Durante las
últimas semanas, a raíz de la crisis financiera mundial, el precio del barril
de petróleo ha descendido a niveles por debajo de los USD 50.00 que el Sr.
Presidente ha establecido como límite para el buen funcionamiento de la
economía venezolana. Pues bien, estando en esta situación, los análisis
económicos establecen que la prolongación de dicho estado el precio del precio del petroleo por mas de seis-doce meses provocara un desacalabro nacional porque no se podra pagar por nuestra importaciones de alimentos.
En
consecuencia, el desabastecimiento será esparcido en todos los rubros, porque
los venezolanos importamos casi todo lo que comemos.
Y
justamente, porque importamos casi todo lo que comemos se ha desatado una serie
de análisis sobre los efectos de las políticas gubernamentales sobre las industrias
nacionales, particularmente sobre si Venezuela es capaz de poder sustituir
todas estas importaciones. El gobierno argumenta que debe importar porque los
productores venezolanos no producen suficiente. Esto último es realmente
cierto, pero aún si no lo fuera, no debería tampoco limitarse la importación de
cualquier rubro alimenticio. De esta manera, se califica a la agricultura del
país como una “agricultura de puertos”, porque a través de los puertos ingresa
la mayoría de los alimentos que consumimos. Los industriales nacionales piden a
gritos que se restrinjan las importaciones, de manera de que ellos puedan
colocar sus productos. Esta posición no sólo es una imposición a la sociedad,
es condenar a la población a productos caros y de menor calidad que los que
pudieran obtenerse de otro país.
El problema
real no es que la producción nacional sea insuficiente o de pobre calidad, el problema
real es que las condiciones en Venezuela para producir lo que mejor puede no
están dadas. La tesis de que el país debe ser “soberano” en su producción de
alimentos y de esta manera garantizar la “independencia” no posee sustento
sólido para un análisis sobre su sostenibilidad. La razón principal por la cual
el producir y consumir dentro de Venezuela el 100% de los alimentos no es ni
económicamente viable ni físicamente posible es porque la Divinidad nos dio
ventajas y desventajas en varias materias. Un ejemplo claro de esta
situación es el hecho que en Venezuela no produce trigo y aún así somos grandes
consumidores de pan y pasta. Así puede suceder con cualquier otro rubro.
Volviendo al criterio de que no es viable producir todo lo que consumimos, la
pregunta queda entonces, ¿cómo garantizamos una satisfacción de las necesidades
alimentarias del país?
La respuesta
está dada por la capacidad de los ciudadanos, en libre ejercicio de sus libertades
económicas, de detectar las necesidades y posibilidades para suplir el producto
adecuado. Las restricciones actuales e históricas sobre la libre acción
económica de los ciudadanos, que los gobiernos venezolanos han establecido
sobre todo en el derecho a la propiedad privada y el libre intercambio
comercial, que buscan una “redistribución de la riqueza” se convierten en
justamente la piedra de tranca para que una economía pueda aprovechar las grandes
ventajas comparadas que el país posee para producir lo que mejor puede hacer.
El libre intercambio
comercial de bienes y servicios es realmente el mecanismo para garantizar un abastecimiento
de productos a toda la sociedad.
Un buen
ejemplo de lo que podemos lograr con el intercambio comercial lo representa el mango.
La pregunta, ¿cuánto cuesta un mango? tiene diferentes respuestas, dependiendo
del lugar geográfico dónde se haga. Si la hacemos en cualquier población del
Edo Guárico la respuesta será: “Lo que cueste bajarla del árbol”. Si la hacemos
en cualquier población de la provincia de Madrid, o cualquiera de España por
ese mismo sentido, la respuesta será así como Bf 12 la
unidad.
Podríamos
sacar la cuenta de los ingresos que podríamos tener si todos los mangos que se pierden, por
no ser recogidos, se empaquetaran y distribuyeran en España.
Sin embargo,
en Venezuela no se piensa en estos términos por varios motivos, pero en especial
por las dificultades que existen para producir por los costos de los materiales
de producción y maquinarias especializadas, por las dificultades para la
obtención de permisos y colocación de productos y más especialmente porque las
dificultades de importación/exportación representan retrasos que hacen
irracional la exportación de cualquier producto a precios asequibles y
rentables. La acción gubernamental debe estar orientada a que los
productores puedan decidir sobre sus productos, garantizar las condiciones de
intercambio comercial (sin imponer precios o cuotas de producción) y por sobre
todo dar libertad de tránsito a los bienes producidos (pasando por la garantía
de seguridad sobre robo y hurto, llegando hasta la construcción y mantenimiento
de vías de comunicación adecuadas).
De esta
manera, Venezuela producirá bienes que no consumirá totalmente y exportará el excedente
a países que desean consumirlos, así como igualmente importaremos todos los productos
que deseamos consumir; aunque igualmente se produzcan localmente. Así, se
cambia la agricultura de puertos para darle puertos a la
agricultura.
jm.andrade@gmail.com
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