Difícil para la oposición el generar la confianza suficiente en la gente
en que ahora hay una alternativa democrática con clara opción ganadora. Tal vez
sea por el peso de tanta derrota seguida, aunque en los cuatro últimos procesos
comiciales al menos en tres han conseguido resultados positivos. Es posible que
se trate de un complejo impulsado por Chávez desde las alturas de la silla de
Miraflores a punta de billete y televisión.
Razones hay y muchas. Plata, propaganda, abuso de poder, control de los
poderes públicos, la fuerza del verbo populista del militar metido a estadista,
la gran masa de pobres que lo respalda a pesar de que los trata con desprecio,
como recogiditos hambrientos, y además no les cumple. El inmenso peso de la
mentira y la promesa que sirve para mantener con esperanzas muy vivas hasta el
último de los refugiados. Sobran razones para pensar que Chávez es
inderrotable. Pero, debemos concluir que no suena muy lógico que en cualquier
conversación con gente claramente ubicada en la oposición, a pesar de todos los
avances, a pesar del tremendo fracaso de Chávez, se expresen dudas como que es
muy difícil ganar en octubre o que se afirme sin temblor alguno que el rey
ganará nuevamente.
Se pueden buscar elementos de ambas partes para buscar fundamentos que
empujen la balanza para uno u otro lado. Pero, por lo que vemos, parece que
esta vez micomandantepresidente tendrá que ir preparando otra vez el discursito
aquel de la victoria pírrica, solo que ahora será el último montado en el
coroto.
Hay claras señales de que Chávez y su combo están pasando aceite. Los
recientes nombramientos en cargos clave del Poder Legislativo como en el ámbito
militar del Ejecutivo, que en el caso venezolano, todo es lo mismo, apuntan a
reforzar con gente bien enredada la trinchera de defensa. No parecen escogidos
por su eficiencia, ni siquiera por su lealtad o compromiso revolucionario. Eso
de que son socialistas es una coba tan grande como que tenemos un bolívar
fuerte, una economía fuerte. Las designaciones recientes, y probablemente las
próximas tienen más que ver con complicidades férreas, de esas en las que todas
las partes están tan complicados que necesariamente deben quedarse, pelear,
matar indios, sacar los cuchillos y tirar a matar para que no se los lleven por
delante y así evitar terminar de verdad en el cargo de Iris Varela, pero
ejercido realmente tras las rejas. Estos detalles son luces para el camino.
Sube la popularidad del rey por la simple lástima de un cáncer que al final
viene a ser otro tumor polarizado: la mitad de Venezuela no cree en el cáncer
de Chávez y lo colocan en el ámbito de las grandes mentiras de micomandante,
que ciertamente son muchas. Y si, por el contrario, el cáncer es cierto no
podrá gobernar. Así será de terrible ese tumor que han escondido sus efectos.
El tiempo dirá. Embustero pillado, pues. Prometedor de oficio, pues. Basura y
calles rotas, pues. Corrupción descarada, pues. Criminalidad desatada, pues.
Centralismo, militarismo y marcada tendencia a la dictadura eterna como forma
de gobierno, pues. Indigencia, pues. Pérdida de empleos, cierre de empresas,
caída de inversiones, pues. Fuga de talentos y politización de todos los
ámbitos de la vida nacional. Quiebra de Pdvsa y ruina general, pues. No tiene
partido, lo que tiene es una manada de oportunistas. Y del otro lado le saltará
un candidato único respaldado por todos. ¡Ay papá! Eso por encimita.
Y, lo peor, haber entregado el país con todo y camisón verde oliva a
cubanos, chinos, iraníes, rusos.
Se observa un octubre negro. Y el chavismo lo sabe perfectamente.
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