Sólo verdades dijo el Embajador designado de Estados Unidos para Venezuela, Larry Palmer, ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, a propósito del examen para la aprobación o no de su nombramiento propuesto por el Presidente Obama. “Tiene razón pero va preso”, reza el refrán popular. Se filtró a la prensa lo dicho privadamente ante el Comité, y evidentemente su nombramiento ahora resulta inconveniente. Obama debe desistir.
“Me angustia la creciente centralización del poder. Chávez públicamente ha refutado el principio de la separación de poderes y ha aumentado su control sobre el Legislativo y el Judicial. La Asamblea Nacional ha aprobado una serie de leyes para crear instituciones paralelas que burlan a las autoridades locales y regionales electas”. ¿En qué miente el Embajador Larry Palmer? “Estoy profundamente preocupado por las limitantes que tiene la libertad de prensa y de expresión”, dijo luego de asegurar que como Embajador trabajaría “de la mano con la Embajadora estadounidense en la OEA, para que se avance en una defensa más efectiva de los Derechos Humanos”.
Igualmente, al ser preguntado sobre las elecciones parlamentarias del 26-S, lamentó “la negativa del Ejecutivo de aceptar misiones de observadores internacionales de la OEA y de la UE”, “el proceso electoral es una oportunidad para que los venezolanos elijan el Parlamento”.
El Embajador Palmer develó la “baja moral que afrontan las fuerzas militares venezolanas, particularmente debido a designaciones orientadas por lo político”. ¿Dónde está la mentira? La meritocracia salió de la FAN hace largo tiempo, al igual que de toda la administración pública, donde priva la lealtad al rojo rojito, y no a la República. ¿Dónde está la mentira ante este hecho notorio?
“Venezuela tiene la obligación de investigar a fondo las acusaciones de Colombia ante la OEA, el pasado 22 de julio, sobre la presencia de guerrilleros de las FARC y del ELN en territorio venezolano…hay una aparente falta de voluntad o de capacidad para cooperar con el control de la frontera”, sostuvo Palmer ante el Senado. ¿Acaso no es eso lo que estamos exigiéndole al Presidente? Chávez acaba de decir -coqueteándole al Presidente Santos- “Yo ni he aprobado, ni apruebo, ni aprobaré presencia alguna de fuerzas guerrilleras o militares de cualquier signo en Venezuela”. Niega haber aprobado la presencia guerrillera, pero no niega la presencia de ella. ¿Cómo permanecen aquí sin la aprobación de Chávez? Eso no es creíble. No sé que es más grave, si la presencia real, querida y tolerada de la guerrilla colombiana en Venezuela, o que nuestra Fuerza Armada no esté en condiciones de repeler al invasor.
Larry Palmer destaca “la influencia de La Habana en las fuerzas militares venezolanas… los miles de asesores cubanos que se encuentran en Venezuela… la creciente cooperación cubano-venezolana en los servicios de inteligencia y en los servicios militares”. ¿Quién puede negar hoy que en los cuarteles venezolanos los cubanos entran y salen como Pedro por su casa? Chávez se babea por Fidel, a quien llama “mi padre”, y por la revolución comunista, hambreadora de un pueblo que durante más de medio siglo, 52 años, ha tenido que calarse un dictador, y no ha sabido de elecciones que permitan cambiar el escenario. Colombia estrena Presidente, cuando el de aquí lleva once años consecutivos, siendo ya -luego de Juan Vicente Gómez- quien ha durado más largo tiempo en la Presidencia de la República.
Quien hizo pública las opiniones que en privado el Embajador Larry Palmer suministró al Senado, lo sacrificó como Embajador en Venezuela. No obstante, satisface saber que en EE.UU. -como en otros países del mundo- ya se conoce la verdad sobre Venezuela, si bien es a nosotros, a los venezolanos, a quienes corresponde actuar. Es la hora. Se acerca el 26-S.
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