Hay eventos que nos arropan
a todos. Son eventos medulares que, si se suceden, van a alterar el futuro de
Venezuela. Nos referimos a la absurda
espada de Damocles que el régimen tiene alzada sobre la cabeza de Globovisión,
representada por una desproporcionada multa de dimensiones extremas
Faltan muy pocas horas para
escuchar las campanas de las iglesias proclamando el fin de 2011 y el
consecuente comienzo de 2012. Todos y cada uno, tenemos ahora hondos momentos
de reflexión. ¿Cómo fue el año que termina? ¿qué expectativas tenemos para el
que comienza? Estas son las preguntas fundamentales que cada quien sabrá darles
su particular respuesta.
Pero hay eventos que nos
arropan a todos. Son eventos medulares que, si se suceden, van a alterar el
futuro de Venezuela. Y entre ellos, por tener plazo de caducidad el sábado a
las doce de la noche, está uno que va a definir parte importante de las
condiciones políticas del nuevo año. Nos referimos a la absurda espada de
Damocles que el régimen tiene alzada sobre la cabeza de Globovisión,
representada por una desproporcionada multa de dimensiones extremas y cuya
satisfacción no tendría, posiblemente, otra consecuencia distinta a la
aparición de una nueva multa.
Aunque no es fundamental, la
causa de la sanción es inícua. Se condena a un medio de comunicación por
ejercer su derecho de INFORMAR a la ciudadanía, en este caso por eventos donde
el régimen fue una de las partes en lucha. Informó sobre los eventos sucedidos
entre los presos de Yare y las autoridades.
Dijimos que no es
fundamental pues se trata de un incidente de los muchísimos que el régimen ha
planteado ante el bastión más importante que tiene la oposición para intentar
cierto equilibrio informativo.
El diseño perverso del
régimen tiene como una de sus patas fundamentales el dominio absoluto del
espectro comunicacional, bien a través de empresas de comunicación manejadas
directamente por el Estado o por seudo-empresas comunitarias que no se
corresponden con organizaciones populares sino que son promovidas, integradas y
financiadas por acólitos del palacio de misia Jacinta.
El caso de RCTV es
fundamental al momento de analizar lo que ha sucedido en el campo
comunicacional venezolano. No sabríamos medir las consecuencias negativas y si
cupiere, las positivas de tan absurda decisión, pero se han dado muchos pasos,
en distintas direcciones, para intentar el asalto a las instalaciones y los
derechos de Globovisión.
Hasta hoy, el régimen ha
medido las consecuencias y por razones que solo ellos conocen, ha privado una
dosis de sensatez, que no es una característica preponderante desde hace más de
doce años.
Nos hemos imaginado cual
sería nuestra opinión si tuviéramos la responsabilidad de intervenir en la decisión
empresarial de la estación de televisión y con la mano en el corazón,
confesamos, que no sabríamos a que lado de la decisión nos inclinaríamos. Ambas
posiciones, pagar o no pagar la multa, tienen sus vertientes positivas y
negativas. Pero de lo que si estamos seguros es de que si no se paga la multa,
el régimen tendrá en sus manos una papa caliente, la de terminar de cerrar el
último bastión televisivo de la oposición venezolana.
Si esto sucediera, podemos
estimar que 2012 comenzará con tintes negros para la DEMOCRACIA y nota roja
para la JUSTICIA nacional. Todo ello redundará en una precariedad peligrosa en
la PAZ del país.
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