Estos gobernantes confunden el concepto de seguridad cuando lo solapan con ridiculeces como el de pretender desestimar el significado del concepto de 'competencia', con la excusa de controlar la inflación por vía legislativa para lo cual inventan tan peligrosa normativa mal llamada Ley de Costos y Precios Justos. Como si la justeza de los costos y precios pudiera imponerse a través de la coerción.
Todo puede ser posible. Más aún, en el mundo de lo absurdo. Tanto, que la sabiduría popular refiere la probabilidad de hechos paradójicos. Hay un aforismo anónimo que reza esto: “El absurdo, bien presentado y lanzado audazmente, tiene a veces un extraño poder”. Salvo que sus efectos resultan demasiado efímeros. Debe reconocerse que las realidades están asentadas sobre terrenos de compacta vinculación entre lo lógico y lo razonable. Incluso las realidades políticas, a pesar de su habilidad para desfigurarse ante las circunstancias o exigencias.
Lo contradictorio de un ejercicio de gobierno pretendido sobre ideales personalistas, sólo puede conducir a estructurar una realidad política pervertida. Peor aún, subvertida por cuanto carece del sentido de ordenamiento, de justicia y de inclusión que requiere todo proceso de afianzamiento de valores y principios sobre los cuales se depara la consecución de propósitos democráticos.
Con el establecimiento de la Ley de Costos y Precios Justos, entre los rezagos de una realidad contrapuesta por la inversión de valores morales que además afronta la sociedad venezolana por la acumulación de serios problemas que trastocan derechos fundamentales, revela un país gravemente afectado ética, espiritual y materialmente. O sea, social, política y económicamente.
La gravedad de la decisión gubernamental, no es tanto por lo que configura el desconocimiento que sobrellevan los altos funcionarios de los principales postulados y criterios a partir de los cuales las ciencias económicas plantean principios teóricos y metodológicos para planificar, organizar, administrar, coordinar y evaluar el devenir de una sociedad. Incompetencia ésta que devendría en un caos de inimaginables consecuencias.
El problema tiene otra lectura. Tiene que ver con la inversión de las prioridades toda vez que las actuales realidades se han desbocado sin el menor ápice de intención por parte del alto gobierno en remediar sus implicaciones. Ni siquiera, porque la Constitución de la República exhorta la construcción de un Estado democrático que propugna como “valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos (…)” (Del artículo 2º).
En concreto, el problema evidencia que por causa de la obstinación gubernamental de imponer su borroso socialismo, invierte las prioridades básicas sucumbiendo de esa forma la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo, así como el cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados constitucionalmente. La criminalidad, entendida como fatalidad que consume a la familia venezolana, no es atendida debida y responsablemente por la gestión de gobierno. Pero, ni por aproximación.
Estos gobernantes confunden el concepto de seguridad cuando lo solapan con ridiculeces como el de pretender desestimar el significado del concepto de “competencia”, con la excusa de controlar la inflación por vía legislativa para lo cual inventan tan peligrosa normativa mal llamada Ley de Costos y Precios Justos. Como si la justeza de los costos y precios pudiera imponerse a través de la coerción y al amparo de Consejos Comunales sin idea alguna de los contratiempos y exigencias de la economía. Craso error. Con yerros de tan grosero tamaño, lejos de garantizarse la salud social y económica del país, se está asegurando un escabroso retroceso bien denominado: socialismo del siglo XXI. Y no podía ser de otra forma que con decisiones fundamentadas en prioridades invertidas.
VENTANA DE PAPEL
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A PUNTA DE “GACETAZOS”
A punta de órdenes equivocadamente pensadas y drásticamente impuestas, el actual régimen militarista busca tener el control de la economía. Aunque también de la política. Pero como el papel aguanta todo, la Gaceta Oficial de la República se convirtió en el instrumento de mando a través del cual se busca legalizar los exabruptos y desafueros que a estos incompetentes funcionarios se les ocurre en medio de su enredado jolgorio. Claro, con el desvariado propósito de “refundar” la República basado en la terrorífica excusa de su vociferada “revolución bolivariana”.
Por esta vía, están planteándose la imposición del aludido socialismo contando para ello con medidas contrarias al derecho a la propiedad y la libertad económica que expone la Constitución Nacional como derechos inalienables. Con este esquema, el régimen comienza una brutal persecución contra la producción de bienes secundarios y terciarios de la economía, así como contra la propiedad y los comerciantes. Toda este maremagno de decisiones evidencia lo que es una economía socialista. Por tanto, el desgobierno pretende quebrar a los comerciantes por lo que los consumidores tendrán finalmente que “pedir cacao” o “ir a llorar al Valle”. Así es como el régimen viola la soberanía económica del país. Sin duda, las consideraciones de esta ley son, a todas luces, inmorales.
“NI CON GOMA LA PEGAN”
El bautizo del libro “Economía Postrada”, fue momento para que su autor, Hector Malavé Mata, profesor jubilado de la UCV, sentenciara una aguda visión sobre la actual gestión gubernamental. Expresó sin ambigüedad alguna que “mientras más dure Chávez en el poder, más arduo, costoso y conflictivo será el proceso de reconstrucción del país”. La situación política, social y económica ha alcanzado tan grave condición, que resultará bastante problemático recuperar los niveles de crecimiento y expansión que se habían logrado antes del arribo al poder del presidente Chávez. El índice de pobreza, no tiene parangón.
El intervencionismo estatal es despiadado y desconsiderado. Las extravagancias son, detestables pues reflejan la obnubilación que hay en quienes conducen el país hacia el quebradero. Los gobernantes no han sabido actuar contra la inflación y ahora intentan evitarla de la forma más impropia por cuanto pretenden confinar la dinámica natural de la economía en su innato devenir lo cual terminará causando más problemas que antes. Para Malavé Mata, el discurso presidencial ha sido causa de dantescos hechos que han determinado invasiones, violencia, impunidad, criminalidad, abuso e ilegalidad. Manifiesta que este gobierno se ha erigido como la razón de todo problema, Nunca, como la solución de los mismos. Casi podría decirse que estos funcionarios del régimen, “ni con goma la pegan”.
SOCIALISMO INSOLENTE
El discurso presidencial pretende que la gente crea que desde la palabra de Jesús, en su peregrinar por la fe y la esperanza, hasta los manifiestos de Bolívar, en su lucha independentista, se fundamentan en el socialismo que pregona. La confusión presidencial es de tal magnitud, que no atina a diferenciar entre socialización y lo que denomina “socialismo del siglo XXI”. La socialización refleja la condición gregaria del hombre toda vez que, por naturaleza, busca coexistir.
El socialismo chavista plantea más populismo como forma de captar ilusos con fines electoreros. He ahí la razón para que los altos funcionarios, quienes son los únicos que se benefician en lo económico y social del susodicho “cuento chino”, alaben el proceso gubernamental como la “única vía para erradicar los problemas que afectan al país”. Cuando lejos de tanta vocinglería de mal gusto, condimentada con un equivocado y manipulado imaginario histórico, Venezuela se hunde por la incompetencia de dicho socialismo que ofende sueños y confisca derechos tan legítimos como la propiedad privada. Incluso, el derecho a expresarse con libertad. Por lo irrespetuoso que es, sólo sirve para generar más problemas de lo que la nación conlleva. El país puede despuntar únicamente con trabajo y con ciudadanía consciente, solidaria y responsable, pues dinero y leyes sobran. No con charlatanerías que solamente reflejan las majaderías y burlas propias de este socialismo insolente.
MISIONES DE PURA FACHADA
Sabría usted contestar la pregunta: ¿Cuántas misiones ha decretado el presidente de la República en su afán de arreglar el país? Posiblemente no. Y es comprensible que así sea puesto que tan rápido como pasan los días, asimismo sucede con esta apetencia que deriva en más frustraciones para el pueblo que sigue creyendo en tanta promesa de camino. La última misión decretada es una especie de mega-misión que agrupará a las otras misiones dedicadas a atender a madres y niños en situación de pobreza. Aunque podrán registrarse a partir del 5 de diciembre. Bajo este populismo de carretera, se han creado misiones para cuanto propósito se le ocurra al presidente.
Y no sólo son misiones para mitigar mentirosamente una u otra situación, sino que incurre en acentuar la desdicha que engendra la presunta aplicación de alguna fulana misión. En fin, eso no es más que una manera muy bien organizada de despreciar la población de mínimos recursos que es la que rápidamente resulta seducida por el fatuo discurso presidencial que a diario hostiga a la nación venezolana. Todo esto refleja, sencillamente, más populismo mediante la creación de misiones de pura fachada.
@ajmonagas
antoniomonagas@gmail.com
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