Capriles tiene el respaldo de todo el mundo
político opositor. Debe ir con tiento y certeza de pasos avanzando sin
equivocarse, sin dar traspiés. Chávez debe buscar por todos los medios cómo
ponerse una piel de cordero sobre esas fauces de lobo que han destrozado todo
el parque empresarial
Es muy interesante cómo se maneja el discurso
político de Venezuela. Ahora que hay dos candidatos para las elecciones del 7
de octubre, el discurso de Henrique Capriles Radonski es de unidad, de suma, de
todos, de contar unos con otros.
PASADO VS FUTURO |
Haciendo un análisis de la situación política,
la condición de ambos candidatos es compleja. Por una parte, Capriles debe
aglutinar cerca de siete millones de votantes duros para obtener la victoria
presidencial. La fecha electoral es el 7 de octubre, día cercano en la que las
lluvias torrenciales marcan el fin de la temporada y, que por lo general, dejan
inundaciones y complejidad en las vías de penetración.
Chávez tampoco lo tiene fácil. Lucha por su
salud y por devolverse aquellos seguidores que le han ido abandonando a lo
largo del camino. No sabe cómo sumar, su trabajo se basa en la división, en la
resta, la expropiación, el dar regalos sin fundamentos, en mantener a sus
votantes contentos gracias a las dádivas milagrosas llamadas misiones. No ha
sabido aglutinar, en 13 años de gobierno, al pueblo Ni-Ni (ni es de la
oposición ni de chavismo) que es un tercio del electorado.
Capriles tiene el respaldo de todo el mundo
político opositor. Debe ir con tiento y certeza de pasos avanzando sin
equivocarse, sin dar traspiés. Chávez debe buscar por todos los medios cómo
ponerse una piel de cordero sobre esas fauces de lobo que han destrozado todo
el parque empresarial. Tiene el empuje de querer aglutinar a los Ni-Ni, sabe
que debe luchar con astucia en contra del oprobio y, lo más importante, no
tiene miedo porque conoce las debilidades del monstruo.
Chávez está aterrado. Por un lado el cáncer que
lo va mimando como dicen las lenguas galenas y por el otro lado, el cáncer de
su propia inacción política, de la corrupción de los suyos, de las complejas
situaciones que no puede manejar en el interior del chavismo, divisiones y
pugnas que él mismo ha ido creando por aquella máxima militar de “divide y
vencerás”.
El gobierno de Chávez a la vez, no sabe cómo
batallar contra la avalancha de votos opositores que le viene. Quiso tomar las
riendas revisando las papeletas electorales, hacer una nueva lista de persecución
y le salió el tiro por la culata. Ahora sus secuaces dicen que las primarias
fueron fraudulentas y que la oposición
es el ogro al que sus huestes deben vencer, así como en el dibujo bicolor del
comandante.
La estratagema, que significa es su segunda
acepción “engaño artificioso” se le devuelve al comandante como un bumerán, va
directo a su cuello. Una estratagema que lleva 13 años usando y que la juventud
impetuosa de Capriles conoce de cerca. Solo el tiempo, la fortaleza de la
ciudadanía y su ejercicio democrático delante de las urnas dirá quién será el
vencedor: David o Goliat.
romer.max@gmail.com
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