El mandatario Robert Mugabe acabó de decidir que será nuevamente candidato a presidente en las elecciones de 2011 en Zimbabue. Este dictador se encuentra en el poder desde 1980, cuando se logró la independencia del Reino Unido.
Está acusado, por varias organizaciones internacionales, de violar los derechos humanos y enriquecerse ilícitamente. En América Latina, el gobernante que más tiempo continúa en la presidencia es el que se hace llamar líder del socialismo del siglo XXI el teniente coronel,.
En sus 12 años al frente del ejecutivo venezolano ha enriquecido su poder y relegado las libertades individuales. Mientras en la ciudad de Foz de Yguazú varios gobernantes exigían a varios gobiernos aceptar al Comandante en el inservible Mercosur; en toda Venezuela los ciudadanos temíamos que se aprobase una legislación que daría carta blanca al mandatario, con el otorgamiento de poderes especiales para legislar el país de forma unilateral y como le diera la gana.
El temor se hizo realidad y hoy el Teniente Coronel tiene poderes plenos para dirigir la vida de unas 28 millones de personas, que se tendrán que aguantar las arbitrariedades estatales hasta, por lo menos, el 2012, ya que la ley estará en vigencia por 18 meses. Con la denominada “Ley Habilitante”, el comandante socialista-comunista podrá disponer, una vez más, de normas socialistas contra los venezolanos.
El Comandante tendrá la posibilidad de decretar leyes sobre: “necesidades urgentes derivadas de la pobreza y las lluvias, infraestructura, transporte y servicios públicos, finanzas y tributos, seguridad y defensa, cooperación internacional, vivienda, ordenación territorial y uso de la tierra urbana y rural”.
Prácticamente todas las áreas en las que se legisla. Esto significa que el gobernante revolucionario se convierte en abogado del diablo y no consultará con otros sectores para dirigir la “vida institucional” del país. Lo peligroso es que el enorme poder que tiene el Teniente Coronel sería utilizado para realizar más expropiaciones o nacionalizaciones de tierras, fincas en plena producción, galpones, locales comerciales y todo lo que él quiera que sea propiedad de opositores y empresas privadas, de capital local o externo; también podría clausurar medios de comunicación televisivos, radiales y prensa escrita críticos a su régimen y censurar de forma oficial el disenso. Prueba de ello sería la enorme injusticia que cometió contra el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, electo por la mayoría de los capitalinos.
El chavismo, para restar influencia y poder al opositor, desconoció la “autoridad electa democráticamente” y creó un nuevo alto cargo para la capital, paralelamente a la alcaldía y con muchos recursos públicos.
El chavismo socialista-comunista no quiere aceptar que la oposición se adjudicó decenas de escaños en el nuevo parlamento unicameral, que asumió en enero, y que podría obstaculizar el proyecto verticalista, dogmático y perjudicial del Teniente Coronel.
El argumento del gobierno bolivariano socialista-comunista es que hay leyes que necesitan ser aprobadas, o decretadas, en este caso, cuanto antes, en vista a las urgencias médicas y logísticas luego de las lluvias torrenciales que golpearon Venezuela en las pasadas semanas de diciembre 2010.
El oficialismo asegura que se deben construir viviendas y otorgar tierras a los afectados. Por favor, el problema de vivienda no es algo reciente, ya lleva 12 años sin resolverse y es justamente la administración chavista la que no se ocupó ni se ocupa del tema. ¿En más de una década, no pudo el Comandante levantar viviendas “dignas” para los venezolanos? ¿No solucionó los problemas de infraestructura del país? ¿Fue por inoperancia o por “obstáculos” de la oposición?
El supuesto sistema republicano demócrata venezolano se quebranta por el desplazamiento dado a los parlamentarios y he allí cuando reina la autocracia y se impone el culto al líder. Los problemas de los ciudadanos de nuestro país no giran en torno a las “necesidades productos de las tormentas”, sino que versan sobre la desfachatez e ineficacia pública, la alta tasa de inseguridad y la polarización política alentada por el oficialismo con demagogia, populismo y manipulación de las emociones de los que menos tienen, lo que desemboca en una persecución.
El Teniente Coronel seguirá encontrando motivos para gobernar el país de forma dictatorial, mientras se agotan las instancias de participación diversa y ajustada a los principios fundamentales de convivencia armónica. Mugabe está prácticamente seguro de quién será, “por elección popular”, presidente de Zimbabue el próximo año. Me animo a decir amigos lectores, que el Comandante también sabe “quién” estará en el poder en el 2012 en nuestro país. La duda real es, ¿sabrán muchos venezolanos que se nos acaba el tiempo antes de caer en el despeñadero y parecernos a Zimbabue?
zenair brito
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