Tan importante son los venideros comicios, tan decisivos para el destino del país, que una nueva victoria de Chávez le quitaría el sentido a ese tipo de protesta.
El asesor político venezolano JJ Rendón lleva ya siete años vistiéndose invariablemente de negro para manifestar su pesar por lo que está sucediendo en el país bajo el mandato de Hugo Chávez, pero dijo que podría dejar de hacerlo si la oposición pierde las elecciones presidenciales del próximo año.
Tan importante son los venideros comicios, tan decisivos para el destino del país, que una nueva victoria de Chávez le quitaría el sentido a ese tipo de protesta.
“La oposición debería entender que quizás ésta sea la última oportunidad”, afirmó Rendón desde Bogotá en una entrevista telefónica. “La responsabilidad de la oposición es inmensa, tan grande como nunca ha sido”.
Y los partidos de la oposición, aglutinados bajo la Mesa de la Unidad (MUD), inician el proceso con mal píe, careciendo del tiempo deseable para forjar un sólido frente común y esgrimiendo una sobredosis de triunfalismo y confianza que entorpece el metódico trabajo que debe ser realizado.
“Estamos en situación de desventaja. Cada vez que pensamos que Chávez ya se cayó, que la gente ya se cambió, que las encuestas nos dan a favor, siempre terminamos perdiendo”, señaló el asesor venezolano, quien jugó un papel instrumental en la elección del presidente colombiano, Juan Manuel Santos.
“Nosotros lo que necesitamos hoy es realismo, inclusión, unidad y nobleza”, agregó.
La inclusión es particularmente importante porque la oposición no podrá derrotar a Chávez si no conquista para sí gran parte del voto chavista.
Ese es un mensaje de difícil calado, reconoce Rendón. Particularmente entre algunos sectores de la oposición, que por más de 13 años han sido víctima de persecuciones, expropiaciones, discriminación y, en algunos casos, hasta de muerte.
Pero su asimilación es indispensable, particularmente ante la sospecha de que Chávez sólo abandonaría el poder bajo una aplastante derrota en las urnas. Rendón cree que el férreo control que el mandatario tiene sobre el Consejo Supremo Electoral le permite realizar manejos extraños con los resultados y que por ello la oposición debe obtener más del 70 por ciento de los votos para que la victoria sea reconocida.
La enfermedad que padece Chávez es un factor desconocido, dijo Rendón. Nadie sabe realmente lo enfermo que está, y la oposición no tiene más opción que asumir que se habrá recuperado lo suficiente para emprender una campaña electoral.
“Lo que toca es despertar a los chavistas de esta fantasía, de esta ilusión, de esta histeria […] y hacerles ver que si bien ellos creyeron en el discurso de Chávez al inicio, después de 13 años podríamos pensar que en el mejor de los escenarios Chávez es un buen intencionado inepto”.
Es un mensaje que hay que moldear con cuidado y que debe excluir la glorificación del sistema político que existía antes de que Chávez ascendiera el poder, reconociendo que si bien el gobierno del mandatario ha sido un fracaso, las razones que lo catapultaron a la presidencia siguen teniendo vigencia.
La oposición debe entender que esta gente también fue discriminada y segregada durante 45 años y que eso les motivó a pasarle la factura a los grupos que controlaban el poder. Es por ello que cualquier futuro gobierno debe ser solidario con las clases de menores recursos, dijo.
Rendón señaló que tratar de vender pasado no tiene sentido.
“Reivindicar la cuarta República es ridículo”, sostuvo el asesor.
“Primero, porque nadie se acuerda después de 13 años que era eso. Y segundo, porque lo que llevó a Chávez al poder fue el discurso contra el sistema [...]
Venezuela no necesita ni pasado, ni presente, porque el presente es fatídico. Necesitamos futuro, y un futuro de unidad, no de los partidos o de los líderes, sino la unidad de la reconciliación de los venezolanos”.
Es por ello que las críticas a Chávez no deben centrase en sus planteamientos sino en la incapacidad del régimen de cumplir con sus promesas.
“Es posible adoptar a un chavista y explicarle respetuosamente, de hermano a hermano, por qué su opción en términos conceptuales fue válida y en términos prácticos no. Han habido 13 años de desgaste, y los chavistas […] en algún momento reflexionarán y se darán cuenta que más allá del discurso y las bonitas palabras los hechos son importantes”, señaló.
Pero la oposición también debe hacer grandes esfuerzos para mantenerse en unidad, particularmente tras haber cometido el error de demorar hasta febrero la realización de las primarias para escoger a un candidato único, dijo.
El período entre febrero y octubre, mes en el que se realizará la elección presidencial, es muy corto para posicionar al candidato único que competirá contra Chávez, particularmente ante las ventajas que este acumula.
El candidato de la oposición enfrentará a un gobernante que tiene a su disposición todos los recursos del Estado, incluyendo fondos y el aparato gubernamental, que está a su disposición para hacer campaña en todos los rincones del país.
El chavismo también cuenta con hegemonía en muchos lugares, puede hacer uso de la censura en los medios y tiene forma de presionar a la oposición, dijo.
Este escenario es empeorado ante el escaso financiamiento de los partidos de la oposición. Chávez no sólo suspendió los recursos que previamente recibían para hacer campañas, sino que constantemente ejerce presión para desestimular el financiamiento de los empresarios.
Rendón señaló que ante este cuadro de desventaja, los partidos de la posición deben construir un sólido frente común y dejar de lado las mezquindades y maniobras tras bastidores.
Una de las principales tareas es realizar unas primarias limpias y respetuosas, limitando al máximo los ataques entre los distintos candidatos, a fin de evitar heridas difíciles de superar.
Esto es muy importante porque en realidad los partidos de la oposición cuentan con muy poco tiempo para cerrar filas detrás del candidato único.
“El factor más importante, más que al dinero, es el buen uso del tiempo”, comentó Rendón, antes de reiterar que la victoria electoral requerirá de disciplina, organización y la disposición de los diferentes actores de actuar desinteresadamente para beneficio del bien común.
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