Lo ocurrido en Quito suscita muchas interrogantes e inquietudes. Pero antes de seguir adelante quiero dejar bien claro que soy contrario a los golpes de Estado y rechazo cualquier intento de derrocar un gobierno legítimo provenga de donde provenga.
Se dice que en Ecuador hubo un golpe de Estado. Basándome en las informaciones publicadas por la televisión y la prensa escrita, opino – creo que es criterio compartido por muchos – que en Quito no hubo golpe de Estado. Lo que hubo fue una protesta de un grupo de policías quienes, como no pueden hacer huelga, recurrieron a la insubordinación para reclamar los beneficios económicos, institucionales y sociales que les serán cercenados por la Ley del Servicio Público propuesta por el presidente Correa. Esa Ley elimina beneficios económicos que reciben desde los 15 a los 38 años de servicio los policías y militares, suprime la entrega de medallas, botones, anillos, canastas navideñas y otros beneficios materiales, modifica aspectos de la seguridad social de los militares y dispone que el pago de jubilaciones no se haga con dinero sino con bonos del Estado.
Así como pienso que los policías pudieron haber canalizado sus reivindicaciones por una vía menos traumática, encuentro absurdo pretender presentar esa insubordinación como golpe de Estado. Ecuador entrará en los records mundiales de Guiness como el único país donde se dio un golpe de Estado con bombas lacrimógenas, que es lo único que tenían los policías.
Han trascendido testimonios de dos médicos del Hospital, testigos presenciales de lo ocurrido dentro del Hospital, confirmando que no hubo golpe de Estado. Además ponen en entredicho la versión del propio Correa quien dijo que estuvo 12 horas secuestrado por los policías sublevados. Los médicos afirman que durante el tiempo que permaneció en el hospital estaba siendo atendido por el personal médico del hospital, recibió sus colaboradores sin restricciones, no había guardia en la puerta de la habitación donde se encontraba y habría podido abandonar el lugar sin problemas. Uno de los médicos dice que Correa “de una manera prepotente, en vez de conciliadora, realiza el desafío incoherente de que lo maten si son valientes”. El médico agrega: “Nadie quería matarlo ni derrocar al régimen. Es más, desde el interior del hospital dio declaraciones vía telefónica en múltiples ocasiones” y agrega: “Ya se estaba cantando el Himno Nacional y preparada la calle de honor por la que se disponía a salir el señor Presidente para ser trasladado al Palacio de gobierno”. “Por tanto –concluye el médico – la incursión fue provocada… para ganar protagonismo, hacerse la víctima y mantener su postura de prepotencia”.
Lo cierto es que mientras permaneció en el Hospital, – él mismo lo ha confirmado –Correa recibió muchas llamadas telefónicas de apoyo de prácticamente todos los presidentes de la región, de los presidentes de España y de Francia y hasta del Departamento de Estado. El mandón de Miraflores asegura que habló con él más de cinco veces.
¿Es que una persona secuestrada puede recibir libremente llamadas telefónicas, en su mayoría internacionales? ¿Cómo se explica que Correa pudo sin que nadie se lo impidiera – lo vimos por televisión – asomarse a un balcón para hacer su arenga retadora diciendo que estaba dispuesto a que lo mataran? Parecía una reedición de la bufonada de Zelaya.
Los presidentes de UNASUR encargaron a Ecuador, país que preside temporalmente esa organización, la preparación de un documento para sancionar a quienes participen o promuevan un golpe de Estado (Lástima que en 1992 no había un documento como ese).
El Canciller chileno ha pedido que se introduzca una cláusula democrática en el Tratado de UNASUR. Me parece bien que se subsane esa carencia de UNASUR. Pero debe una verdadera “cláusula democrática”. Además de contemplar castigo para los autores de golpes de Estado, debe instituir de manera categórica la obligación de los gobernantes de respetar la legalidad democrática y el estado de derecho en sus países. También debe contemplar la obligación de los gobiernos de UNASUR de defender la democracia cuando durante su desempeño un gobernante electo viola la Constitución y quebranta los elementos esenciales y los componentes fundamentales de la democracia enunciados en los artículos 3 y 4 de la Carta Democrática Interamericana. También debe establecer la suspensión o la expulsión de la organización como sanción al incumplimiento de la Cláusula Diplomática
Seguramente el 30 de septiembre de 2010 será explotado por el régimen ecuatoriano de la misma manera como aquí llevan ocho años explotando el 11 de abril de
2002.www.adolfotaylhardat.net/indexbis
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