Esta mañana me levanté alegre experimentando una de esas euforias que solo invaden al portador cuando durante la noche ha soñado algo hermoso y muy inspirador. Supe de inmediato que ya estaba despierto al recibir la noticia del avance legislativo de la nueva “Reforma fiscal” que tanto se cacareó, y que tiene ahora mas parches que los pantalones del güero Colorado—famoso vaquero de mi abuelo en los 50—quien presumía portar material de por lo menos 15 diferentes orígenes desde mezclilla, gamuza hasta baqueta, combinación que provocaba un muy particular olor que hacía del güero un repelente humano.
Pude rescatar mi sueño en el cual visualizaba finalmente un México diferente, un México libre, un país al cual el mundo no temiera, admirara. Un país con una economía vibrante, de gente optimista con su futuro. Observaba en mi sueño un país con un ingreso per cápita de $45,000 dólares al año; una inflación de 3%; reservas internacionales de casi 200 billones de dólares; de pobreza casi inexistente y un desempleo que apenas alcanzaba un nivel “real” del 2%; un crecimiento sostenido de más de un 7%; una deuda que no alcanzaba el 30% del PIB; un superávit en el presupuesto de casi $35,000 millones de dólares.
Soñaba que nuestro país había escalado hasta el sitio #18 en el escalafón mundial del poder de compra de su gente; Su calidad de vida lo clasificaba # 26 del mundo; Su mercado bursátil había alcanzado un valor de 900 billones de dólares para situarlo como él # 9 del mundo; su expectativa de vida lo situaba como él # 3; su competitividad como él # 6; Su ambiente de negocios lo ubicaba # 12 al igual que su creatividad a nivel planeta. En mi sueño me preguntaba confundido ¿por qué? Y la única repuesta recibida era porque se había ubicado como el país # 1 del mundo en la escalera de libertad económica.
Fue aquí cuando después de empujar mi primer trago de café, como el cochinito me caí de la cama y me puse a llorar. No eran los números de México sino los de Hong Kong revisados la tarde anterior. Me propuse entonces interpretar mi sueño. ¿Por qué había yo experimentado un sueño tan particular? La explicación que acepté, fue el gran impacto que hace años provocara en mí la carta que me dirigió Milton Friedman—también leída la noche anterior—recomendándonos un modelo a seguir y no era los EU, era Hong Kong. Afirmaba el Dr. Friedman con asertividad; “estás equivocado; EU durante los últimos 70 años ha seguido la ruta que México llevó a sus extremos; ahora el Estado controla más del 50% del ingreso nacional; su modelo debe ser el Hong Kong de los últimos 30 años.”
Ya antes había leído un escrito que comparaba el desarrollo de México, Hong Kong y Singapur. En los años 70 el trío era la letrina del mundo. Pobreza, corrupción, subdesarrollo narcotráfico, contrabando etc. Treinta años después, los países orientales son un ejemplo para el mundo. Singapur tiene inclusive niveles y calidad de vida superior a los de Hong Kong. Su economía durante los últimos 10 años ha crecido un promedio de casi 9%; mantiene una relación superávit/ PIB más alta del mundo; Una inflación de poco mas de 1%; su ingreso per cápita de casi $37,000 dólares y también superior al de Hong Kong; su mercado de valores supera los $300,000 millones de dólares. Me vuelvo a preguntar; ¿por qué? La respuesta la encuentro cuando descubro que Singapur está clasificado como el #2, después de Hong Kong, en la escala liberal económica.
Al estar analizando tales estadísticas descubro algo aun más impactante; Irlanda. Un país que hace sólo unos años era el hijo feo que escondía Europa, tiene ahora una calidad de vida superior a la de ambos Hong Kong y Singapur; su ingreso per cápita es de más de $35,000 dólares al año y el #14 del mundo. Durante los últimos diez años su economía ha crecido a un promedio superior al 9% anual. Su porcentaje de las exportaciones del mundo iguala al de México con un territorio de menos del 4% del nuestro. Su inflación promedio de los últimos diez años fue de un 2%. En competitividad así como en “ambiente para los negocios” y creatividad---en los tres renglones---es la #7 del mundo. Me pregunto de nuevo; ¿por qué? Adivinaron, en la escalera de libertad económica se ubica en el lugar #3 del mundo.
Surge la pregunta; ¿Y México? Aquí se inicia la revelación del gran misterio.” México ocupa nada menos que el #66 en la escalera de la libertad en un selecto grupo compartido con países tan distinguidos como Armenia, Botswana, Mali, Mauritius y Namibia.” Algún acelerado nacionalista se podrá ofender, pero ahí tenemos ese nuevo “repelente económico” que le llaman reforma fiscal como prueba. De ahí se desprende el que nuestro ingreso per cápita sea #55 del mundo y menos de la quinta parte del de Irlanda. En poder de compra seamos el #54; calidad de vida el #50. El promedio inflacionario durante la década de los 90 sea de casi 20%. Seamos el tercer país más endeudado del mundo; tengamos la segunda carga universal más pesada para servir esa deuda.
Así como la nueva teoría de crecimiento de Paul Romer—a quien se le da como seguro ganador del premio Nobel el año entrante— afirma el que con un 0.5% adicional que la economía de los EU crezca en los siguientes 30 años, el ingreso per cápita de los americanos se dispara a más de $100,000 dólares al año; tiene también la otra cara de la moneda. Si México no crece a niveles “cósmicos” durante los siguientes años, nuestro ingreso per cápita—como ha estado sucediendo durante los últimos 30 años; se pulverizará. Aquí se aplica el ahora nuevo y ya famoso multiplicador político--económico de Valenzuela—Mansueti. Cometiendo los mismos errores, con los mismos “actores políticos”; ni siquiera peores; las consecuencias serán mucho más devastadoras por el efecto acumulado de las barrabasadas del Estado. Es decir; “este es el último tren.”
Lo que acaba de suceder con la putrefacta reforma fiscal, es el último campanazo anunciando la partida del tren y nos va a dejar. Repito, insisto y subrayo; ya no hay otro, este era el de la media noche. El que el Congreso de Mao Maos que tenemos está a punto de cerrar el último candado al cofre que tan celosamente guarda nuestra soberanía, nuestro nacionalismo, nuestra igual parchada revolución pero sobre todo y más importante; Los intereses del establishment y el hambre de los mexicanos. Y ¿queríamos democracia, no? Pues ya la tenemos.
Ricardo Valenzuela
chero@cox.net
WWW.REFLEXIONESLIBERTARIAS.BLOGSPOT.COM
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Pude rescatar mi sueño en el cual visualizaba finalmente un México diferente, un México libre, un país al cual el mundo no temiera, admirara. Un país con una economía vibrante, de gente optimista con su futuro. Observaba en mi sueño un país con un ingreso per cápita de $45,000 dólares al año; una inflación de 3%; reservas internacionales de casi 200 billones de dólares; de pobreza casi inexistente y un desempleo que apenas alcanzaba un nivel “real” del 2%; un crecimiento sostenido de más de un 7%; una deuda que no alcanzaba el 30% del PIB; un superávit en el presupuesto de casi $35,000 millones de dólares.
Soñaba que nuestro país había escalado hasta el sitio #18 en el escalafón mundial del poder de compra de su gente; Su calidad de vida lo clasificaba # 26 del mundo; Su mercado bursátil había alcanzado un valor de 900 billones de dólares para situarlo como él # 9 del mundo; su expectativa de vida lo situaba como él # 3; su competitividad como él # 6; Su ambiente de negocios lo ubicaba # 12 al igual que su creatividad a nivel planeta. En mi sueño me preguntaba confundido ¿por qué? Y la única repuesta recibida era porque se había ubicado como el país # 1 del mundo en la escalera de libertad económica.
Fue aquí cuando después de empujar mi primer trago de café, como el cochinito me caí de la cama y me puse a llorar. No eran los números de México sino los de Hong Kong revisados la tarde anterior. Me propuse entonces interpretar mi sueño. ¿Por qué había yo experimentado un sueño tan particular? La explicación que acepté, fue el gran impacto que hace años provocara en mí la carta que me dirigió Milton Friedman—también leída la noche anterior—recomendándonos un modelo a seguir y no era los EU, era Hong Kong. Afirmaba el Dr. Friedman con asertividad; “estás equivocado; EU durante los últimos 70 años ha seguido la ruta que México llevó a sus extremos; ahora el Estado controla más del 50% del ingreso nacional; su modelo debe ser el Hong Kong de los últimos 30 años.”
Ya antes había leído un escrito que comparaba el desarrollo de México, Hong Kong y Singapur. En los años 70 el trío era la letrina del mundo. Pobreza, corrupción, subdesarrollo narcotráfico, contrabando etc. Treinta años después, los países orientales son un ejemplo para el mundo. Singapur tiene inclusive niveles y calidad de vida superior a los de Hong Kong. Su economía durante los últimos 10 años ha crecido un promedio de casi 9%; mantiene una relación superávit/ PIB más alta del mundo; Una inflación de poco mas de 1%; su ingreso per cápita de casi $37,000 dólares y también superior al de Hong Kong; su mercado de valores supera los $300,000 millones de dólares. Me vuelvo a preguntar; ¿por qué? La respuesta la encuentro cuando descubro que Singapur está clasificado como el #2, después de Hong Kong, en la escala liberal económica.
Al estar analizando tales estadísticas descubro algo aun más impactante; Irlanda. Un país que hace sólo unos años era el hijo feo que escondía Europa, tiene ahora una calidad de vida superior a la de ambos Hong Kong y Singapur; su ingreso per cápita es de más de $35,000 dólares al año y el #14 del mundo. Durante los últimos diez años su economía ha crecido a un promedio superior al 9% anual. Su porcentaje de las exportaciones del mundo iguala al de México con un territorio de menos del 4% del nuestro. Su inflación promedio de los últimos diez años fue de un 2%. En competitividad así como en “ambiente para los negocios” y creatividad---en los tres renglones---es la #7 del mundo. Me pregunto de nuevo; ¿por qué? Adivinaron, en la escalera de libertad económica se ubica en el lugar #3 del mundo.
Surge la pregunta; ¿Y México? Aquí se inicia la revelación del gran misterio.” México ocupa nada menos que el #66 en la escalera de la libertad en un selecto grupo compartido con países tan distinguidos como Armenia, Botswana, Mali, Mauritius y Namibia.” Algún acelerado nacionalista se podrá ofender, pero ahí tenemos ese nuevo “repelente económico” que le llaman reforma fiscal como prueba. De ahí se desprende el que nuestro ingreso per cápita sea #55 del mundo y menos de la quinta parte del de Irlanda. En poder de compra seamos el #54; calidad de vida el #50. El promedio inflacionario durante la década de los 90 sea de casi 20%. Seamos el tercer país más endeudado del mundo; tengamos la segunda carga universal más pesada para servir esa deuda.
Así como la nueva teoría de crecimiento de Paul Romer—a quien se le da como seguro ganador del premio Nobel el año entrante— afirma el que con un 0.5% adicional que la economía de los EU crezca en los siguientes 30 años, el ingreso per cápita de los americanos se dispara a más de $100,000 dólares al año; tiene también la otra cara de la moneda. Si México no crece a niveles “cósmicos” durante los siguientes años, nuestro ingreso per cápita—como ha estado sucediendo durante los últimos 30 años; se pulverizará. Aquí se aplica el ahora nuevo y ya famoso multiplicador político--económico de Valenzuela—Mansueti. Cometiendo los mismos errores, con los mismos “actores políticos”; ni siquiera peores; las consecuencias serán mucho más devastadoras por el efecto acumulado de las barrabasadas del Estado. Es decir; “este es el último tren.”
Lo que acaba de suceder con la putrefacta reforma fiscal, es el último campanazo anunciando la partida del tren y nos va a dejar. Repito, insisto y subrayo; ya no hay otro, este era el de la media noche. El que el Congreso de Mao Maos que tenemos está a punto de cerrar el último candado al cofre que tan celosamente guarda nuestra soberanía, nuestro nacionalismo, nuestra igual parchada revolución pero sobre todo y más importante; Los intereses del establishment y el hambre de los mexicanos. Y ¿queríamos democracia, no? Pues ya la tenemos.
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