La discusión en torno al Estado debe comenzar, primero, por redefinir y reemplazar los topográficos e inadecuados términos Derecha e Izquierda, con los cuales se etiquetaron, como derechistas, a los partidarios de conservar la centralización del poder político: ejecutivo, legislativo, judicial y educativo; militar y económico etc., en manos del rey y en las pocas personas de su agrado; que se sentaron a la derecha en el Parlamento Revolucionario francés; y como izquierdistas, a los partidarios de la descentralización/distributiva del poder político: ejecutivo, legislativo, judicial y educativo; militar y económico etc., del rey, entre muchas personas; los que se sentaron a la izquierda en el Parlamento Revolucionario francés.
Podemos acuñar dos nuevos términos: cratocentríacos, para designar a los partidarios de conservar la centralización del poder, etc., en el rey y en pocas personas; y acratocentríacos, para los partidarios de descentralizar el poder político: ejecutivo, legislativo, judicial y educativo; militar, económico etc., entre el mayor número de personas.
Es conveniente utilizar en lugar de Izquierda, la palabra Cratocentría; y en lugar de Derecha la palabra Acratocenteía. Son términos horribles pero describen fielmente el verdadero propósito de los políticos: por un lado los estatólatras, o adoradores incondicionales del centralismo donde el poder lo tiene el Presidente de la República y el grupito que lo rodea; y por el otro lado, los no estatólatras, partidarios de que todo tipo de poder sea constitucionalmente distribuido entre muchas personas.
Segundo: decidir si se acata o no la definición universalmente aceptada de Estado: “ordenamiento jurídico (Leyes) para los fines generales que ejerce el poder soberano (Gobierno civil) en un Territorio determinado, al que están subordinados los habitantes” (Mortati).
Tercero: percatarse de que existen dos clases diferentes de Estados federales(Federal viene del latín foedus que significa pacto) con sus correspondientes Gobiernos civiles: uno, el de poder ilimitado concentrado en una persona (Rey, Presidente), nació en Babilonia, 1770 aC, obra de Hammurabi, organizador del imperio babilónico como una federación de provincias y ciudades centralizadas gobernadas por él (monarquía, gobierno de una persona ) es el Estado federal centralizado que no nace ni se instaura mediante un pacto entre gobernantes y gobernados, sino por personas con poder militar o económico que lo imponen por la fuerza o por el engaño.
El otro modelo de Estado federal opuesto al anterior: tiene Gobierno civil de poder limitado/descentralizado entre la mayor cantidad de personas que se vigilan mutuamente (poliarquía, gobierno de muchos), nace y se impone mediante un Pacto Social (llamado después Constitución) entre gobernantes y gobernados; es el Estado federal descentralizado de regiones integralmente autónomas, nació en el año 1112 aC. en Canaán ("Vinieron todos los ancianos de Israel... y David hizo pacto con ellos y lo hicieron rey”.2S.5.3).
Cuarto: clasificar los diferentes Estados en dos categorías: los Estados federales de poderes centralizados en el Presidente de la República: Estados tercermundistas marxistas socialistas blandos socialdemócratas o duros estalinistas, nazis, fascistas, tiránicos militares y teocráticos; y Estados federales de poderes descentralizados: Estados primermundistas monárquicos parlamentarios y republicanos parlamentarios donde destaca el Estado Escandinavo (Noruega, Suecia, Holanda, Dinamarca, Finlandia) como el “ Estado del arte”.
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