenta reescribir la historia a
su manera y con su pluma, mejor dicho con pluma prestada porque ciertamente él
escribe muy mal. El hecho cierto es que este 4 de febrero se cumplen 20 años
del baño de sangre que nadie pagó, cuando centenares de compatriotas fueron
asesinados por balas militares que insurgían contra la Constitución. Esta es la
realidad histórica del fallido golpe de Estado a comienzos de 1992, del que el
régimen quiere hacer un día casi tan importante como el 19 de Abril o el 5 de
Julio ¿Qué digo?, escribí “casi tan importante”, cuando para el Presidente
Chávez el 4 de febrero es mucho más trascendente que cualquier otra fecha en la
historia de la República.
Con propaganda oficial masiva y
violatoria de la Constitución y de las libertades, el régimen pretende sembrar
el 4 de febrero como fecha buena, digna de recordar, tiempo de reencuentro con
la patria y los próceres. A la propaganda oficial tenemos que salirle al frente
con la Constitución y la verdad de lo que significa y fue el 4 de febrero. La
fábula del mitómano ya es recogida en los libros de historia con los que
nuestros muchachos estudian en las escuelas.
El 12 de febrero debe ser respuesta
contundente al 4 de febrero. Debemos participar muy activamente en las
Primarias, porque la participación masiva -ojalá superemos con creces la cifra
de dos millones- anunciará la llegada de una nueva hora.
He oído decir de manera reiterada, en
círculos opositores, “estoy dispuesto a votar por cualquier candidato que se
elija en las Primarias”. A los más extremistas le he escuchado “si me ponen un burro de candidato, por él
votaría”, dando a entender su disposición a sufragar en octubre por cualquiera
de la oposición. Eso no está mal, pero que ese resteo contra el continuismo
comunista no lleve a la abstención al 12 de febrero, bajo la consigna de que da
lo mismo gane quien gane, ya que igual votaría. Recordemos que se trata, por un
lado, de elegir al abanderado y, por el otro, de hacer nacer una contundente
fuerza de triunfo.
Por último, la
manifestación cívica del 12-F debe ser una robusta respuesta de rechazo al
continuismo. Debe quedar muy claro que estamos exigiendo que las botas regresen
a los cuarteles. Es exagerada e inconveniente la presencia de militares en
funciones de gobierno, distintas a las que le son propias, a las que la
Constitución les asigna.
Que el 12 de febrero ningún venezolano
bien parido, con sangre en las venas, fatigado del continuismo y amante del
cambio deje de salir a votar para elegir
al abanderado. Digámosle a Venezuela y al mundo que ha llegado una nueva hora.
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