Eduardo Fernández“Venezuela 2013”, La Propuesta.Fecha: HOY, Sábado 4 de junio del 2011.- Hora: 10 AMLugar: Teatro del Colegio Santa Rosa de Lima. Las Mercedes.
Eduardo Fernández
“Venezuela 2013”, La Propuesta.
Fecha: HOY, Sábado 4 de junio del 2011.- Hora: 10 AM
Lugar: Teatro del Colegio Santa Rosa de Lima. Las Mercedes.
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.Martin Luther King
La Fuerza de la esperanza se mueve. Esfuérzate, anímate y trabaja. Por la restauración moral de la República, ¡a la carga!. Solo faltan 584 días, cuenta regresiva inexorable. Artículo 231. Constitución de 1999. El nuevo Presidente tomará posesión el 10/01 del primer año de su período constitucional.- @raulamiel
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.
Martin Luther King
El Barcelona y Argentina
Enrique SzewachLa reciente “paliza” (como calificara el legendario entrenador del Manchester United) con la que el Barcelona conquistara nuevamente el campeonato de campeones de clubes de Europa, obligó, como no podía ser de otra manera, a numerosos y elogiosos conceptos, a favor de la calidad futbolística que desarrolla ese equipo maravilloso que, sin dudas, está escribiendo la historia grande del deporte mundial.Pero el éxito del Barcelona no es una consecuencia de una causa exclusiva.
Como en todo proceso exitoso, se han sumado las condiciones necesarias y suficientes para lograrlo.En efecto, confluyen, en este caso, distintos elementos.El primero, el azar, el destino, el Dios, o los dioses, dependiendo de las creencias individuales.Que haya surgido un Messi, en este tiempo, como en su momento un Maradona, o un Pelé, no es obra de planificación alguna, ni de “trabajo constante”.Que en la misma generación hayan convivido un Messi, con un Iniesta, o un Xavi Hernández, menos aún.Sumado al azar, a las coincidencias cuasi milagrosas, existe una “política dirigencial” particular.Messi surgió en la Argentina, pero emigró a España captado para las divisiones inferiores del Barcelona. Un club que prioriza el desarrollo de su “cantera” como estrategia, en lugar de la alternativa de buscar jugadores ya formados y consagrados para conformar su plantel.Es decir, al azar se le suma una política deliberada de “criar” jugadores bajo un sistema e incorporar luego, específicamente, jugadores consagrados en otros clubes, para complementar los puestos en que la “cantera” no produce lo suficiente, o al ritmo adecuado.Pero estas dos condiciones no podrían ser suficientes sin dinero. Sin mucho dinero.Criar a Messi puede resultar, relativamente barato. Retenerlo ya en su plenitud, y conservar, a la vez, a sus compañeros de juego, e incorporar, como se dijo, a los que faltan, requiere una fortuna.Allí surge la presencia de un cambio estructural y de un arreglo institucional.El cambio estructural fue la transformación del fútbol “pasión de multitudes” en fútbol “espectáculo de multitudes”.En efecto, la televisión, los medios de comunicación globales, han permitido “monetizar”, darle un gran “mercado”, a una emoción inexplicable. Se ha logrado convertir al fútbol, como a otros deportes, en un espectáculo visto por miles de millones de personas en el mundo, en dónde las empresas han encontrado la forma de canalizar negocios, auspicios, merchandising, etc.Esta transformación del fútbol en un espectáculo de masas brillantemente presentado por los medios de comunicación modernos, este cambio estructural, es el que aporta el dinero necesario para montar el espectáculo, tanto desde el punto de vista de la infraestructura, estadios, logística, etc., como desde el ángulo de la remuneración de sus actores principales, los buenos y talentosos jugadores de fútbol. La clave de este negocio son los “derechos de televisión” y lo que los rodea. Y allí aparece otro arreglo institucional particular. El patrimonio central de los clubes de fútbol no son sus jugadores, son sus “hinchas”, sus “clientes”. Y el Barcelona y el Real Madrid, son los equipos que más clientes tienen en España. Por lo tanto, negociaron y presionaron, para hacer valer su “patriomonio”. Ellos encaran individualmente la relación con la televisión, sin la intervención “socializante” de la Asociación Española de Fútbol (o como se llame). Dicho de otra manera, Barcelona maneja por su cuenta los contratos de televisación de sus partidos de liga. Como tiene mucho más clientes que otros clubes, tiene más “rating” que aportar. Se da así un círculo virtuoso.Como tiene más rating que aportar, tiene más dinero para retener a sus estrellas y contratar otras. Como tiene los mejores jugadores, en un entorno dirigencial adecuado, tiene grandes equipos que dan espectáculo. Como dan espectáculo, tienen cada vez más “clientes”, “rating”. Como tiene cada vez más rating, que, en la globalización, excede las fronteras de Cataluña, tiene cada vez mejores contratos de todo tipo y, por lo tanto, más dinero para captar talentos en su cantera, criarlos, y retenerlos. Claro, el “costo” de este sistema es que el campeonato español “aburre”, dado que los campeones son, salvo alguna excepción, siempre los mismos: el Barcelona o el Real, (que tiene la estrategia alternativa de contratar jugadores ya formados, pero que también ha sido exitoso).A este conjunto de factores, hay que agregarle el no menor de los “pasaportes comunitarios” para abrir la “importación” de jugadores extranjeros a Europa, junto con las leyes laborales comunitarias que permiten la “libre contratación” de jugadores pagando lo que establece la cláusula de rescisión de un contrato.Para que el espectáculo sea completo, también hubo que alejar del fútbol a los “barrabravas” y “violentos”, de manera que la fiesta de las tribunas, las familias en los estadios, el abrazo emocionado con los fanáticos de la primera fila, fueran parte del “show”. En otros países europeos el arreglo institucional incluyó la transformación de los clubes en sociedades anónimas, con “dueños”, que aportan el capital inicial para armar el negocio.Como puede apreciarse, todo proceso exitoso es la suma del azar, cambios estructurales de fondo, arreglos institucionales y capacidad de management para llevarlos a cabo. Pueden darse excepciones transitorias, pero resultan sólo estrellas fugaces.Es decir, azar, estructura y sistema.El fútbol argentino, por su parte, ha asumido su modesto y cada vez más limitado papel de “exportador primario” de jugadores de todas las divisiones.Y, encima, esa exportación es un “negocio” individual, con intermediarios, comisionistas, representantes, etc. que le dejan muy poco a los clubes.El fútbol “espectáculo” quedó relegado hace rato y es sólo “pasión televisada”, y mucho más ahora que está estatizado.Los clubes con más clientes, no pueden hacer valer plenamente sus derechos y “socializan” malamente sus supuestas ventajas.Son contratistas del Estado, con todo lo que ello implica.Todo se ha emparejado hacia abajo, y en ese entorno, abundan los negociados, los barrabrava, la política barata. La chatura y la mediocridad, (hay honrosas excepciones sin duda) , que sólo es “salvada” de vez en cuando, por un golpe de azar, de destino, de Dios o de los dioses que, cada tanto, generan algún gran jugador de fútbol, al que vemos un ratito, antes de ser exportado.Afortunadamente, todas estas distorsiones locales suceden exclusivamente en el fútbol. En el resto de las actividades de nuestro país, las cosas funcionan maravillosamente.
Enrique Szewach
La reciente “paliza” (como calificara el legendario entrenador del Manchester United) con la que el Barcelona conquistara nuevamente el campeonato de campeones de clubes de Europa, obligó, como no podía ser de otra manera, a numerosos y elogiosos conceptos, a favor de la calidad futbolística que desarrolla ese equipo maravilloso que, sin dudas, está escribiendo la historia grande del deporte mundial.
Pero el éxito del Barcelona no es una consecuencia de una causa exclusiva.
Como en todo proceso exitoso, se han sumado las condiciones necesarias y suficientes para lograrlo.
En efecto, confluyen, en este caso, distintos elementos.
El primero, el azar, el destino, el Dios, o los dioses, dependiendo de las creencias individuales.
Que haya surgido un Messi, en este tiempo, como en su momento un Maradona, o un Pelé, no es obra de planificación alguna, ni de “trabajo constante”.
Que en la misma generación hayan convivido un Messi, con un Iniesta, o un Xavi Hernández, menos aún.
Sumado al azar, a las coincidencias cuasi milagrosas, existe una “política dirigencial” particular.
Messi surgió en la Argentina, pero emigró a España captado para las divisiones inferiores del Barcelona. Un club que prioriza el desarrollo de su “cantera” como estrategia, en lugar de la alternativa de buscar jugadores ya formados y consagrados para conformar su plantel.
Es decir, al azar se le suma una política deliberada de “criar” jugadores bajo un sistema e incorporar luego, específicamente, jugadores consagrados en otros clubes, para complementar los puestos en que la “cantera” no produce lo suficiente, o al ritmo adecuado.
Pero estas dos condiciones no podrían ser suficientes sin dinero. Sin mucho dinero.
Criar a Messi puede resultar, relativamente barato. Retenerlo ya en su plenitud, y conservar, a la vez, a sus compañeros de juego, e incorporar, como se dijo, a los que faltan, requiere una fortuna.
Allí surge la presencia de un cambio estructural y de un arreglo institucional.
El cambio estructural fue la transformación del fútbol “pasión de multitudes” en fútbol “espectáculo de multitudes”.
En efecto, la televisión, los medios de comunicación globales, han permitido “monetizar”, darle un gran “mercado”, a una emoción inexplicable. Se ha logrado convertir al fútbol, como a otros deportes, en un espectáculo visto por miles de millones de personas en el mundo, en dónde las empresas han encontrado la forma de canalizar negocios, auspicios, merchandising, etc.
Esta transformación del fútbol en un espectáculo de masas brillantemente presentado por los medios de comunicación modernos, este cambio estructural, es el que aporta el dinero necesario para montar el espectáculo, tanto desde el punto de vista de la infraestructura, estadios, logística, etc., como desde el ángulo de la remuneración de sus actores principales, los buenos y talentosos jugadores de fútbol.
La clave de este negocio son los “derechos de televisión” y lo que los rodea. Y allí aparece otro arreglo institucional particular. El patrimonio central de los clubes de fútbol no son sus jugadores, son sus “hinchas”, sus “clientes”. Y el Barcelona y el Real Madrid, son los equipos que más clientes tienen en España. Por lo tanto, negociaron y presionaron, para hacer valer su “patriomonio”. Ellos encaran individualmente la relación con la televisión, sin la intervención “socializante” de la Asociación Española de Fútbol (o como se llame).
Dicho de otra manera, Barcelona maneja por su cuenta los contratos de televisación de sus partidos de liga. Como tiene mucho más clientes que otros clubes, tiene más “rating” que aportar. Se da así un círculo virtuoso.
Como tiene más rating que aportar, tiene más dinero para retener a sus estrellas y contratar otras. Como tiene los mejores jugadores, en un entorno dirigencial adecuado, tiene grandes equipos que dan espectáculo. Como dan espectáculo, tienen cada vez más “clientes”, “rating”. Como tiene cada vez más rating, que, en la globalización, excede las fronteras de Cataluña, tiene cada vez mejores contratos de todo tipo y, por lo tanto, más dinero para captar talentos en su cantera, criarlos, y retenerlos. Claro, el “costo” de este sistema es que el campeonato español “aburre”, dado que los campeones son, salvo alguna excepción, siempre los mismos: el Barcelona o el Real, (que tiene la estrategia alternativa de contratar jugadores ya formados, pero que también ha sido exitoso).
A este conjunto de factores, hay que agregarle el no menor de los “pasaportes comunitarios” para abrir la “importación” de jugadores extranjeros a Europa, junto con las leyes laborales comunitarias que permiten la “libre contratación” de jugadores pagando lo que establece la cláusula de rescisión de un contrato.
Para que el espectáculo sea completo, también hubo que alejar del fútbol a los “barrabravas” y “violentos”, de manera que la fiesta de las tribunas, las familias en los estadios, el abrazo emocionado con los fanáticos de la primera fila, fueran parte del “show”.
En otros países europeos el arreglo institucional incluyó la transformación de los clubes en sociedades anónimas, con “dueños”, que aportan el capital inicial para armar el negocio.
Como puede apreciarse, todo proceso exitoso es la suma del azar, cambios estructurales de fondo, arreglos institucionales y capacidad de management para llevarlos a cabo. Pueden darse excepciones transitorias, pero resultan sólo estrellas fugaces.
Es decir, azar, estructura y sistema.
El fútbol argentino, por su parte, ha asumido su modesto y cada vez más limitado papel de “exportador primario” de jugadores de todas las divisiones.
Y, encima, esa exportación es un “negocio” individual, con intermediarios, comisionistas, representantes, etc. que le dejan muy poco a los clubes.
El fútbol “espectáculo” quedó relegado hace rato y es sólo “pasión televisada”, y mucho más ahora que está estatizado.
Los clubes con más clientes, no pueden hacer valer plenamente sus derechos y “socializan” malamente sus supuestas ventajas.
Son contratistas del Estado, con todo lo que ello implica.
Todo se ha emparejado hacia abajo, y en ese entorno, abundan los negociados, los barrabrava, la política barata. La chatura y la mediocridad, (hay honrosas excepciones sin duda) , que sólo es “salvada” de vez en cuando, por un golpe de azar, de destino, de Dios o de los dioses que, cada tanto, generan algún gran jugador de fútbol, al que vemos un ratito, antes de ser exportado.
Afortunadamente, todas estas distorsiones locales suceden exclusivamente en el fútbol. En el resto de las actividades de nuestro país, las cosas funcionan maravillosamente.
Figuras mesiánicas
Federico Bauer Rodríguez
El Estado es un concepto que integra un territorio, su población y su gobierno. El Estado de Derecho es un conjunto de normas generales y abstractas que garantizan los derechos individuales de los miembros de dicha población, con el fin de convivir en una sociedad que respeta el principio de igualdad ante la ley, y que tiene el mayor nivel de paz y prosperidad posible, para el mayor número de miembros de dicha sociedad.
En una sociedad que se rige por el sistema de Estado de Derecho, no es importante quién gobierna, ya que la que manda es la Constitución y las leyes menores, siendo los miembros del Gobierno meros administradores de la cosa pública sin poder discrecional. En este sistema, la Constitución es realmente un límite a la capacidad de maniobra de los empleados públicos, ya que estos solo pueden cobrar impuestos que respeten ciertos principios –especialmente el de igualdad ante la ley– y gastar en las cosas que son estrictamente necesarias, priorizando la seguridad y la justicia. En un Estado de Derecho no se puede operar con déficit, ni gastar para promocionarse mediante programas clientelistas; el papel subsidiario del Estado se limita a casos de emergencia y no a políticas sociales con el fin de perpetuarse en el poder.
El capital privado y el mercado son las instituciones que satisfacen las necesidades materiales de la población, por lo que son respetados; la correlación entre el respeto a la libertad económica y el nivel de vida de los integrantes de una sociedad es muy fuerte, y así lo ha sido durante muchas generaciones.
En lo político, es la democracia representativa la que permite nombrar a los administradores de la cosa pública; la democracia no puede utilizarse para violar derechos individuales de las minorías.
Aunque no hay países que cumplan con los principios del Estado de Derecho a la perfección, podemos analizar a los que tienen los mejores estándares de vida, y vemos que son los que más se acercan al paradigma anterior, que por cierto es el paradigma liberal clásico.
La alternativa al régimen de convivencia anterior son los sistemas en que el Estado de Derecho ha sido sustituido por un régimen de poder discrecional –socialismo, fascismo y populismo– y cuya dirección está a cargo de figuras mesiánicas que afirman poseer una omnisciencia absoluta, y un poder de determinar lo que le conviene a cada uno de los miembros de la sociedad; esta figura mesiánica, ya sea por la fuerza de las armas o por medio del engaño a la población, ejerce un poder casi absoluto sobre el resto de los habitantes quienes lo ven como una autoridad cuasi-religiosa y en quien confían el destino de toda una sociedad.
El socialismo es el mejor ejemplo de este tipo de sociedad en que figuras mesiánicas, utilizando las enseñanzas del profeta Karl Marx (todas ellas ya fallidas), han mantenido esclavizada a una buena parte de la población mundial, y dejando más de cien millones de muertos en el proceso.
Lenin, Stalin, Mao, Hitler, Mussolini, et al. fueron los mesías más sangrientos, pero en la actualidad, los Castro, Chávez y sus pupilos quieren continuar con el reguero de sangre y pobreza solo por esa ansia de poder ilimitado.
Estos sistemas apelan a los dos sentimientos morales más fuertes que tenemos los humanos, la caridad y la envidia, con el fin de ejercer el poder; eso sí, la caridad siempre la llevan a cabo con los bienes ajenos que toman de la población que produce, pero que es víctima de la envidia de los menos afortunados.
Misión Vivienda: para vivir mintiendo
Cipriano Heredia S
Partiendo del hecho de que este gobierno apenas logró construir poco más de 350 mil viviendas en 12 años -es decir, la misma cantidad global que cualquier gobierno anterior construía en apenas un lustro-no hay que ser muy perspicaz para entender que la oferta de construir 2 millones de viviendas en los próximos 6 años, no sólo es engañosa en sí misma, sino que será con seguridad la verdadera y más grande estafa inmobiliaria de la historia de Venezuela.
Esta aseveración encuentra su primera sustentación en la fría realidad de los números. Veamos: para cumplir la oferta gubernamental, se necesitaría hacer 333.333 viviendas por año entre enero de 2011 y diciembre de 2016, lo que a su vez significaría 277.777 unidades al mes, pero resulta que el promedio de construcción anual ha sido apenas de 31.015 viviendas en los últimos 12 años, por lo que el Gobierno tendría que multiplicar por diez su capacidad de dar soluciones habitacionales para ponerse al nivel que se requiere para lograr la meta.
Adicional a este pésimo récord, la propia meta que el Gobierno se ha fijado para este año no es para nada alentadora: apenas 150 mil unidades, lo cual es poco más de la mitad del promedio requerido. Pero además, aun con esa meta pírrica, el año arranca con un déficit importante, ya que las 12.500 unidades que deben ser construidas mensualmente para lograr el objetivo de 2011, no se ven por ningún lado, y desde ya el retraso equivale a un 66%.
Está claro entonces que desde un punto de vista matemático, con un déficit global de aproximadamente dos millones y medio de viviendas y un crecimiento poblacional anual de 3%, los números que exhibe el Gobierno Nacional no auguran una solución satisfactoria del problema en el plazo previsto.
Pero no sólo los números atentan contra las metas gubernamentales y las esperanzas de los venezolanos, sino que la política del gobierno en general, y la dirigida al sector construcción en particular, son enemigos a muerte de cualquier posibilidad de éxito.
Lo anterior se evidencia con la absurda política de exclusión que el Gobierno ha mantenido para con el sector privado desde hace tiempo, lo cual ha sido complementado con dos medidas que rayan prácticamente en la demencia política: por un lado, expropiar, confiscar y monopolizar todo el sector de materias primas para la construcción, y por el otro, desatar una cacería de brujas contra todo el sector inmobiliario privado, en el que, si bien había algunas ovejas negras que sacar del juego y sancionar, la generalización ha hecho que grupos que construyeron exitosamente cientos de miles de viviendas en las últimas décadas en Venezuela, se vean perseguidos y procesados a la par de la pequeña minoría que sí estafaba a la gente.
El resultado de este suicidio es por demás elocuente: el sector de la construcción se contrajo en más de 7% en el primer trimestre de 2011, a pesar de que la economía creció más de 4% como efecto de los altísimos precios del petróleo. Así que el mensaje es muy claro: ninguna empresa pondrá un bloque sobre otro con estas condiciones. En el mejor de los casos las que ya están en medio de algún desarrollo habitacional lo terminarán para poder vender lo hecho y tratar de salirse sin pérdida del negocio, pero no harán proyectos nuevos.
Mientras tanto, la gente se inscribe en la Misión Vivienda por si acaso le sale la lotería y agarra alguna de las pocas casas que se construirán en los próximos meses, pero la sabiduría popular se expresa en la calle con esta frase: "la casa que me va a dar el gobierno, queda en la Urbanización El Engaño, entre las esquinas de Mentira a Pendejo". Así está la cosa en la Venezuela de estos tiempos.
Adicional a este pésimo récord, la propia meta que el Gobierno se ha fijado para este año no es para nada alentadora: apenas 150 mil unidades, lo cual es poco más de la mitad del promedio requerido. Pero además, aun con esa meta pírrica, el año arranca con un déficit importante, ya que las 12.500 unidades que deben ser construidas mensualmente para lograr el objetivo de 2011, no se ven por ningún lado, y desde ya el retraso equivale a un 66%.
Está claro entonces que desde un punto de vista matemático, con un déficit global de aproximadamente dos millones y medio de viviendas y un crecimiento poblacional anual de 3%, los números que exhibe el Gobierno Nacional no auguran una solución satisfactoria del problema en el plazo previsto.
Pero no sólo los números atentan contra las metas gubernamentales y las esperanzas de los venezolanos, sino que la política del gobierno en general, y la dirigida al sector construcción en particular, son enemigos a muerte de cualquier posibilidad de éxito.
Lo anterior se evidencia con la absurda política de exclusión que el Gobierno ha mantenido para con el sector privado desde hace tiempo, lo cual ha sido complementado con dos medidas que rayan prácticamente en la demencia política: por un lado, expropiar, confiscar y monopolizar todo el sector de materias primas para la construcción, y por el otro, desatar una cacería de brujas contra todo el sector inmobiliario privado, en el que, si bien había algunas ovejas negras que sacar del juego y sancionar, la generalización ha hecho que grupos que construyeron exitosamente cientos de miles de viviendas en las últimas décadas en Venezuela, se vean perseguidos y procesados a la par de la pequeña minoría que sí estafaba a la gente.
El resultado de este suicidio es por demás elocuente: el sector de la construcción se contrajo en más de 7% en el primer trimestre de 2011, a pesar de que la economía creció más de 4% como efecto de los altísimos precios del petróleo. Así que el mensaje es muy claro: ninguna empresa pondrá un bloque sobre otro con estas condiciones. En el mejor de los casos las que ya están en medio de algún desarrollo habitacional lo terminarán para poder vender lo hecho y tratar de salirse sin pérdida del negocio, pero no harán proyectos nuevos.
Mientras tanto, la gente se inscribe en la Misión Vivienda por si acaso le sale la lotería y agarra alguna de las pocas casas que se construirán en los próximos meses, pero la sabiduría popular se expresa en la calle con esta frase: "la casa que me va a dar el gobierno, queda en la Urbanización El Engaño, entre las esquinas de Mentira a Pendejo". Así está la cosa en la Venezuela de estos tiempos.
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La actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual puedes mantener control absoluto. Si tienes una actitud positiva hallarás la verdadera riqueza de la vida.
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