Cátedra Pío Tamayo
Centro de Estudios de Historia Actual
IIES / FACES / UCV
Un espacio para el debate-reflexión sobre la historia
que estamos obligados a construir
VIII SESIÓN SEMINARIO
¿QUÉ HACER CON Y POR VENEZUELA
DESPUÉS DEL 26S-10?
FORO
LA RADICALIZACIÓN
¿ÚNICA MANERA DE IMPONER
EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI?
Objetivo: Para Carlos Marx lo radical significa ir a la raíz, al fondo, a lo más profundo para transformar la realidad. Y esta es una acción que, indefectiblemente, se adelanta por la vía de la violencia, por medio de la fuerza-imposición.
Pero el problema hoy tiene que ver con esta pregunta: ¿dónde, cuándo y cómo se ha adelantado esa acción que toca las raíces para transformar la realidad? ¿Acaso se puede mantener con solvencia que en los casos de la Unión Soviética y China, Vietnam o Cuba se ha producido cambios radicales para el mejor vivir de la sociedad?
Hasta ahora, lo que se ha vendido como cambios radicales han terminado en la implantación de sociedades que contienen una fuerte carga de las estructuras del pasado. Por ello, nos encontramos con un llamado socialismo montado en el porta-aviones del mercado capitalista mundial.
Esto quiere decir que los cambios llamados radicales no sirvieron para crear un nuevo modo de producir y de vivir. Y ante la suma de fracasos en el campo económico y social se produce la caída de esas falsas experiencias socialistas y su tránsito al capitalismo del cual, materialmente no llegaron a salir.
Por esto, cuando el Golpista Presidente llama a la radicalización no se puede menos que entender que ha llegado a la convicción de que el consejero gubernamental Allan Wood tiene razón cuando lo insta a radicalizar el proceso como única vía para mantenerse en el mando-poder revolucionario.
Y esto tiene una explicación muy clara: este régimen cada vez cuenta con menos apoyo popular. El soberano ya no tiene la fe ciega y carbonaria en su mesías. La inflación más alta del mundo atenta contra la mayor parte de nuestra población. Todas las miserias se acumulan. Y no cuenta el régimen con un partido coherente en lo organizativo para ordenar la respuesta política al descontento cada vez más creciente.
Y a esto se agrega el peligroso cuadro del narcotráfico que invade hoy todos los espacios de este régimen. Walid Mackled es hoy una acusación terminante. Su testimonio es impactante: su inmensa fortuna fue creada en el marco de esta revolución y con la ayuda de muchos funcionarios civiles y militares, cuestión que el ejecutivo no ha podido procesar, más allá del intento de limpieza por la vía del otorgamiento de credenciales que hagan aparecer a implicados en altos delitos como decentes servidores públicos o militares.
El caso del ahora General en Jefe Rangel Silva es la mejor evidencia de lo que decimos.
Y ante este cuadro de tan profunda descomposición, en el que cuesta trabajo saber como puede mantenerse un régimen tan vapuleado por la opinión pública, surge el llamado a la única vía de escape: la radicalización, la fuerza, la imposición. La violencia cada vez más abierta `para exterminar a los Walid Makled que atentan contra la estabilidad del proceso y a toda disidencia con miras a imponer el pensamiento y la acción únicos.
Sólo y de esta manera podrá mantenerse este régimen que ahora intenta imponer el ya también fracasado socialismo del siglo XXI.
Y esto sin duda abre la discusión sobre el llamado proceso de radicalización, es decir, sobre la forma de impulsar la fuerza, la imposición, la violencia para alcanzar el objetivo supremo: la implantación del llamado socialismo del siglo XXI, que se quiere hacer pasar por una novedad, aunque su base-fundamento es la misma doctrina marxista-leninista-stalinista-troskista-maoista-fidelista-guevarista.
Una doctrina que ha sido supuestamente “adaptada a nuestra realidad” con la incorporación del pensamiento bolivariano, zamorano y robinsoniano. El resultado es bien conocido: se ha creado el nuevo y gran pasticho político-ideológico de y para la ‘nuevas revoluciones.
Pero en ningún caso, como lo hemos dicho en muchas oportunidades, se produce un verdadero cambio (de raíz) en la forma-condición de vida de las mayorías que se sienten representadas por el proceso de radicalización que, en teoría, debía quitar la riqueza a las minorías para repartirlas entre las mayorías.
Lo ocurrido en este ex país desde 1999 es otra expresión de ese engaño revolucionario que tanto espacio ha tomado en los últimos tiempos. Las estructuras burocráticas y el poder del Estado asumen el papel de las minorías dominantes que ahora forman parte de la nueva clase revolucionaria: los boliburguerianos.
Pero ante la inexistencia de un gobierno eficiente, que sea capaz de adelantar obras indispensables en el campo de la seguridad social, con infraestructuras y para el tratamiento de los grandes problemas asistenciales, habitacionales, de inseguridad, el apoyo va disminuyendo y la necesidad de radicalización deja de tener relación con cambio de estructuras, sino con la aplicacion del control y la represión necesarios para mantener el colectivo en sus límites.
Esa es la temática a discutir: La radicalización: ¿Fuerza y represión para imponer el socialismo? ¿Podrá esta radicalización contener el malestar que se generaliza y acrecienta? ¿Servirán las medidas extremas de control para acallar las denuncias sobre “una revolución” tomada por el narcotráfico y de lo que el caso Makled es una evidencia que da una firme idea del nivel reinante de descomposición?
¿Se fortalecerá el régimen a partir de la radicalización o crecerá la implosión que ya amenaza con llevarse por delante la propia organización del PSUV? Y frente a lo que para muchos es la proximidad de un nuevo reparto de poderes ¿quiénes se mantendrán al lado del régimen para seguir en el disfrute del “imperio de la corrupción”?
¿Estamos ante una triste historia de sucesión de poderes entre minorías, que deja con vida el pasado y que constituye una nueva desesperanza del colectivo? ¿Hasta cuándo aguantará este colectivo esta historia de burla-engaño-padecimiento y frustración? ¿Transición hacia el socialismo del siglo XXI o hacia una nueva y remozada forma de miseria?
PONENTES
CARLOS AQUINO
DOUGLAS BRAVO
MANUEL FELIPE SIERRA
MODERADOR
AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ
LUNES, 29 DE NOVIEMBRE DEL 2010
SALA “E” / 6 pm
Coordinadores
Agustín Blanco Muñoz / Mery Sananes / Danielita Barrolleta
Tlfs 6052536 / 6052563 (0416) 638-7320 (0414) 333-6515
abm333@gmail.com / merysananes@gmail.com / dbarrolleta@gmail.com
http://historiactual.blogspot.com
Mery Sananes
merysananes@gmail.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA
Centro de Estudios de Historia Actual
IIES / FACES / UCV
Un espacio para el debate-reflexión sobre la historia
que estamos obligados a construir
VIII SESIÓN SEMINARIO
¿QUÉ HACER CON Y POR VENEZUELA
DESPUÉS DEL 26S-10?
FORO
LA RADICALIZACIÓN
¿ÚNICA MANERA DE IMPONER
EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI?
Objetivo: Para Carlos Marx lo radical significa ir a la raíz, al fondo, a lo más profundo para transformar la realidad. Y esta es una acción que, indefectiblemente, se adelanta por la vía de la violencia, por medio de la fuerza-imposición.
Pero el problema hoy tiene que ver con esta pregunta: ¿dónde, cuándo y cómo se ha adelantado esa acción que toca las raíces para transformar la realidad? ¿Acaso se puede mantener con solvencia que en los casos de la Unión Soviética y China, Vietnam o Cuba se ha producido cambios radicales para el mejor vivir de la sociedad?
Hasta ahora, lo que se ha vendido como cambios radicales han terminado en la implantación de sociedades que contienen una fuerte carga de las estructuras del pasado. Por ello, nos encontramos con un llamado socialismo montado en el porta-aviones del mercado capitalista mundial.
Esto quiere decir que los cambios llamados radicales no sirvieron para crear un nuevo modo de producir y de vivir. Y ante la suma de fracasos en el campo económico y social se produce la caída de esas falsas experiencias socialistas y su tránsito al capitalismo del cual, materialmente no llegaron a salir.
Por esto, cuando el Golpista Presidente llama a la radicalización no se puede menos que entender que ha llegado a la convicción de que el consejero gubernamental Allan Wood tiene razón cuando lo insta a radicalizar el proceso como única vía para mantenerse en el mando-poder revolucionario.
Y esto tiene una explicación muy clara: este régimen cada vez cuenta con menos apoyo popular. El soberano ya no tiene la fe ciega y carbonaria en su mesías. La inflación más alta del mundo atenta contra la mayor parte de nuestra población. Todas las miserias se acumulan. Y no cuenta el régimen con un partido coherente en lo organizativo para ordenar la respuesta política al descontento cada vez más creciente.
Y a esto se agrega el peligroso cuadro del narcotráfico que invade hoy todos los espacios de este régimen. Walid Mackled es hoy una acusación terminante. Su testimonio es impactante: su inmensa fortuna fue creada en el marco de esta revolución y con la ayuda de muchos funcionarios civiles y militares, cuestión que el ejecutivo no ha podido procesar, más allá del intento de limpieza por la vía del otorgamiento de credenciales que hagan aparecer a implicados en altos delitos como decentes servidores públicos o militares.
El caso del ahora General en Jefe Rangel Silva es la mejor evidencia de lo que decimos.
Y ante este cuadro de tan profunda descomposición, en el que cuesta trabajo saber como puede mantenerse un régimen tan vapuleado por la opinión pública, surge el llamado a la única vía de escape: la radicalización, la fuerza, la imposición. La violencia cada vez más abierta `para exterminar a los Walid Makled que atentan contra la estabilidad del proceso y a toda disidencia con miras a imponer el pensamiento y la acción únicos.
Sólo y de esta manera podrá mantenerse este régimen que ahora intenta imponer el ya también fracasado socialismo del siglo XXI.
Y esto sin duda abre la discusión sobre el llamado proceso de radicalización, es decir, sobre la forma de impulsar la fuerza, la imposición, la violencia para alcanzar el objetivo supremo: la implantación del llamado socialismo del siglo XXI, que se quiere hacer pasar por una novedad, aunque su base-fundamento es la misma doctrina marxista-leninista-stalinista-troskista-maoista-fidelista-guevarista.
Una doctrina que ha sido supuestamente “adaptada a nuestra realidad” con la incorporación del pensamiento bolivariano, zamorano y robinsoniano. El resultado es bien conocido: se ha creado el nuevo y gran pasticho político-ideológico de y para la ‘nuevas revoluciones.
Pero en ningún caso, como lo hemos dicho en muchas oportunidades, se produce un verdadero cambio (de raíz) en la forma-condición de vida de las mayorías que se sienten representadas por el proceso de radicalización que, en teoría, debía quitar la riqueza a las minorías para repartirlas entre las mayorías.
Lo ocurrido en este ex país desde 1999 es otra expresión de ese engaño revolucionario que tanto espacio ha tomado en los últimos tiempos. Las estructuras burocráticas y el poder del Estado asumen el papel de las minorías dominantes que ahora forman parte de la nueva clase revolucionaria: los boliburguerianos.
Pero ante la inexistencia de un gobierno eficiente, que sea capaz de adelantar obras indispensables en el campo de la seguridad social, con infraestructuras y para el tratamiento de los grandes problemas asistenciales, habitacionales, de inseguridad, el apoyo va disminuyendo y la necesidad de radicalización deja de tener relación con cambio de estructuras, sino con la aplicacion del control y la represión necesarios para mantener el colectivo en sus límites.
Esa es la temática a discutir: La radicalización: ¿Fuerza y represión para imponer el socialismo? ¿Podrá esta radicalización contener el malestar que se generaliza y acrecienta? ¿Servirán las medidas extremas de control para acallar las denuncias sobre “una revolución” tomada por el narcotráfico y de lo que el caso Makled es una evidencia que da una firme idea del nivel reinante de descomposición?
¿Se fortalecerá el régimen a partir de la radicalización o crecerá la implosión que ya amenaza con llevarse por delante la propia organización del PSUV? Y frente a lo que para muchos es la proximidad de un nuevo reparto de poderes ¿quiénes se mantendrán al lado del régimen para seguir en el disfrute del “imperio de la corrupción”?
¿Estamos ante una triste historia de sucesión de poderes entre minorías, que deja con vida el pasado y que constituye una nueva desesperanza del colectivo? ¿Hasta cuándo aguantará este colectivo esta historia de burla-engaño-padecimiento y frustración? ¿Transición hacia el socialismo del siglo XXI o hacia una nueva y remozada forma de miseria?
PONENTES
CARLOS AQUINO
DOUGLAS BRAVO
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MODERADOR
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LUNES, 29 DE NOVIEMBRE DEL 2010
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Coordinadores
Agustín Blanco Muñoz / Mery Sananes / Danielita Barrolleta
Tlfs 6052536 / 6052563 (0416) 638-7320 (0414) 333-6515
abm333@gmail.com / merysananes@gmail.com / dbarrolleta@gmail.com
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Mery Sananes
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