Chávez regresa de su viaje de “shopping”. No vendió casi nada pero compró mucho
Que no se sorprenda nadie, nuestro presidente viaja para comprar, pero nunca para vender. Los chocolates y el café que llevó en las maletas, no traen ningún negocio concreto.
Hay que reconocer que esta vez, al menos vendió –todavía no sabemos si bien o mal- nuestra participación en unas refinerías alemanas. Así no hay balanza comercial que aguante. Saca dinero de la cartera y no le metas nada, para que veas cuanto tiempo puedes aguantar esa mecha.
700 millones de euros pagan 12.500 casas, prefabricadas en Portugal. Simple matemática, una casa cuesta (como mínimo) 56.000 euros, eso sin saber si en adición tenemos que pagar fletes y algún gasto de ensamblaje en Venezuela, así como materiales de acabado final. Lo que sí es seguro, es que tenemos que pagar aquí el urbanismo, la electrificación, la red de aguas blancas, el manejo de aguas servidas y la tierra. Así que partiendo del costo en euros, que al cambio se convierte en unos 600 mil bolívares fuertes, esas casitas deben estar rondando el millón de bolívares fuertes.
No se engañe, si el gobierno calcula estas casas a la tasa de Cadivi, estaría simplemente otorgando un subsidio a esa construcción, que bien podía haberlo dado a los constructores locales, o los compradores finales. Esta inversión debe calcularse al verdadero costo de un euro.
No hay casi ningún producto que hoy tenga capacidad competitiva en Europa. Los costos de vida europea, los costos de su mano de obra, los colocan fuera de los mercados en casi cualquier cosa. Me gustaría saber, porqué no licitamos los barcos en astilleros de Korea o compramos el millón y medio de computadoras en Singapure o en China.
Venezuela se queja de una caída severa de la actividad económica y de falta de incentivos a la actividad de construcción, pero nuestro presidente –para ayudar a los portugueses- les compra casas, computadoras y barcos al tiempo que nuestra patria se hunde en necesidades de todos los tamaños y todos los colores. Qué clase de planificación y jerarquización se aplica en Venezuela, que podemos salir de shopping a gastar en tanques de guerra, plantas nucleares y un millón y medio de computadoras personales.
Los adecos regalaban planchas de zinc en las épocas previas a las elecciones, los copeyanos regalaron pintura para comprar votos, pero esta sofisticada revolución va a comprar votos a punta de computadores personales. No tengo idea de cuánto cuestan las computadoras, pero digamos que baratísimas, a doscientos dólares cada una, se convierte en una inversión de trescientos millones de dólares. Qué clase de desangre.
Los venezolanos necesitamos de una Asamblea que regule la libertad de un presidente que toma decisiones sin concierto alguno y terminará acabando con nuestro bello país.
Enrique Pereira @pereiralibre
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