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viernes, 3 de febrero de 2012

JOSE MANUEL ANDRADE C. LA AGRICULTURA DE PUERTOS O PUERTOS PARA LA AGRICULTURA

Durante las últimas semanas, a raíz de la crisis financiera mundial, el precio del barril de petróleo ha descendido a niveles por debajo de los USD 50.00 que el Sr. Presidente ha establecido como límite para el buen funcionamiento de la economía venezolana. Pues bien, estando en esta situación, los análisis económicos establecen que la prolongación de dicho  estado el precio del precio del petroleo por mas de seis-doce meses provocara un desacalabro nacional porque no se podra pagar por nuestra importaciones de alimentos.
En consecuencia, el desabastecimiento será esparcido en todos los rubros, porque los venezolanos importamos casi todo lo que comemos.  
Y justamente, porque importamos casi todo lo que comemos se ha desatado una serie de análisis sobre los efectos de las políticas gubernamentales sobre las industrias nacionales, particularmente sobre si Venezuela es capaz de poder sustituir todas estas importaciones. El gobierno argumenta que debe importar porque los productores venezolanos no producen suficiente. Esto último es realmente cierto, pero aún si no lo fuera, no debería tampoco limitarse la importación de cualquier rubro alimenticio. De esta manera, se califica a la agricultura del país como una “agricultura de puertos”, porque a través de los puertos ingresa la mayoría de los alimentos que consumimos. Los industriales nacionales piden a gritos que se restrinjan las importaciones, de manera de que ellos puedan colocar sus productos. Esta posición no sólo es una imposición a la sociedad, es condenar a la población a productos caros y de menor calidad que los que pudieran obtenerse de otro país.  
El problema real no es que la producción nacional sea insuficiente o de pobre calidad, el problema real es que las condiciones en Venezuela para producir lo que mejor puede no están dadas. La tesis de que el país debe ser “soberano” en su producción de alimentos y de esta manera garantizar la “independencia” no posee sustento sólido para un análisis sobre su sostenibilidad. La razón principal por la cual el producir y consumir dentro de Venezuela el 100% de los alimentos no es ni económicamente viable ni físicamente posible es porque la Divinidad nos dio ventajas y desventajas en varias materias.  Un ejemplo claro de esta situación es el hecho que en Venezuela no produce trigo y aún así somos grandes consumidores de pan y pasta. Así puede suceder con cualquier otro rubro. Volviendo al criterio de que no es viable producir todo lo que consumimos, la pregunta queda entonces, ¿cómo garantizamos una satisfacción de las necesidades alimentarias del país?
La respuesta está dada por la capacidad de los ciudadanos, en libre ejercicio de sus libertades económicas, de detectar las necesidades y posibilidades para suplir el producto adecuado. Las restricciones actuales e históricas sobre la libre acción económica de los ciudadanos, que los gobiernos venezolanos han establecido sobre todo en el derecho a la propiedad privada y el libre intercambio comercial, que buscan una “redistribución de la riqueza” se convierten en justamente la piedra de tranca para que una economía pueda aprovechar las grandes ventajas comparadas que el país posee para producir lo que mejor puede hacer.
El libre intercambio comercial de bienes y servicios es realmente el mecanismo para garantizar un abastecimiento de productos a toda la sociedad.  
Un buen ejemplo de lo que podemos lograr con el intercambio comercial lo representa el mango. La pregunta, ¿cuánto cuesta un mango? tiene diferentes respuestas, dependiendo del lugar geográfico dónde se haga. Si la hacemos en cualquier población del Edo Guárico la respuesta será: “Lo que cueste bajarla del árbol”. Si la hacemos en cualquier población de la provincia de Madrid, o cualquiera de España por ese mismo sentido, la respuesta será así como Bf 12 la unidad.
Podríamos sacar la cuenta de los ingresos que podríamos tener si todos los mangos que se pierden,  por no ser recogidos, se empaquetaran y distribuyeran en España.  
Sin embargo, en Venezuela no se piensa en estos términos por varios motivos, pero en especial por las dificultades que existen para producir por los costos de los materiales de producción y maquinarias especializadas, por las dificultades para la obtención de permisos y colocación de productos y más especialmente porque las dificultades de importación/exportación representan retrasos que hacen irracional la exportación de cualquier producto a precios asequibles y rentables.  La acción gubernamental debe estar orientada a que los productores puedan decidir sobre sus productos, garantizar las condiciones de intercambio comercial (sin imponer precios o cuotas de producción) y por sobre todo dar libertad de tránsito a los bienes producidos (pasando por la garantía de seguridad sobre robo y hurto, llegando hasta la construcción y mantenimiento de vías de comunicación adecuadas).  
De esta manera, Venezuela producirá bienes que no consumirá totalmente y exportará el excedente a países que desean consumirlos, así como igualmente importaremos todos los productos que deseamos consumir; aunque igualmente se produzcan localmente. Así, se cambia la agricultura de puertos para darle puertos a la agricultura.  
jm.andrade@gmail.com

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