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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

domingo, 8 de enero de 2012

VIRGINIA CONTRERAS: DEL NUEVO AL VIEJO CONTINENTE

Hace algunas semanas tuvimos la oportunidad de viajar a Francia, atendiendo una invitación de la organización “Diálogo por Venezuela”, radicada en ese país, pudiendo intercambiar ideas respecto a aspectos vinculados con la democracia, derechos humanos, seguridad y defensa, entre otros, con personalidades del mundo académico, gubernamental, periodístico y social de la Unión Europea.
El primer dilema que se le presenta a quien pretende exponer sobre la situación de su país fuera de sus fronteras, radica en el riesgo de explanarse horas y horas, haciendo disquisiciones que posiblemente a nadie le interesen. Particularmente, en el caso de Venezuela, ha sido un lugar común la visita de líderes políticos, y miembros de la sociedad civil, quienes en reiteradas oportunidades han acudido ante la comunidad internacional planteando la crisis política venezolana. No obstante, quienes residen más allá de la América Latina poseen un mundo propio. En ese mundo, salvo aquellas situaciones que por su naturaleza, o especificidades repercutan en sus asuntos, no caben otras perspectivas por mucha globalización que exista.
Respecto a Venezuela, el elemento que se vislumbra con mayor interés para la comunidad europea se refiere a la materia de seguridad y defensa, particularmente la relación que el gobierno suramericano ha venido manteniendo con organizaciones que ejercen el terrorismo, como la guerrilla colombiana, o los brazos violentos de los grupos políticos Hamas, o Hezbollah, en el Medio Oriente; o con países que propician o colaboran con el terrorismo, llegando a casos extremos con la vinculación de Venezuela con gobiernos que han venido amenazando al mundo con el  desarrollo de la energía nuclear con ideas aparentemente no muy sanctas, como  Irán.
Habrá quien opine que con la profusión de denuncias que ha habido en relación con la cantidad de actividades realizadas por estas organizaciones en el país latinoamericano, la situación debería ser más que obvia.  Pero a pesar de la insistencia que han manifestado quienes han venido formulando dichas denuncias, el mundo- más aún para quienes se encargan del ejercicio de labores de Inteligencia- no se rige por presunciones, sospechas y deducciones, que si bien pudieran significar algo oscuro en dichas relaciones, carecen de comprobación científica. La gente quiere saber cosas concretas: ¿Cómo se llaman esas personas y organizaciones extranjeras que conviven en Venezuela, qué hacen y cómo puede comprobarse que las referidas relaciones guardan un fin perverso y no corresponden simplemente a parte de la política exterior del  gobierno venezolano, de apertura hacia un mundo multipolar?
Son muchos los aspectos que se han destacado respecto a estas nuevas relaciones de la República de Venezuela con las mencionadas organizaciones y gobiernos. Se habla de la facilitación de uranio de parte de Venezuela hacia el Irán; se hacen afirmaciones respecto a ciertas empresas que han venido estableciéndose en Venezuela, con capital iraní-venezolano, en las cuales supuestamente existe algún fin oculto vinculado con la explotación de aquel mineral; se especula respecto a la posibilidad de que aviones de la línea aérea venezolana “CONVIASA”, que cubren la ruta Caracas-Damasco-Teherán transporten parte de ese mineral, o sean utilizados para trasladar a personal iraní de dudosa reputación. Incluso hasta se ha denunciado la participación de personal diplomático acreditado en los Estados Unidos, como la señora Cónsul de Venezuela en Miami, Florida, como parte de un grupo dedicado al espionaje y cuyo objetivo último seria facilitar información a los gobiernos de Irán y Venezuela sobre las actividades de los enemigos de estos dos regímenes en el país del norte. Es cierto que a primera vista todas estas situaciones pudieran representar una amenaza a la seguridad del globo terráqueo, por lo que significaría que efectivamente Irán, tal y como ha sido expuesto públicamente por naciones como los Estados Unidos, e Israel, podría estar en vías de materializar una bomba atómica y para ello el gobierno de Venezuela pudiera estar ayudándolo. Pero para quienes conocen y dedican su existencia a la búsqueda de la verdad, estas denuncias carecen de comprobación objetiva, y lo que es más grave aún: podrían estar infectadas de falsedad, al existir el riesgo de que las mismas pudieran provenir de los gobiernos a quienes se les ha acusado de todas estas actividades, quienes muy posiblemente mediante labores de contra inteligencia, estuvieren interesados en propagar infinidad de falsedades, haciendo uso de la buena fe y la reputación intachable de algunos personajes e instituciones, con el objeto de descalificar a estas fuentes, desviando la atención hacia las verdaderas actividades por aquellos realizadas.  De allí que en momentos en que el mundo afronta el pánico de lo que representa una amenaza nuclear, o las consecuencias de actos terroristas, la comunidad europea, a diferencia de lo que se piensa en el nuevo mundo, actúa con mucha más cautela de lo imaginable, e incluso mira con sospecha, a toda esta profusión de información.
Pero de todas estas situaciones comentadas, lo que si resulta evidente para el Continente Europeo,  es la vertiginosa manera en que gobiernos, como el de Irán, han venido extendiendo sus tentáculos por diversos países de Sur América llevados de la mano del gobernante venezolano. Lo que comenzó por una ampliación de las relaciones diplomáticas entre Venezuela e Irán, ambos miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), se ha convertido en una hermandad de tal naturaleza, que no solo el personal acreditado en la Embajada del país pérsico en Venezuela ha aumentado de 8 funcionarios a más de 50, en lo que va del gobierno bolivariano, sino que se ha reabierto, e incrementado, en países como Nicaragua (con un personal diplomático que excede los 70 miembros), Bolivia, Argentina, Brasil, y muy recientemente pretende ampliar sus tentáculos en Perú, con la anuencia complacida de su nuevo presidente, Ollanta Humala, e incluso en Guatemala como eventualmente podríamos ver al gobernante iraní en la toma de posesión del presidente centroamericano. Lamentablemente, a estos aspectos de seguimiento a tales funcionarios diplomáticos en estos países, así como de estudio hacia aquellos que realizan específicamente labores de inteligencia, (conocidos como “Pasdaran”), no se les ha dado la importancia que merecen, habida cuenta que el interés fundamental del régimen persa en el mundo no es la construcción de fabricas de bicicletas, tractores, o cemento para esconder uranio, sino la eliminación del sionismo de la faz de la tierra, así como de los “amigos de Israel”, como ha sido afirmado expresamente por los gobernantes iraníes. Comprenderemos entonces la importancia que para el gobierno de Irán representa el mantener un centro de operaciones en un lugar geopolíticamente estratégico como Venezuela, que así como les permite indudablemente sortear los obstáculos de los bloqueos y sanciones económicas impuestos por diversos países del mundo en su contra, (y muy seguramente la obtención de parte del tan codiciado mineral) facilite su incorporación al mundo occidental, permitiendo mimetizarse con las sociedades de esos pueblos de manera silenciosa, y ejercer sus labores de inteligencia y recolección de información a la vista de todos, sin que nadie parezca percibirlo. Las experiencias vividas por la Argentina en los años 90 respecto a los ataques iraníes a la Embajada de Israel en ese país, y a la Asociación Mutual “AMIA”, son ejemplos más que elocuentes de lo que representa la penetración terrorista de ciertos grupos de fanáticos islámicos en nuestro continente.
Adicionalmente a esta confusión de denuncias respecto a empresas, vuelos aéreos, y hasta bases misilísticas en Venezuela, otro de los elementos que no ha sido asimilado con claridad, por lo menos de parte de algunos miembros de la comunidad europea, son las razones que ha aducido el gobierno venezolano para profundizar sus relaciones con estos gobiernos que aúpan el terrorismo, o con organizaciones que lo ejercen. Nos referimos específicamente a los fundamentos jurídico/políticos que el gobierno bolivariano ha utilizado para mantener e incrementar dichas amistades, a los escenarios para los cuales a dicho gobierno les interesa la participación de aquellos, e incluso  las condiciones en que pretende beneficiarse de sus relaciones.
Comencemos por destacar que la fundamentación de la política de defensa del gobierno de Venezuela se encuentra establecida en la propia Constitución de la Republica, y desarrollada posteriormente en otras Leyes. Con esto, dicho gobierno se ha tratado de blindar frente a las denuncias y críticas que han venido realizando sus homólogos extranjeros, organizaciones civiles y los llamados centros de pensamiento, e incluso medios de comunicación, respecto a esas  relaciones peligrosas.
Esa política de defensa es conocida como “defensa integral de la Nación”, contenida en el Articulo 322 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cuyo primer elemento radica en reconocer la corresponsabilidad en la defensa de la Nación “de los venezolanos y venezolanas; también de las personas naturales y jurídicas, tanto de derecho público como de derecho privado, que se encuentren en el espacio geográfico nacional”.
Esa defensa integral ha sido definida como: “el conjunto de sistemas, métodos, medidas y acciones de defensa, cualesquiera sean su naturaleza e intensidad, que en forma activa formule, coordine y ejecute el Estado con la participación de las instituciones públicas y privadas, y las personas naturales y jurídicas, nacionales o extranjeras, con el objeto de salvaguardar la independencia, la libertad, la democracia, la soberanía, la integridad territorial y el desarrollo integral de la Nación” (Artículo 3.- de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación).
La Constitución rediseña esa relación en la cual se entrelazan el Estado, el pueblo y la fuerza armada, al establecer que “La seguridad de la Nación se fundamenta en la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil…El principio de corresponsabilidad se ejerce sobre los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar” (Articulo 326).
De lo antes expuesto se desprende que la defensa integral va mas allá de los aspectos meramente vinculados a los temas tradicionales en materia de seguridad y defensa, para abarcar áreas que incluyen aspectos que tocan lo social, económico, político, ambiental y cualesquiera otros que a juicio del gobierno venezolano puedan ser incorporados. De igual forma, en ejecución de dicha política, cualquier persona u organización, venezolana o no, que se encuentre en territorio venezolano es corresponsable de la defensa de la Patria. Para ello basta que al gobierno bolivariano le interese la contribución de esas personas, gobiernos u organizaciones,  para que les sean asignadas todo tipo de “acciones…cualesquiera sean su naturaleza e intensidad” (sic). Vemos pues que en base a ciertos principios constitucionales, como los señalados, y desarrollados en distintas Leyes, como la referida Ley Orgánica de Seguridad de la Nación y la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el Estado venezolano le abre las puertas a todos aquellos que a su juicio se encuentren unidos bajo unos mismos parámetros, como lo es la existencia de un mismo enemigo (Los Estados Unidos), la creencia de encontrarse bajo una misma amenaza (el imperio norteamericano), y la apariencia de un mismo  fin (defensa integral de la Nación).
Estas circunstancias, respecto a la política de defensa del Estado venezolano, no se conocen de esta forma en el viejo continente, toda vez que en la mayoría de esos países, entre ellos Francia, existe un concepto más o menos similar al de la defensa integral, conocido como la “defensa global”, el cual incluye ámbitos como el político, diplomático, social, civil, ambiental, geográfico, militar, y en fin, todos aquellos cuya acción u omisión repercuta a favor, o en contra, de los miembros de la Unión Europea. Con esto queremos señalar que mientras calificadas organizaciones y personalidades del mundo político, civil, académico y militar venezolano han denunciado la nueva política de defensa de Venezuela como un instrumento en detrimento de la propia Republica, en el exterior esta situación no se aprecia como una verdadera amenaza, por cuanto que allá se asimila al concepto de defensa integral el de defensa global, adoptado por esos gobiernos.
De allí que si se quiere hacer notar la amenaza que representa la vinculación del gobierno bolivariano con ciertas organizaciones y gobiernos terroristas, la diferencia no está en el qué, sino en el cómo y en el para qué existen esas relaciones, y no simplemente, como hemos venido observando, en hacer énfasis en aspectos que como la referida defensa integral de la Nación, su sola mención en nada contribuye a destacar la gravedad de la situación.
Para entender entonces el interés del gobierno de Venezuela en ampliar sus relaciones con el fanatismo islámico, o incluso con organizaciones que realizan actividades terroristas en la América Latina, como las FARC, o el ELN, en Colombia, así como la proliferación en la adquisición de material de guerra a gobiernos como el de Rusia, o incluso la facilitación de petróleo venezolano a países como Cuba, o China, es necesario introducir en el tema cuáles son los escenarios de conflicto que el gobierno venezolano ha considerado como posibles, y en qué medida esas nuevas relaciones –a juicio del gobierno bolivariano-pueden contribuir a la defensa integral de la Nación-; veamos:
1)     Una guerra de IV generación (4GW), en la cual el campo de batalla se trasladaría hacia la sociedad enemiga y en donde se haría necesario el favorecimiento de la población venezolana, de apoyar dicha guerra. Sobre este particular entenderemos entonces la constante amenaza del gobierno venezolano respecto a presuntas alianzas existentes entre “el imperio” (entiéndase el gobierno de los Estados Unidos y los sectores opositores venezolanos).
2)     Un Golpe de Estado, subversión y/o acciones similares, promovidos por grupos transnacionales (supuestamente con el apoyo interno, tanto de la sociedad civil venezolana, como de parte de la fuerza armada de ese país). Esta sería la razón por la cual el gobierno venezolano ha venido desarrollando y auspiciando otros tipos de fuerzas paralelas- como los Círculos Bolivarianos, los llamados “colectivos” y ciertas agrupaciones armadas, como las milicias bolivarianas, a fin  de contrarrestar la posible acción de la propias fuerzas militares (institucionales) que pudieran estar en contra del gobierno bolivariano.
3)     Un conflicto regional, cuya mayor amenaza, por su ubicación geográfica y por los intereses compartidos con los Estados Unidos, lo generaría Colombia, aun cuando en los actuales momentos las crisis políticas entre ambas naciones parecieran haberse distendido.
4)     Una intervención militar, tal y como sucediera en Irak (en donde a juicio de las autoridades bolivarianas se incorporarían los Estados Unidos, y países aliados de este, y en donde requeriría del mejor armamento, y la mayor tecnología, para tratar de contraponer el altísimo poder de fuego y capacidad militar extranjera, a cuyo efecto el gobierno bolivariano estaría interesado en incrementar al máximo sus equipos militares y material de guerra)
Tal y como podemos concluir, la primera diferencia que existe entre la defensa integral de la Nación venezolana, con la defensa global, es el tipo de amenazas que origina la aplicación de dichas políticas. Mientras que para Venezuela estas tienen por fundamento los escenarios antes descritos, para la Unión Europea los escenarios que se plantean los países miembros abarcan conceptos que atentan contra la seguridad de toda una región, y que si bien pudieren ser mucho más mortíferos que los otros, no evidencian el interés de agresión contra algún Estado en particular (por lo menos no en la forma en que el gobierno bolivariano lo interpreta). En el caso europeo nos estamos refiriendo a amenazas como el terrorismo, las consecuencias de los conflictos regionales, la proliferación de armas de destrucción masiva, o la delincuencia organizada. Vemos pues que mientras Venezuela se plantea su  propia “guerra fría”,  esta ya ha sido superada en Europa hace más de veinte años.
La otra diferencia sustancial entre ambas políticas de defensa radica en el enemigo a enfrentar. Siendo que para la Unión Europea uno de sus mejores aliados fuera de la región lo representan los Estados Unidos, para el gobierno bolivariano esas acciones extranjeras, invasiones, conflictos, o golpes de Estado en su contra, estarían dirigidos precisamente por la primera potencia del mundo, en colaboración con otras naciones aliadas, como lo serian la Gran Bretaña, Francia y Alemania, entre otros.
Como corolario de lo aquí señalado debemos destacar que en la medida en que nuestra atención transgreda los espacios normales de nuestra imaginación, dejando paso a rumores, y situaciones de difícil comprobación, muy probablemente las consecuencias producidas resultaran contrarias al efecto deseado, opacando hechos y circunstancias que bien por desconocimiento, o mala interpretación de los investigadores, en vez de ser denunciadas ante el mundo, podrían pasar desapercibidas para quienes, como hemos mencionado en el caso de la Unión Europea, entienden perfectamente la amenaza que podría resultar de las alianzas referidas.
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