Vistas estas realidades desde la óptica politológica, el país se convirtió en un basurero de mentiras en medio de un terreno abonado por un populismo mediático el cual ha venido valiéndose de las mal llamadas “expropiaciones” para adelantar su programa nacional de descomposición de la institucionalidad política y de la democracia social y económica que hasta ahora había prevalecido.
Antonio José Monagas
En nombre de la voz del pueblo, este gobierno ha abusado groseramente de la fuerza para violentar realidades que desdicen de la condición de Estado democrático y social de Derecho y de Justicia tal como lo establece la Constitución de la República. Todo ha devenido en una vulgar contradicción cimentada sobre la improvisación equivocadamente entendida como criterio de planificación del devenir económico y social del país. Toda decisión gubernamental, ha sido reveladora del desconocimiento sobre el estado crítico que ha sobrellevado no sólo buena parte de una sociedad que, por tanta indiferencia, se acostumbró a vivir entre la desesperanza y la inmovilidad. También, de instituciones públicas que perdieron el sentido de la responsabilidad al extremo que se abandonaron a la suerte de una promiscuidad que no ha comprendido la distancia entre el deber social y el poder político. Lo injusto, lo absurdo lo incoherente, son premisas de acción a partir de las cuales adquieren forma diaria los compromisos promovidos desde las más altas esferas de gobierno.
Vistas estas realidades desde la óptica politológica, el país se convirtió en un basurero de mentiras en medio de un terreno abonado por un populismo mediático el cual ha venido valiéndose de las mal llamadas “expropiaciones” para adelantar su programa nacional de descomposición de la institucionalidad política y de la democracia social y económica que hasta ahora había prevalecido.
En el fragor de tan perversa situación, pudiera utilizarse el símil, a manera de parangón con el estilo fachoso–militarista que sigue este régimen, de una Misión Saqueo mediante la cual el gobierno se aprovecha del esfuerzo logrado por otros para desmembrar una economía basada en la propiedad privada. Porque ni siquiera, para provecho de sectores de población desguarnecida, no sólo de los recientes temporales que han azotado media geografía nacional. Sino también, a consecuencia de condiciones socioculturales y socioeconómicas que históricamente han constituido razones obvias de empobrecimiento.
Es así que bajo la configuración ilegal, por inconstitucional, de las impúdicas “expropiaciones”, se ha agrandado el mapa de frustraciones no sólo por parte de quienes le son despojadas y arrebatadas sus propiedades. Igualmente, de quienes son víctimas de la trillada Gran Misión Vivienda cuya racionalidad técnica resulta tan ilógica como obtusa es la promesa de que “en socialismo se vive mejor”. A decir de otras experiencias, no hay duda de que tan atrevidas determinaciones, de la mano del poder vertical presidencial, son de tal grado de inmoralidad, que terminan rayando en la más obscena ilegalidad. De manera que no luce exagerado reconocer que, jurídicamente, constituyen un hurto indebido agravado toda vez que no lleva a ninguna solución. Por el contrario, recrudece el estado de indignación y mengua que aflige un inmenso grupo de la población venezolana en medio de la desolación que ha provocado y promovido un grotesco gobierno fanfarrón.
VENTANA DE PAPEL
PESTILENCIA ELECTORERA
El modo de hacer política, los delata. Sobre todo, cuando la pestilencia propia del ambiente electoral que motiva las decisiones presidenciales de cara a 22012 cunde los cuatro puntos cardinales de la geografía política venezolana. La promesa de dotar de solución habitacional a toda persona que demuestre condición de damnificada, luego de haber perdido su vivienda por mal construida o consecuencia de los invernales aguaceros últimamente caídos, se ha vendido bastante bien. Salvo por lo exagerado de la cifra de viviendas que ha dicho el gobierno alcanzar mediante un vasto (pero imposible) programa de construcción. La tan cacareada Gran Misión Vivienda, está llena de inconsistencias de todo tipo y razón. Sólo la bulla que ha levantado mediante el efecto mediático que ha ordenado el régimen con el apoyo de su abusiva Ley Resorte, le ha valido cierto posicionamiento que ha calado en el entusiasmo y esperanzas de ilusos que siguen creyendo que la palabra de Chávez es voz del pueblo. Tan vil engaño, busca ser compensado a través de “certificados” que avalen al necesitado la entrega de una vivienda para una fecha de dudosa probabilidad. Así seguirá siendo engatusada quien crea los cuentos del “gallo pelón” narrados por el presidente cada vez que encadena las redes de radio y televisión. Aunque cada día le será más escabroso mantener convencida a tanta gente de humilde condición económica. Pero claro, toda esta trampa pudiera utilizarla de carnada para ambientar la correspondiente pestilencia electorera que se aproxima a “paso de perdedores”.
UNIFORMADOS DE ROJO “RETRECHERO”
El alto gobierno pareciera haber reconocido la pedantería sumada al mal gusto en las apariciones públicas de sus más encumbrados funcionarios por lo estrafalario de sus pintas o fachas. Desde el mismo presidente de la República hasta sus más vanidosos directores, incluso los de quinto nivel, no se percataron de lo ridículo que se ven disfrazados de “diablo rojo”. Con el afán de destacar el color rojo, se han convertido en vulgares piezas de un ramplón mercado político cuya propaganda no sólo luce petulante, sino que además resulta al margen del más mínimo sentido de elegancia. Ahora como que se convencieron de lo absurdo de tan burda moda. Tan pésimo uso le dieron al color rojo, que lo prostituyeron. Carros, autobuses, gorras, pantaletas, medias, chaquetas, camisas, etc. De hecho, pretendieron utilizar dicho color para marear y atontar. De esta manera, mantener emborrachada la sociedad como si tan arrabalero estilo sirviera como fórmula mágica para tener enmudecida una población que imaginaron que serían adormecidos por el insidioso efecto del color rojo. No obstante el evidente agotamiento del modelo vertical, ha sido razón de peso para que estos gobernantes hayan comenzado a pensar que vestir de rojo no sirvió para mucho. Contrariamente a tan chocarrera pretensión, siempre fue rechazado el abuso del color en todo y para todo. Ojalá, los funcionarios colorados o rojizos adscritos a todas las instituciones públicas, comenzando por las policiales, vuelvan a emplear en sus uniformes sus colores originarios. Si no, que aprendan a vestirse debidamente.
¿MANIPULADOR DE EMOCIONES?
El presidente Chávez, apoyándose en su desbordada política comunicacional, anunció la expropiación de algunas propiedades de Fogade para dárselas a los pobres. Sin embargo, hay quienes se preguntan: ¿qué hay detrás de dicha orden, o a la sombra de la dignificación de los pobres? ¿Qué hay de planificación de la vivienda en términos de habitabilidad y de intervención de un paisaje que no "corroa el carácter"? ¿Qué se esconde detrás de la irracionalidad de la organización espacial que termina por convertir esos espacios que se ofrecen hoy con total desparpajo y como solución a miles de ciudadanos, en espacios del temor, en una suerte de chavacanización de lo urbano? Estas preguntas las hace Luís Manuel Cuevas Quintero, profesor de la Universidad de Los Andes. Más aún, sigue interrogándose sobre: ¿cuál es la política comunicacional para enfrentar el populismo hibridizado en totalitarismo? Y ¿qué estrategias emplear en medio de la manipulación de emociones que realiza el régimen a través de esas decisiones? El mismo docente responde que “si no entendemos que debemos reflexionar sobre la noticia presidencial dirigida a las masas, sobre su poder de manipulación, sobre su impacto en el modelado de actitudes y conciencias sociales, estaremos allanando el camino a quién desde la autoridad de la frase "es justicia", esconde los deseos de dominación absoluta? Entonces, frente a esta posición, ¿cuál será la nuestra ante la toma y conquista de la palabra?
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