¿De qué hablamos? Si algún gobierno vende patria hemos tenido, éste, el régimen anti-nuestro que predica nacionalismo y concreta venta del país, hipoteca y entrega de lo que a Venezuela pertenece.
El Presidente de la República, en su manera irresponsable de ser y decir, cataloga de vende patria a quien diciente de él, como si él fuera la patria, como si sus intereses fueran los nuestros, y su pensamiento y acción se correspondieran con los del pueblo al que dice servir, para la mayor suma de su felicidad. Vende patria él, quien descuida a Venezuela, en su afán de ser líder de América, del mundo y sus alrededores. Vende patria él, que da lo nuestro, gratifica, cede, lega lo de todos nosotros, recorre el mundo como Don Regalón, haciendo a los venezolanos más pobres y llenos de necesidades.
Traga más que comején, que el insecto arquíptero que destruye lo que encuentra. Este régimen se tragó un millón de millones de dólares que, como se ha dicho, son más dólares que todos los que, en acumulado, recibió la República desde su período auroral, hasta Caldera II. Su “patriotismo” va más lejos cuando hacemos control de gestión, e indagamos cuál ha sido la consecuencia, el fruto de ese gasto. La conclusión es que fueron “vapores de la fantasía”, cohetes quemados, luz y sonido que ya no se ve ni escucha. Todo se fue por el desaguadero de la ineficiencia y la corrupción. Eso es ser vende patria. Eso se paga. Se pagará.
¿De qué tamaño es el mono? La pregunta viene a propósito porque el problema no termina en lo que el comején tragó, de aquello que ya teníamos, sino también en lo que no teníamos y solicitamos prestado para atender su voracidad. Quemamos el mañana. Se está tragando el futuro, se come lo de nuestros hijos y nietos, sin razón alguna, sin generar beneficio. Si los préstamos fueran para infraestructura e inversión cara a una Venezuela industrial, productora y progresista, seguramente convendríamos en ello; pero no, son para gastos corrientes, corrupción y regalos al exterior. No, por favor no, ya basta. Nos está haciendo cada vez más dependientes, más deudores. ¿De cuál patria soberana habla?
Hoy somos más dependientes del petróleo. Con excepción del dinero que saca de nuestro bolsillo para mitigar su apetito sin fin, el comején no ha abierto y estimulado otras fuentes de ingresos; por el contrario, disminuyen las divisas de orígenes diferentes, por lo que la dependencia del petróleo, y particularmente de las compras que los Estados Unidos hacen de él, nos someten más, incluso al imperio “mesmo”, tal como dice al atropellar la lengua de Cervantes.
Hoy somos dependientes de Cuba. Rectifico, peor aún, somos dependientes de un anciano decrépito con ideas trogloditas, que se ha impuesto políticamente, intelectual y afectivamente sobre el Presidente de Venezuela. Quien durante algo más de medio siglo es dictador, hambreador de su pueblo, corrupto y asesino fusilador de quienes le adversan, es el inspirador de nuestro Presidente. Su empobrecido país -al que amo profundamente y me atan viejos afectos- ya no produce ni caña de azúcar. No obstante, constituye mar de felicidad para el comején de aquí, para el sometido y mal pagado, que entrega Venezuela a otros. Su discurso ya no convence. La patria soberana de la que habla es cada vez menos eso, por su actitud, por su acción vende patria.
¿De qué habla Chávez? ¿Cuál patria soberana tenemos? La de hoy hay que liberarla y transformarla. Conquistémosla. No más secuestro de lo nuestro en beneficio de un hombre y en detrimento de un pueblo. Estamos en camino.
PACIANO PADRÓN
pacianopadron@gmail.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA
El Presidente de la República, en su manera irresponsable de ser y decir, cataloga de vende patria a quien diciente de él, como si él fuera la patria, como si sus intereses fueran los nuestros, y su pensamiento y acción se correspondieran con los del pueblo al que dice servir, para la mayor suma de su felicidad. Vende patria él, quien descuida a Venezuela, en su afán de ser líder de América, del mundo y sus alrededores. Vende patria él, que da lo nuestro, gratifica, cede, lega lo de todos nosotros, recorre el mundo como Don Regalón, haciendo a los venezolanos más pobres y llenos de necesidades.
Traga más que comején, que el insecto arquíptero que destruye lo que encuentra. Este régimen se tragó un millón de millones de dólares que, como se ha dicho, son más dólares que todos los que, en acumulado, recibió la República desde su período auroral, hasta Caldera II. Su “patriotismo” va más lejos cuando hacemos control de gestión, e indagamos cuál ha sido la consecuencia, el fruto de ese gasto. La conclusión es que fueron “vapores de la fantasía”, cohetes quemados, luz y sonido que ya no se ve ni escucha. Todo se fue por el desaguadero de la ineficiencia y la corrupción. Eso es ser vende patria. Eso se paga. Se pagará.
¿De qué tamaño es el mono? La pregunta viene a propósito porque el problema no termina en lo que el comején tragó, de aquello que ya teníamos, sino también en lo que no teníamos y solicitamos prestado para atender su voracidad. Quemamos el mañana. Se está tragando el futuro, se come lo de nuestros hijos y nietos, sin razón alguna, sin generar beneficio. Si los préstamos fueran para infraestructura e inversión cara a una Venezuela industrial, productora y progresista, seguramente convendríamos en ello; pero no, son para gastos corrientes, corrupción y regalos al exterior. No, por favor no, ya basta. Nos está haciendo cada vez más dependientes, más deudores. ¿De cuál patria soberana habla?
Hoy somos más dependientes del petróleo. Con excepción del dinero que saca de nuestro bolsillo para mitigar su apetito sin fin, el comején no ha abierto y estimulado otras fuentes de ingresos; por el contrario, disminuyen las divisas de orígenes diferentes, por lo que la dependencia del petróleo, y particularmente de las compras que los Estados Unidos hacen de él, nos someten más, incluso al imperio “mesmo”, tal como dice al atropellar la lengua de Cervantes.
Hoy somos dependientes de Cuba. Rectifico, peor aún, somos dependientes de un anciano decrépito con ideas trogloditas, que se ha impuesto políticamente, intelectual y afectivamente sobre el Presidente de Venezuela. Quien durante algo más de medio siglo es dictador, hambreador de su pueblo, corrupto y asesino fusilador de quienes le adversan, es el inspirador de nuestro Presidente. Su empobrecido país -al que amo profundamente y me atan viejos afectos- ya no produce ni caña de azúcar. No obstante, constituye mar de felicidad para el comején de aquí, para el sometido y mal pagado, que entrega Venezuela a otros. Su discurso ya no convence. La patria soberana de la que habla es cada vez menos eso, por su actitud, por su acción vende patria.
¿De qué habla Chávez? ¿Cuál patria soberana tenemos? La de hoy hay que liberarla y transformarla. Conquistémosla. No más secuestro de lo nuestro en beneficio de un hombre y en detrimento de un pueblo. Estamos en camino.
PACIANO PADRÓN
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