El Ejecutivo Nacional esquiva todo ofrecimiento dirigido a sugerir o aportar respuestas o soluciones en la dirección de contribuir en la orientación de la vida del país. Sobre todo, cuando éstas proceden de algunos sectores, instituciones o factores políticos con conciencia democrática.
La jerga popular es sabia. El aforismo que reza: “en guerra avisada no muere soldado, y si muere es por descuidado”, contiene un mensaje claro. Si bien su sentido no apoca su fuerza reflexiva, sí alecciona de ser entendido. O mejor aún, adoptado. Aunque igualmente es cierto otro adagio que sentencia: “nadie escarmienta en cabeza ajena”. Y en política, problemas de tal índole adquieren mayor relevancia. Por tan particular razón, muchas decisiones gubernamentales lucen recurrentes en términos de la obstinación o testarudez que configura su realidad.
Justamente, es el caso venezolano toda vez que el Ejecutivo Nacional esquiva todo ofrecimiento dirigido a sugerir o aportar respuestas o soluciones en la dirección de contribuir en la orientación de la vida del país. Sobre todo, cuando éstas proceden de algunos sectores, instituciones o factores políticos con conciencia democrática. Cualquier contribución que apunte a esclarecer problemas que atasquen el desarrollo económico y social de la Nación, es desconocido o rechazado por estos gobernantes. Sin embargo, sucedió lo que siempre ha buscado evitarse. Es decir, el estropeo a la economía nacional. Aun cuando el hecho acontecido, no alcanzó el nivel de peligro que pudiera presentarse de continuar el gobierno nacional rehusándose a escuchar razones argumentadas con base en capacidades y conocimientos. Más aún, cuando debe reconocerse que el gobierno no posee profesionales con la preparación que requiere el manejo de pesados y complejos problemas no sólo económicos. Asimismo, en el terreno científico y tecnológico.
Esta vez la situación no pasó más allá de autorizarse sanciones unilaterales contra Venezuela que impedirán a Pdvsa obtener contratos con el gobierno norteamericano o financiamiento para importar o exportar desde U.S.A. Y aunque tales medidas tomadas por el gobierno de EE.UU. no son obstáculo para que la petrolera venezolana continúe vendiéndole a Norteamérica, ni porque afectan las operaciones de Citgo, filial de refinación de Pdvsa, si configuran un riesgo mayor por cuanto pone en vilo futuras relaciones comerciales que tendrían, indudablemente, fuerte impacto en la economía venezolana. Tanto que apenas conocida la noticia, muchos inversionistas optaron por desprenderse de los bonos de Pdvsa haciendo que por ello cayera bruscamente el precio de dichos títulos bursátiles.
No obstante conspicuos representantes del Alto Gobierno venezolano, desestimaron el pronunciamiento de la Casa Blanca dado a conocer este martes por el Subsecretario de Estado norteamericano James Streinberg. En principio manifestaron “repudio a la decisión del Departamento de Estado por constituir una acción hostil al margen del Derecho internacional y violatorio de la Carta de las Naciones Unidas”. Como si por la simple manifestación de protesta, pueden revertirse los drásticos efectos que recaerán sobre el país evidenciándose así el desastroso carácter de una nefasta política exterior diseñada bajo la improvisación de militares “peloteros” y de funcionarios de Cancillería formados al calor de insidias sindicalistas. Ni qué decir de la política interior, sin formalidad alguna. O de la política monetaria, sin consistencia ni estructura de formulación. O de la política comercial, sin orden que racionalice el índice de transacciones posibles. O de la política militar, sin sustento de formalidad alguno. O de la política educacional, planteada al voleo de desarticulados criterios.
De persistir el gobierno en mantenerse al margen de razones fundamentadas y sopesadas, el país va rumbo al colapso de ipsofacto. De manera que si quiere evitarse caer en bancarrota, debe gobernarse entendiendo que Venezuela es plural. No tiene único dueño, ni tampoco labrado su destino puesto que su construcción es problema de todos. Así que “en guerra avisada…”
VENTANA DE PAPEL
Autonomía violentada
El abuso gubernamental que se vislumbra en el país por causa de las elecciones presidenciales de Diciembre de 2012, es exagerado. El maltrato de funcionarios en nombre de instituciones del Estado venezolano, es desmedido. Es la apesadumbrada realidad que cunde este país. Entre lo último acontecido, están las determinaciones del Tribunal Supremo de Justicia cuando vuelve a atropellar la Universidad autónoma interviniéndola a través del grosero dictamen de suspender ocho elecciones universitarias. Lejos de contarse con un Ministerio de Educación Universitaria, el mismo gobierno ha buscado formas de asfixiar la funcionalidad universitaria basada en la autonomía que exalta la propia Constitución de la República. Sin embargo, en este país dominado por “brazos y manos peludas”, las decisiones solapadas juegan un papel preponderante mediante el cual el gobierno pretende imponer su terrorífica maquinaria político-ideológica para convertir a Venezuela en una suerte de albañal hediondo a fascismo. Con tan oprobiosa forma de administrar justicia, se intenta aplicar un modelo de elecciones de decanos y representantes profesorales totalmente ofensivo del equilibrio democrático que necesitan las universidades para acentuar su esencia académica. Mientras el país sigue escarmentando las más perversas consideraciones por parte de tan antidemocrático régimen, las universidades continúan padeciendo de una autonomía violentada.
Diablos rojos temen poder mariano
La violencia política incitada desde Miraflores, ha devenido en graves consecuencias para el devenir moral y espiritual de la sociedad venezolana. No conforme con abatir tradiciones asociadas al más recóndito venezolanismo, ahora arremeten contra arraigados valores propios del catolicismo. Habida cuenta de ser la expresión más amplia del sentimiento religioso nacional. De alguna forma, se ha venido manifestando el temor de importadas creencias mágico-religiosas ante la grandeza que ha significado el fervor a la Virgen en cualquiera de sus hermosas advocaciones. Esta vez, personas carentes de valores de respeto, moralidad y consideración se han dedicado a profanar no sólo un monumento y mural de la Divina Pastora colocada en la redoma de Santa Rosa, Barquisimeto. Además causaron serios daños a la imagen de la Virgen del Rosario ubicada en el único museo religioso que existe en el país. Asimismo sucedió con la imagen del doctor José Gregorio Hernández situada en Sabana de Parra del Estado Yaracuy. Herir de forma tan cobarde la espiritualidad del venezolano, es abiertamente blasfemar contra las esperanzas de un pueblo que históricamente ha venerado tan sagradas querencias. Tan viscerales hechos, no quedarán impunes por cuanto más que la ley del hombre está la Ley de Dios que “sin palo y sin rejo” sabe bien castigar. Sobre todo, cuando hay diablos rojos que temen del Divino Poder Mariano.
¿Qué se ganó con el cierre de RCTV?
A cuatro años del injusto cierre de RCTV, vale preguntarse ¿qué se ha ganado con ello? De primera, pudiera decirse mucho y nada aun cuando pueda sonar contradictorio. Pero vale explicarlo aunque en la brevedad de este espacio. Mucho se ganó pues así la población que más se servía de sus transmisiones, la población de menores recursos, comenzó a entender el resentimiento del cual se vale el gobierno nacional para atropellar a quienes se resisten a someterse a su pretensión de dominio. Con ello puede decirse que también nada se ganó debido a que la señal supletoria que es Tves no alcanzó el raiting esperado. Por el contrario, la señal usurpada perdió audiencia al extremo que sus directivos han sido reiteradamente removidos buscándose que tales cambios den con la fórmula milagrosa para captar el público que favoreció la programación de RCTV casi de modo permanente. Tves se convirtió en un canal de “refritos” que hasta el propio presidente de la República cuestionó cuando reconoció que “a Tves no la ve nadie”. Entonces, ¿qué se ganó con el cierre de RCTV? Que el país político comprendiera de una vez que el camino trazado por el proyecto socialista pretendido no es más que sólo miseria, desencuentro y frustración.
Hartos de groserías gubernamentales
¿Hasta cuándo los actuales gobernantes seguirán construyendo sus discursos con base en blasfemias, en procacidades, en insolencias, en ofensas? Buena parte de la sociedad está cansada pues además de resultar de vulgar especie, el eco de sus malas palabras alcanza la imagen que internacionalmente está viéndose de Venezuela. Apreciaciones así, evidencian el bajo nivel cultural que exhibe la cúpula gubernamental. De manera que si es lo que de ella se piensa, ¿qué esperar del resto de la población? Es justo ahí cuando el país sale mal parado de cualquier alusión o referencia del país por la precaria forma que ostentan sus altos funcionarios de expresarse públicamente. ¿O es que sus discursos no son escuchados, a pesar de la globalización que se vive? Desde Chávez, pasando por Jaua y terminando por cualquier funcionario de rango medio, es penoso advertir lo que sus palabras exponen. ¡Ya basta! ¿O es que así es como se ganan campañas electorales haciendo uso de un lenguaje burdo que, precisamente, no enseñe que la pobreza, es allí donde radica y se enquista?
Antonio José Monagas
amonagas@cantv.net
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