Nadie se le ocurra mover una de esas cuñas. Es tal cual como un castillo de naipes, si se mueve una sola carta, se viene abajo.
El país de las condecoraciones alegres emerge al mar Caribe, dejando pasmada a media humanidad con sus alocadas acciones. De nuevo Chávez corre hacia adelante y en un inesperado movimiento “acuña” a su atacado general con una nueva condecoración, celebrando su pensamiento y sus ideas. Esas condecoraciones deben ser plásticas, son más fáciles de ganar que un Grammy Latino en Las Vegas. Los militares deben haber soñado con brujas anoche.
A la Banca le están por acuñar una nueva Ley, hecha a la carrera, que los obligaría a financiar la construcción y entregaría una parte de sus ganancias a los consejos comunales. Esto no es más que una cuña al sistema para evitar que se venga abajo todo el proceso de construcción de viviendas. Obligaron a la Banca a financiar la agricultura y no lograron nada con eso, ahora la obligan a financiar la construcción, como si eso pudiese remediar el gran error de haber manejado las tomas y expropiaciones de viviendas de una manera indebida. La construcción está herida de muerte, aun cuando le pongan esta cuñita para que no se venga abajo.
Sucede parecido con el sistema eléctrico. Todo un año poniendo dinero y dando tumbos, y la producción eléctrica no pasa de quince mil megavatios, con agua o sin agua en Guri. De nuevo Plantacentro lleva diez días con una sola turbina, no han hecho otra cosa que ponerle una cuñita al sistema eléctrico, sin reconocer la profundidad y gravedad del problema. Eso está que se viene abajo y ahora entrará la época seca de nuevo. Llenaron el país de humo con plantas de emergencia y no son capaces de producir soluciones de mediano y largo plazo.
Al sistema monetario, lo han llenado de garabatos. Ahora nos movemos en un sistema que tiene múltiples cambios de divisas, imposible de desmontar, pues permanece en un delicado equilibrio. Absurdo pero real, con intereses activos y pasivos menores que la inflación, con restricciones de todo tipo y sostenido a punta de papelitos, emisiones de deuda nominadas en dólares, estadísticas maquilladas y decisiones políticas sin sentido y sin norte alguno. Si me preguntaran por donde comenzar para arreglarlo, les diría que dejen eso de ese color, porque si le quitan una sola de las cuñas que soporta esa estructura, se cae todo el edificio financiero.
Una cuñita en el Metro, para mantenerlo rodando mientras los burócratas piensan como ponerlo al día, después de negligentemente, haberlo llevado a condiciones de colapso.
Ahora le pone una cuña a su desgastada popularidad repartiendo tres meses de aguinaldos en una economía que no está preparada para manejar esa masa monetaria en el lado de la oferta.
Buenas noticias para los empleados públicos, pero pasajeras. Nueva gasolina inflacionaria. La silla de Miraflores tiene una pata coja, a la que tiene tiempo poniéndole servilletas dobladas, no se les ocurra retirarlas, dejen eso así como está. Esperen a que un cubano venga a repararla.
Enrique Pereira
@pereiralibre
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