Esta emboscada navideña que ha montado el gobierno constituye un ataque brutal y sin anestesia contra la vida democrática. La Ley Habilitante, la reforma de la Ley Resorte y la de Telecomunicaciones, el anuncio de la próxima presentación de la Ley de Educación Superior, constituyen hasta ahora el más crudo anticipo de la intención totalitaria del régimen, es decir, del control de la sociedad y no sólo de los poderes públicos. Las reformas a la Ley Resorte y a la de Telecomunicaciones sientan las bases para pasar de la "hegemonía comunicacional", que suponía una presencia relativa de medios radioeléctricos independientes, al control total del Estado sobre tales medios.
No es casual que se presenten conjuntamente las reformas de ambas leyes. Son los dos brazos de una tenaza que asfixiará a la radio y televisión independiente, incluyendo el control de Internet, a semejanza de lo que ocurre en Cuba y en China. El truco con Internet es el de establecer un punto único de acceso a este medio, bajo control del gobierno. Todo lo que entrará y saldrá del país por la red sólo lo harán a través de ese punto único. Es como una llave de paso, que permitirá al gobierno decidir qué mensajes podrán o no circular por la red.
Un ejemplo último de cómo funciona la cosa lo acaba de proporcionar China.
Puesto que el Gobierno chino está furioso con la concesión del Nobel de la Paz a un activista chino que se encuentra preso, cerró el punto de ingreso y no permitió la transmisión por Internet de la ceremonia del Nobel. Eso es lo que pretende Chacumbele instaurar en nuestro país. El control absoluto de la red.
Pero no se detiene allí. Los operadores de celulares e Internet serán responsables de los contenidos de los mensajes que se transmitan, esperándose de este modo, transformar a las operadoras en juntas de censura, encargadas de vigilar, autorizar o bloquear los mensajes que circulan a través de sus redes. Lisa y llanamente se establece un régimen de autocensura.
La autocensura constituye un mecanismo perverso e insidioso de transformar en censores a los propios medios. Si ya existe un grado apreciable de autocensura, puede imaginarse la extensión casi total que adquirirá ésta con la nueva ley. La libertad de expresión radial y televisiva es suprimida mediante ambas reformas.
En la Ley de Telecomunicaciones hay unos artículos cuya aplicación prácticamente sacaría del aire a Globovisión . Uno de los artículos prohíbe a los canales por suscripción la transmisión de señales de TV, vía cable, en zonas distintas a donde están autorizadas a hacerlo en señal abierta. Globovisión quedaría reducida a Caracas y Valencia. Otros artículos obligan a la presencia de los titulares accionarios en un conjunto de trámites que prevé la ley. Su ausencia se consideraría como renuncia. Esto apunta, no hay ni que decirlo, directamente contra Zuloaga.
Total que el propósito es el de cerrar la libre circulación de ideas e información a través de la radio y la televisión. Esta en juego nada menos que la libertad de expresión, columna vertebral de la vida en democracia.
¿No vamos a hacer nada?
El avance del chavismo hacia el totalitarismo posee una particularidad que lo singulariza entre otras experiencias semejantes. Todo lo que Chacumbele ha hecho para ir reduciéndole espacio a la vida democrática tiene un carácter que podría denominarse "legal".
Terrorismo parlamentario - Simón Boccanegra
Es decir, está apoyado en leyes, aprobadas por un Parlamento democráticamente elegido, del cual la oposición escogió ausentarse, dejándole las manos completamente libres al chavismo, salvo el momento en que aparecieron los reducidos grupos parlamentarios de Podemos y el grupo Humanista, que viene librando una batalla verdaderamente heroica contra la aplanadora de las focas. Cada paso que Chacumbele va a dar para adelantar algún atropello lo precede de la aprobación de una ley que lo valida. En otros casos primero ha cometido el atropello y luego se apresura a hacer aprobar por el dócil Parlamento la ley que lo convalida.
Con las reformas a las leyes de Telecomunicaciones y Resorte está preparando el piso jurídico sobre el cual pretende hacer avanzar los tanques del totalitarismo y la dictadura. En esas reformas lo esencial es que el Estado se hace del control total de los medios radiotelevisivos. Hay al menos 46 previsiones que conducen a alcanzar tal objetivo. Todo pasa por el Estado, no como ente rector sino como ente regulador y contralor. La radio y la televisión no podrán hacer nada al margen de disposiciones del Estado. Todo requerirá "habilitación" del Estado. Todo estará totalmente regulado y toda violación de la ley será castigada con penas desproporcionadas. La sola lectura de la ley produce escalofríos. Es una ley terrorista.
Sixto Medina
sxmed@hotmail.com
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