Un hecho afortunado, la mejor propuesta política de año nuevo. Oscar García Mendoza, presidente del Banco Venezolano de Crédito, desde hace mucho tiempo la entidad bancaria más segura y confiable de Venezuela, expone la racionalidad implícita de dolarizar la economía venezolana, como mecanismo idóneo para contrarrestar la inflación y lograr un signo monetario estable.
En ocasión de una entrevista publicada este 1º de enero en el diario El Universal, el precitado banquero brinda una cátedra de política económica, que esperemos sea debidamente analizada por nuestra mesa de la unidad democrática.
Es la clase de planteamientos, que por certeza y oportunidad, deberían constituir fundamento para un programa alternativo demócrata. Resulta inaudito, que una realidad espantosa como la inexorable depauperación del bolívar fuerte, adolezca a la fecha de una respuesta política cónsona, por parte de la dirigencia demócrata.
Grave problema este a partir del llamado "Viernes Negro", lógicamente agudizado por el socialismo en gobierno; su resolución deberá constituir meta de primer orden, una vez restauremos la constitucionalidad democrática en la República de Venezuela.
En tal sentido, no guardamos duda en cuanto a la pertinencia de la propuesta, que tampoco debería ser calificada como interesada respecto a un signo monetario en particular. Si revisamos el contexto del planteamiento, no solo el dólar, bien podría ser el euro la moneda referente para el nuevo esquema económico, superado como fuere el vigente régimen socialista. A todo evento, se trata es de contar con un signo monetario, que al margen de su denominación, tenga como anclaje en reserva de valor, a una moneda confiable, ha modo de evitar dos de los grandes males en cualquier economia nacional: La inestabilidad monetaria y la inflación.
Difícil le resultará a un economista versado, el refutar estas verdades, evidentes como el daño inflingido a Venezuela, ayer por el populismo partidocrático, hoy y en mayor cuantía, por el socialismo en gobierno. Es el asunto que: "Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana…"; la anterior no es ninguna proclama "golpista" o "contrarrevolucionaria", se trata del numeral 3 del artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, acuerdo internacional aprobado por Venezuela desde hace mucho, en perfecta coherencia con lo que implica ser un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que otorga preeminencia a los derechos humanos y a la ética, según reza el artículo 2 de nuestra Carta Magna.
Es el caso que en Venezuela, por lo menos desde aquel viernes tristemente célebre, ese derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria es negado por quien debe garantizarlo: El Estado. El Estado venezolano, populista primero, ahora socialista, nos obliga por ley, al uso de un signo monetario antes el bolívar, hoy el bolívar fuerte, cuyo valor real es cada día más vacuo, y sin embargo, a consecuencia de la misma incapacidad gubernativa, primero del populismo y ahora del socialismo en gobierno, es el pueblo quien se ve condenados a pagar todos los precios con tarifa internacional. Mayor injusticia ¡difícil! Regímenes monetarios exitosos con tipo de cambio fijo, en base a monedas fuertes, sea por caja de conversión, con anclaje en el dólar estadounidense, caso de Hong Kong o bien por moneda única como en la Unión Europea, certifican la conveniencia de esta propuesta. La Mesa de la Unidad Democrática tiene la palabra. ORA Y LABORA.
Ronny Padrón
caballeropercival@cantv.net
ENVIADO A NUESTROS CORREOS RECOMENDANDO PUBLICACION
ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO,POLÍTICA, INTERNACIONAL,
En ocasión de una entrevista publicada este 1º de enero en el diario El Universal, el precitado banquero brinda una cátedra de política económica, que esperemos sea debidamente analizada por nuestra mesa de la unidad democrática.
Es la clase de planteamientos, que por certeza y oportunidad, deberían constituir fundamento para un programa alternativo demócrata. Resulta inaudito, que una realidad espantosa como la inexorable depauperación del bolívar fuerte, adolezca a la fecha de una respuesta política cónsona, por parte de la dirigencia demócrata.
Grave problema este a partir del llamado "Viernes Negro", lógicamente agudizado por el socialismo en gobierno; su resolución deberá constituir meta de primer orden, una vez restauremos la constitucionalidad democrática en la República de Venezuela.
En tal sentido, no guardamos duda en cuanto a la pertinencia de la propuesta, que tampoco debería ser calificada como interesada respecto a un signo monetario en particular. Si revisamos el contexto del planteamiento, no solo el dólar, bien podría ser el euro la moneda referente para el nuevo esquema económico, superado como fuere el vigente régimen socialista. A todo evento, se trata es de contar con un signo monetario, que al margen de su denominación, tenga como anclaje en reserva de valor, a una moneda confiable, ha modo de evitar dos de los grandes males en cualquier economia nacional: La inestabilidad monetaria y la inflación.
Difícil le resultará a un economista versado, el refutar estas verdades, evidentes como el daño inflingido a Venezuela, ayer por el populismo partidocrático, hoy y en mayor cuantía, por el socialismo en gobierno. Es el asunto que: "Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana…"; la anterior no es ninguna proclama "golpista" o "contrarrevolucionaria", se trata del numeral 3 del artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, acuerdo internacional aprobado por Venezuela desde hace mucho, en perfecta coherencia con lo que implica ser un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que otorga preeminencia a los derechos humanos y a la ética, según reza el artículo 2 de nuestra Carta Magna.
Es el caso que en Venezuela, por lo menos desde aquel viernes tristemente célebre, ese derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria es negado por quien debe garantizarlo: El Estado. El Estado venezolano, populista primero, ahora socialista, nos obliga por ley, al uso de un signo monetario antes el bolívar, hoy el bolívar fuerte, cuyo valor real es cada día más vacuo, y sin embargo, a consecuencia de la misma incapacidad gubernativa, primero del populismo y ahora del socialismo en gobierno, es el pueblo quien se ve condenados a pagar todos los precios con tarifa internacional. Mayor injusticia ¡difícil! Regímenes monetarios exitosos con tipo de cambio fijo, en base a monedas fuertes, sea por caja de conversión, con anclaje en el dólar estadounidense, caso de Hong Kong o bien por moneda única como en la Unión Europea, certifican la conveniencia de esta propuesta. La Mesa de la Unidad Democrática tiene la palabra. ORA Y LABORA.
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